S¨¢nchez y Ximo, amor a segunda vista
Allegados y enfrentados, el presidente y el 'president' se necesitan en las elecciones valencianas
Puede que Pedro S¨¢nchez no fuera presidente sin la mediaci¨®n de Ximo Puig. Ni que Ximo Puig pueda revalidar la presidencia valenciana sin la inercia de Pedro S¨¢nchez. Un v¨ªnculo org¨¢nico, natural, evidente, si no fuera porque la euforia de la victoria encubre el desprecio rec¨ªproco.
Procede ahora relativizarlo porque Puig ha sobrepuesto las elecciones auton¨®micas a las generales consciente de que los humores de la pol¨ªtica nacional ejercen un valor terap¨¦utico, propiciatorio, en el desenlace de la pol¨ªtica local. A la baron¨ªa levantina le conviene el viento de cola de la Moncloa.
Es la raz¨®n por la que Puig formaliz¨® un s¨²per 28 de abril. El sanchismo del que el president abjuraba anta?o se ha transformado ahora en energ¨ªa electoral. Y ha permitido reproducir en Valencia el planteamiento refractario a la f¨®rmula tric¨¦fala y trif¨¢lica de las derechas, m¨¢s all¨¢ de la movilizaci¨®n decisiva que implica la afluencia de unas generales.
S¨¢nchez es el mejor argumento y recurso pol¨ªtico de Puig. Un desenlace sorprendente a una relaci¨®n desgarrada y titubeante. No pudieron empezar mejor las cosas cuando Puig estuvo entre los barones que ungieron a S¨¢nchez como candidato a la secretar¨ªa general del PSOE. Sucedi¨® en un hotel de Madrid. Y condujo la ceremonia... Susana D¨ªaz, precisamente porque el joven S¨¢nchez fue utilizado entonces para bloquear las aspiraciones de Eduardo Madina.
No quer¨ªa ella todav¨ªa colocarse al frente. Y cuando s¨ª lo hizo, Pedro S¨¢nchez decidi¨® emanciparse del sistema y vencerla con el fervor de la militancia. Ximo Puig permanec¨ªa entre los susanistas. Formaba parte de los barones territoriales m¨¢s reacios al l¨ªder. Y no era si quiera el candidato de S¨¢nchez a las elecciones auton¨®micas, pero el president valenciano se gan¨® el derecho en las primarias. Sobrevino entonces la tregua de la guerra fr¨ªa y de la conveniencia pol¨ªtica.
Puig necesita a S¨¢nchez tanto como S¨¢nchez necesita a Puig, aunque el escenario valenciano aloja sus peculiaridades. Es un territorio muy sensible a la pujanza de Vox. Representa el cr¨¢ter de la corrupci¨®n del PP. Y es la comunidad extracatalana, acaso junto a Baleares, donde m¨¢s ha prosperado el fervor nacionalista. No por reclamaci¨®n de los ciudadanos, sino porque la alianza de los socialistas con Comprom¨ªs en el Gobierno auton¨®mico ha exigido concesiones extremas en propaganda medi¨¢tica, ensimismamiento cultural y modelo ling¨¹¨ªstico.
El nacionalismo inducido proporciona a Ciudadanos un argumento proverbial para dilatar en Valencia el discurso nacional de Rivera. Lo demuestra la contundencia de Toni Cant¨® en su aversi¨®n al soberanismo y en su rechazo a cualquier acuerdo que involucre a los socialistas.
Las elecciones valencianas son m¨¢s elecciones que valencianas, paradoja o carambola de una convocatoria electoral que rebasa las inquietudes locales para convertirse en un plebiscito personal de Pedro S¨¢nchez mientras Ximo Puig hace las cuentas en la taquilla.
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