Cuando 25 a?os lo es todo

La figura senatorial, desali?ada, del fiscal Zaragoza ha neutralizado el espect¨¢culo medi¨¢tico y victimista que propag¨® la defensa de los 12 ap¨®stoles en el banquillo del Tribunal Supremo. Hizo una llamada al orden, al escr¨²pulo penal y a la rutina. Y compareci¨® ¡ªcomparece¡ª sepultado entre escritos y legajos, como si hubiera trasladado su propio despacho al sitial de terciopelo que ocupa en el juicio. Y como si las monta?as de papel intimidaran el destino de los acusados.

Javier Zaragoza es aragon¨¦s. No de Zaragoza, sino de Alcorisa (Teruel). Tiene 64 a?os. Y disipa con su imagen y con su verbo la abstracci¨®n o la evanescencia de la Fiscal¨ªa. Quiere decirse que el ministerio p¨²blico tanto es una instituci¨®n judicial como una expresi¨®n humana.

Zaragoza la ha representado en los escenarios de mayor gravedad y profundidad. Empezando por la experiencia de combatir al terrorismo etarra desde la fiscal¨ªa de Gipuzkoa o desde su despacho de fiscal jefe en la Audiencia Nacional. Particip¨® en el juicio del 11-M. Ha sido el azote de las grandes operaciones antidroga. Y se ha significado expl¨ªcitamente contra del soberanismo.

De hecho, emprendi¨® desde su puesto en la Audiencia las causas de sedici¨®n contra los alcaldes catalanes que suscribieron la resoluci¨®n independentista del Parlament en noviembre de 2015. Terminaron archiv¨¢ndose, raz¨®n por la cual la prensa m¨¢s af¨ªn a la propaganda indepe desautoriza su cualificaci¨®n y su objetividad en el juicio a los art¨ªfices del proc¨¦s.

El desaf¨ªo de Zaragoza consiste en demostrar que Junqueras y sus compadres cometieron, en efecto, un delito de rebeli¨®n. No hay consenso al respecto entre los juristas, como no lo ha habido en la dilataci¨®n de la prisi¨®n preventiva, pero Zaragoza sostiene que la rebeli¨®n puede detallarse conceptual, f¨¢ctica y f¨ªsicamente. Hubo un desaf¨ªo al Estado y a la Constituci¨®n. Se incurri¨® en violencia e intimidaci¨®n. Y constituye ¡°una falacia de proporciones colosales¡±, as¨ª lo ha dicho, relacionar el juicio con una persecuci¨®n de ideas y una causa general al independentismo.

Javier Zaragoza tiene reputaci¨®n de progresista, de obstinado, de perfeccionista. Y comparte con tres colegas ¡ªCadena, Madrigal, Moreno¡ª tanto el peso de la acusaci¨®n a los insurrectos como la resistencia a las presiones ajenas al juicio. No solo las medi¨¢ticas ni las propagand¨ªsticas. Tambi¨¦n las pol¨ªticas, entre otras razones porque los partidos independentistas hab¨ªan exigido al Gobierno que presionara a la Fiscal¨ªa para hacer naufragar el delito de rebeli¨®n. El brochazo desluc¨ªa la separaci¨®n de poderes y frivolizaba con la autonom¨ªa y el criterio de los fiscales mismos, pero el propio Ejecutivo contribuy¨® al malentendido o a la expectativa cuando la Abogac¨ªa del Estado, en contra del criterio de la Fiscal¨ªa, opt¨® por degradar las responsabilidades al delito de sedici¨®n.

La concesi¨®n ha perdido envergadura y credibilidad desde el momento en que se ha roto la negociaci¨®n para los Presupuestos del Estado. No iba Zaragoza a aceptar consignas ni indicaciones en ning¨²n caso, pero tendr¨¢ que esmerarse para conseguir los 25 a?os de c¨¢rcel ¡ªel doble de la pena solicitada por la Abogac¨ªa del Estado¡ª que le pide a Oriol Junqueras por haber orquestado la gran trama secesionista. Zaragoza tiene que darle la vuelta a la letra del tango de Gardel. Para ¨¦l ¡ªy para Junqueras¡ª, 25 a?os van a serlo todo.