Un muerto en la escombrera de la catedral

Nada se sabe del muerto, salvo que estaba all¨ª. Y que no era medieval, ni de tiempos de los romanos, como el resto de los vestigios todav¨ªa sin excavar que se apilan y entremezclan en aquella cripta junto a la catedral de Le¨®n. Sino un hombre que presuntamente transitaba por el siglo XX hasta que alg¨²n oscuro episodio trunc¨® su vida.

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El difunto dio con sus huesos en un escondite abandonado y casi infalible, un diminuto rinc¨®n en el coraz¨®n mismo de la ciudad que la mayor¨ªa de los leoneses desconocen, a excepci¨®n de aquellos que trabajaron alguna vez en la bas¨ªlica o que la estudiaron a fondo. En 1990, durante unas tareas de retirada de cascotes ligadas a otras obras en el templo g¨®tico, en el espacio subterr¨¢neo compartido por unas termas de hace dos milenios y unos sarc¨®fagos de la Edad Media, los operarios hallaron una osamenta que parec¨ªa contempor¨¢nea, fuera de contexto. Estaba oculta por escombros arqueol¨®gicos, pero tambi¨¦n por basura moderna que delataba una actividad relativamente reciente. Aquel esqueleto fue visto y no visto, y aunque se puede afirmar que apareci¨®, no se puede decir que saliera a la luz. Las obras de limpieza se interrumpieron abruptamente y el misterioso cap¨ªtulo del cad¨¢ver sin nombre no ha aflorado hasta 28 a?os despu¨¦s. De momento, ni en la Junta de Castilla y Le¨®n ni en la polic¨ªa ha aparecido alg¨²n documento que recoja aquellos hechos. Pero la Direcci¨®n General de Patrimonio Cultural desempolva y revisa estos d¨ªas de fiesta sus archivos de papel en Valladolid y hay un pu?ado de testigos de la ¨¦poca que admiten que el muerto existi¨®.

Julio Vidal, el arque¨®logo del Gobierno aut¨®nomo en la Delegaci¨®n Territorial de Le¨®n, visit¨® las obras pero en aquel momento no redact¨® ning¨²n informe oficial. En el departamento provincial de la Junta aseguran que en Le¨®n "no se encuentra ning¨²n archivo con documentaci¨®n relacionada" con el f¨²nebre hallazgo. El especialista recuerda ahora, sin embargo, que "se colabor¨® con el arquitecto que llevaba a cabo el proyecto de restauraci¨®n de la catedral de Le¨®n, tercera fase, en la que se realizaban trabajos parciales y someros de limpieza de la cripta septentrional", tambi¨¦n conocida por el nombre de su primer investigador en 1961: Luis Men¨¦ndez-Pidal. "Entre los escombros, residuos y cascotes de ese espacio, y fruto de las obras de los a?os 60", rememora el arque¨®logo de la Junta, "se hallaron restos humanos esqueletizados sin ning¨²n tipo de trascendencia o inter¨¦s arqueol¨®gico debido al contexto de su aparici¨®n".

Lo que se sospecha es que aquel hombre, fallecido supuestamente en tan raras circunstancias que no tuvo sepultura, fue a parar all¨ª en alguna fecha a partir de los sondeos que dirigi¨® Men¨¦ndez-Pidal hace m¨¢s de medio siglo; en aquel mismo momento o algo despu¨¦s. En 1961, el cabildo buscaba una ubicaci¨®n aleda?a al templo para instalar unas calderas de calefacci¨®n y se pens¨® en aquella oquedad subterr¨¢nea, pero las catas de este arquitecto revelaron la existencia de hipocaustos romanos justo a los pies de la trampilla y una cifra impredecible de sepulcros p¨¦treos del Medievo en un espacio paralelo. Men¨¦ndez-Pidal decidi¨® que en aquella cripta situada bajo un patio escondido entre la torre norte y el brazo septentrional del crucero no se pod¨ªan instalar las calderas porque en un futuro habr¨ªa que excavarla.

