?Por qu¨¦ un veto al PSOE y no a Vox?
La decisi¨®n de Ciudadanos de anticipar un veto expl¨ªcito a los socialistas a m¨¢s de dos meses de las elecciones ha levantado una pregunta dif¨ªcil para los de Albert Rivera
La decisi¨®n de Ciudadanos de anticipar un veto expl¨ªcito al PSOE a m¨¢s de dos meses del 28-A ha levantado una pregunta dif¨ªcil para los de Albert Rivera: ?Por qu¨¦ al socialismo y no a Vox? Y es que un partido de extrema derecha fuerte plantea un dilema complejo para una formaci¨®n que siempre se ha encontrado entre dos aguas: la del liberalismo centrado antipopulista y la aspiraci¨®n de ser el partido m¨¢s votado en un bloque (el de la derecha) dentro de la polarizaci¨®n. En tanto que Ciudadanos profundiz¨® en la segunda estrategia, lo que antes era ¨¦xito ahora es duda.
No hace ni un a?o que Ciudadanos estaba en su mejor momento. Acababa de ganar unas elecciones auton¨®micas excepcionales en Catalu?a, y el relato sobre la unidad de Espa?a quedaba en poder de Rivera y Arrimadas. Adem¨¢s, era capaz de negociar exitosamente unos Presupuestos desde fuera de Moncloa, adquiriendo as¨ª ciertos r¨¦ditos sin desgastarse en negociaciones de coalici¨®n. Como resultado, uno de cada cuatro sufragios en las encuestas eran suyos.
Su estrategia de coordinaci¨®n de voto de centro y derecha parec¨ªa funcionar. Por a?adidura, seduc¨ªa a ciertos jacobinos que demandaban un discurso firme en Catalu?a. Pero la entrada de S¨¢nchez en la presidencia y de Casado en G¨¦nova dej¨® a Ciudadanos fuera de juego: a partir de ese momento, su discurso comenz¨® a parecerse demasiado al del nuevo PP para muchos j¨®venes conservadores. Los m¨¢s centristas, por otra parte, se sintieron desplazados ante el creciente parecido entre azul y naranja por oposici¨®n al rojo del Gobierno, mientras la cuesti¨®n catalana copaba menos titulares.
La irrupci¨®n de Vox ha sellado el destino de la estrategia de Rivera. Ahora es m¨¢s sencillo para el PSOE atar a Ciudadanos a la derecha en la mente de sus votantes potenciales. Sobre todo si tiene a su disposici¨®n manifestaciones y fotograf¨ªas. Al mismo tiempo, cazar votos moderados se vuelve m¨¢s costoso. El l¨ªmite que anidaba en la estrategia hacia la derecha es hoy inesquivable para Ciudadanos: solo pueden absorber en esa mitad del electorado, y resulta mucho m¨¢s dif¨ªcil cuando hay tres en ello, todos ellos con su punto de tono generacional.
El resultado es la ca¨ªda inexorable en los sondeos de los ¨²ltimos nueve meses con la que llegan a una convocatoria electoral dibujada en los bloques ideol¨®gicos. En este panorama, Rivera y los suyos no pueden separarse definitivamente del m¨¢stil al que se han atado porque la mayor¨ªa de sus votantes est¨¢n ah¨ª con ellos. Pero no hacerlo les achica el horizonte. Sus ¨²ltimas esperanzas son S¨¢nchez y la bandera. Sin embargo, envolverse en la segunda para atacar al primero solo ahonda en la paradoja: le dan capacidad al presidente para aglutinar voto de su mitad del pastel, haciendo as¨ª m¨¢s improbable el patriotismo ideol¨®gicamente transversal que defend¨ªan. Si, seg¨²n el relato de Ciudadanos, fue Pedro S¨¢nchez quien quebr¨® aquel espacio al pactar la moci¨®n con los independentistas, los naranjas han marcado su ruptura definitiva con la estrategia de bloques.
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