El Lobo: ¡°Si ETA guarda una bala para m¨ª, yo tengo un cargador¡±
Mikel Lejarza, el esp¨ªa que facilit¨® en 1974 la mayor operaci¨®n contra ETA en d¨¦cadas, presenta a trav¨¦s de terceras personas su libro en Bilbao
Se infiltr¨® en ETA en 1974 y lleg¨® a dirigir su infraestructura. Vizca¨ªno, de Villaro, nacido en 1947, e hijo de panadero, el esp¨ªa Mikel Lejarza sigue sin ense?ar su otra cara. La primera se la cambi¨® un cirujano tras propiciar 158 detenciones de etarras. Ahora hace declaraciones pero por tel¨¦fono. Cuenta su historia, a retazos, pero a trav¨¦s de un auricular. Est¨¢ ah¨ª, pero no se le ve, como sucede en su propia vida. Despu¨¦s de 45 a?os cobrando del Estado por sus trabajos como agente encubierto, ahora Fernando Rueda, el coautor, presenta en Bilbao con Mikel Lejarza al otro lado del tel¨¦fono, el libro que han escrito ambos, Yo Confieso. 45 a?os de esp¨ªa.
EL PA?S ha hablado con ¨¦l para preguntarle si cree que no solo podr¨ªa haber asestado un duro golpe a ETA, sino que podr¨ªa haber provocado su final en 1975. "A m¨ª siempre me ha quedado la duda de que si hubi¨¦ramos esperado hubi¨¦ramos podido hacer m¨¢s. He tenido esa duda, de haber continuado, a riesgo de mi vida, creo que hubiera podido tomar las riendas del asunto, (de ETA) y creo que podr¨ªamos haber acabado, creo, aunque muchas veces lo que quiero es estar equivocado", explica "por todas las muertes que podr¨ªamos haber evitado".
Al otro lado del tel¨¦fono su voz suena met¨¢lica, pero n¨ªtida, pr¨®xima. Est¨¢ en Bilbao justo cuando se hace p¨²blico que el expresidente del PNV, Xabier Arzalluz ha fallecido, y quiz¨¢s hasta puede ver el recibidor del c¨¦ntrico hotel en el que Fernando Rueda, el coautor, sostiene un libro en sus manos mientras apura un caf¨¦. Faltan tres horas para la presentaci¨®n del libro. La recepci¨®n est¨¢ muy tranquila. Pero rechaza ser visto. ETA prometi¨® que siempre habr¨ªa una bala esperando con su nombre.?"Despu¨¦s de la operaci¨®n ellos pusieron carteles con mi nombre y con mi imagen por los pueblos. Con eso lo que hac¨ªan era un llamamiento para que cualquier loco acabara con El Lobo, y eso perdura y perdurar¨¢", habla en tercera persona, como si El Lobo fuera alguien ajeno a ¨¦l mismo.?
"Ahora dicen que ETA se ha terminado, pero queda de otra manera, y mientras no acaben estos odios ETA persistir¨¢. Pero para m¨ª no terminar¨¢ nunca, para mi es ahora peor que antes porque ahora podr¨ªa ser un delincuente al que le ha dado la locura y, mira por donde, han acabado con El Lobo. Vaya gloria para el muchacho. Ellos dicen que tienen una bala para El Lobo. Yo guardo un cargador para ellos". En los carteles con los que ETA empapel¨® Euskadi sentenciaban: "Tarde o temprano la justicia revolucionaria vasca acabar¨¢ imponi¨¦ndose".
El Seced, los servicios de informaci¨®n creados por el almirante Luis Carrero Blanco, empezaron en octubre de 1972 a planificar la introducci¨®n de un agente en ETA con el objetivo de luchar contra una organizaci¨®n cada vez m¨¢s activa. Como si los terroristas estuvieran al tanto, tan solo unos meses despu¨¦s ETA asesin¨® en la calle de Claudio Coello de Madrid al propio Carrero, a la saz¨®n presidente del Gobierno de Franco. Pero es que en septiembre de 1974 una bomba provoc¨® muchas v¨ªctimas en una cafeter¨ªa pr¨®xima a la sede de la Direcci¨®n General de Seguridad, entonces en la Puerta del Sol.
El Lobo,?como es m¨¢s conocido Mikel Lejarza, facilit¨® m¨¢s de un centenar de detenciones de ETA, pero no desarticul¨® la banda. En el libro cuenta algunos episodios de su infiltraci¨®n, como cuando le tantearon para ver si era un polic¨ªa y temi¨® por su vida, o cuando estuvo a punto de morir en un atentado del Batall¨®n Vasco Espa?ol, uno de los antecedentes del GAL, en un piso de Sokoa, en Francia. Lejarza, tras su cambio de cara, prepar¨® un grupo de informaci¨®n con el que sigui¨® trabajando quince a?os m¨¢s en Euskadi, identificando a terroristas. "Despu¨¦s de la infiltraci¨®n, cuando aquello revent¨®, yo segu¨ª movi¨¦ndome por el Pa¨ªs Vasco con un grupo preparado por m¨ª mismo. Y tuvimos muchos momentos de peligro. Tuvimos a muchos etarras en el punto de mira de nuestros rifles, pero hab¨ªa una diferencia. Nosotros est¨¢bamos para informar, no para asesinar", explica a trav¨¦s del tel¨¦fono.
Todav¨ªa sigue lamentando que el golpe a la banda no la descabezara definitivamente. De hecho, lo peor vino despu¨¦s. "ETA a partir de los 80 se convierte en una organizaci¨®n cuyo ¨²nico objetivo era asesinar. En cuanto vi que se hac¨ªan con el poder Apala -Miguel ?ngel Apalategui-, y Pakito -Francisco M¨²gica Garmendia, Pakito o Artapalo-, me imagin¨¦ lo que iba a pasar, eran unos descerebrados, sin ning¨²n objetivo, solo asesinar". En la contraportada del libro, se puede leer que Mikel Lejarza, con otro nombre, sigue trabajando para el CNI.
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