Y all¨ª, en ese recinto oscuro y h¨²medo, donde el agua que se filtra de la superficie empieza a formar ahora diminutas estalactitas en el techo abovedado, el difunto qued¨® rodeado de silencio hasta 1990; y de nuevo acallado despu¨¦s. Hasta que estos d¨ªas Cristina Fanjul, redactora del Diario de Le¨®n, ha revelado a la ciudad a trav¨¦s de testimonios de obreros y t¨¦cnicos la existencia de los huesos entre restos de "platos Duralex" y colillas de "Ideales, Celtas y Ducados", adem¨¢s del extra?o cap¨ªtulo del "cierre en falso" de la excavaci¨®n hace ya casi tres d¨¦cadas. Igual que no consta el muerto en los archivos policiales tampoco se sabe si en aquel momento alguien tom¨® la decisi¨®n de trasladar discretamente sus restos a mejor parte, porque en principio no acudi¨® ninguna comitiva judicial, ni un m¨¦dico forense.

"No creo que el descubrimiento del cuerpo fuese la causa del fin de las obras. Pudo ser porque se acab¨® el presupuesto o porque era imposible sacar todo este escombro" por la ¨²nica trampilla de acceso que existe, comenta a EL PA?S, a pie de cripta, el director del museo catedralicio y responsable episcopal de Patrimonio, M¨¢ximo G¨®mez Rasc¨®n. El can¨®nigo afirma que aquellas obras de limpieza costeadas por la Junta de Castilla y Le¨®n se acometieron a petici¨®n suya y que sin embargo nadie le inform¨® del descubrimiento del esqueleto hasta que poco despu¨¦s de que "dejaran de trabajar" un alba?il le "cont¨® que hab¨ªa aparecido un muerto". En su opini¨®n, "si los huesos estaban tienen que seguir estando. Eso no lo quit¨® nadie de ah¨ª, pero el cabildo no se enter¨® de nada", advierte.

El de¨¢n, Antonio Trobajo, insiste en lo mismo: "Por parte de la Iglesia no hay oscurantismo. Los can¨®nigos no supieron nada, y seguimos sin tener datos". "El lugar es una especie de trastero en condiciones insalubres", describe por tel¨¦fono horas antes de la visita. En el espacio de la cripta, de mayor dimensi¨®n pero con solo unos 30 metros cuadrados medianamente excavados, se concentran los vestigios de las termas, los sarc¨®fagos, canalizaciones y estructuras de ladrillo actuales intercaladas con otras de la Edad Media, y estratos de barro y canto rodado donde todav¨ªa se esconden incontables secretos. Hay, amontonadas, monstruosas g¨¢rgolas rotas, capiteles, pin¨¢culos, ¨¢ngeles, fragmentos de figuras de piedra que fueron retiradas en obras de restauraci¨®n y aguardan bajo el suelo alg¨²n destino.

All¨ª abajo acaba tambi¨¦n, hincada entre las capas del yacimiento, la pica de tierra del pararrayos de la catedral. Y al fondo, arrumbado contra las piedras de los cimientos de la bas¨ªlica, se levanta ese c¨²mulo de escombro apelmazado por varias d¨¦cadas bajo el que presuntamente yacieron o yacen los huesos de un hombre entre fragmentos antiguos y desperdicios cotidianos dejados por los obreros de 1961. La empresa de 1990, CPA, SL, de Burgos, liquid¨® en 2014. Y el arque¨®logo que dirig¨ªa los trabajos cuando apareci¨® el esqueleto, Fernando Miguel, con el que no ha logrado hablar este peri¨®dico, dice que la cripta se clausur¨® sin m¨¢s explicaciones, seg¨²n publica el Diario de Le¨®n.

Hace 28 a?os no se cumplieron los protocolos. No hubo levantamiento del cad¨¢ver ni investigaci¨®n, no consta que nadie informase a la Administraci¨®n acerca del muerto. Las leyes auton¨®micas se estaban desarrollando, no eran tan rigurosas como ahora, recuerda Enrique Saiz, actual director de Patrimonio Cultural de la Junta: "de momento hemos encontrado varios informes de las obras de aquella ¨¦poca, pero no un seguimiento arqueol¨®gico", admite. "Hay que tener en cuenta que era solo una limpieza y que no se levantaba acta de todo lo que sucedi¨® all¨ª; pero seguimos revisando papeles, buscando alguna menci¨®n al hallazgo. Sin olvidar que aquella es la casa del cabildo". "Yo aqu¨ª veo m¨¢s una cuesti¨®n de imprudencia que otra cosa", plantea el cargo p¨²blico; "es dif¨ªcil de creer que alguien tuviese intenci¨®n de ocultar algo, pero hay que reconocer que es una buena historia para una novela".