El suicidio frustrado del recluso que no quer¨ªa ser libre
Un expreso se autolesiona a las puertas de la c¨¢rcel de Huelva tras imped¨ªrsele reingresar. Hab¨ªa salido cinco horas antes tras cumplir 20 a?os por agresi¨®n sexual a un familiar
Tras 20 a?os en prisi¨®n, Miguel ?ngel F., de 56 a?os, no quer¨ªa abandonar el Centro Penitenciario de Huelva, donde cumpl¨ªa una condena de m¨¢s de 37 a?os de c¨¢rcel por agredir sexualmente a un familiar menor de edad. El pasado 30 de abril, solo cinco d¨ªas antes de que la justicia diera por extinguida su condena, el entonces a¨²n recluso ya mostr¨® a los funcionarios de Instituciones Penitenciarias que intentaban ayudarle a gestionar su inminente salida a la calle que no quer¨ªa salir, que no ten¨ªa claro qu¨¦ iba a hacer tras la excarcelaci¨®n, Incluso habl¨® de suicidarse, seg¨²n fuentes penitenciarias. Cuatro d¨ªas despu¨¦s cumpl¨ªa su amenaza a las puertas de la c¨¢rcel, a la que hab¨ªa regresado solo cinco horas despu¨¦s de recobrar la libertad.
Lo hizo despu¨¦s de pedir sin ¨¦xito a los funcionarios que le dejaran volver a su celda. Ante la negativa de estos, Miguel ?ngel F. se sent¨® en un banco de la zona de control de acceso ¡ªdonde los d¨ªas de visita los familiares de los presos esperan para entrar en los locutorios¡ª y, sin que nadie pudiera impedirlo, se cort¨® con una cuchilla en el lado izquierdo del cuello. La abundante sangre alert¨® a los funcionarios y a un guardia civil, que lograron evitar que muriera desangrado. Fue trasladado urgentemente a un centro hospitalario de Huelva, donde permanece ingresado.
Miguel ?ngel F. hab¨ªa pasado los ¨²ltimos meses de reclusi¨®n en la enfermer¨ªa de la c¨¢rcel al sufrir una enfermedad incurable. En 2017, un juez de Vigilancia Penitenciaria le concedi¨® el tercer grado penitenciario o r¨¦gimen de semilibertad, precisamente por su mal estado de salud. Entonces abandon¨® la c¨¢rcel onubense para vivir en una casa de acogida, junto a otros reclusos en situaci¨®n similar. Sin embargo, el juez se vio obligado a revocar la medida despu¨¦s de que apu?alara a otro residente, detallan fuentes penitenciarias. Al reingresar en la prisi¨®n justific¨® aquella agresi¨®n en que supuestamente le estaban quitando dinero y, adem¨¢s, le daban comida en mal estado. La justicia a¨²n no ha fijado fecha para juzgarle por estos hechos.
En los ¨²ltimos d¨ªas de su condena, los trabajadores sociales de la prisi¨®n intentaban prepararle para su excarcelaci¨®n. Con una orden de alejamiento de la v¨ªctima de su agresi¨®n sexual, quedaba descartado que fuera acogido por la familia. Adem¨¢s, no era un preso sin recursos. Su peculio (la cuenta en la que los presos reciben dinero para hacer frente a sus gastos dentro de la c¨¢rcel) acumulaba m¨¢s de 13.000 euros gracias a que ten¨ªa una pensi¨®n no contributiva. Pese a este dinero, los trabajadores penitenciarios le buscaron plaza tanto en un albergue municipal como en un centro gestionado por la Di¨®cesis de Huelva.
Ofrecimiento de una ONG
Tambi¨¦n le ofrecieron ir a una vivienda de la Asociaci¨®n Reto, una ONG especializada en atender a marginados, principalmente drogodependientes. Uno de sus voluntarios se desplaz¨® a la c¨¢rcel el viernes, solo un d¨ªa antes de la excarcelaci¨®n, para intentar convencerlo. En ese encuentro, se?alan fuentes penitenciarias, el representante de la ONG se ofreci¨® a recogerlo en coche el d¨ªa que saliera de la c¨¢rcel y trasladarle a una vivienda de la asociaci¨®n. Sin embargo, Miguel ?ngel F. se neg¨® porque en la casa de acogida estaba prohibido fumar. Los funcionarios optaron entonces por facilitarle la direcci¨®n de dos pensiones de Huelva y el n¨²mero de tel¨¦fono de la Oficina de Trabajadores Sociales.
El s¨¢bado, justo antes de salir, le entregaron 1.000 euros en met¨¢lico procedentes de su peculio para que hiciera frente a los primeros gastos. Tambi¨¦n le indicaron que deb¨ªa enviar a la c¨¢rcel un n¨²mero de cuenta bancaria para que le transfirieran los 12.000 euros restantes. A las 11 de la ma?ana, y a pesar de que segu¨ªan sus objeciones a abandonar la prisi¨®n, sal¨ªa en libertad y, en un taxi, se desplazaba hasta Huelva, distante 13 kil¨®metros.
La sorpresa se produjo al presentarse Miguel ?ngel F. en la c¨¢rcel tan solo cinco horas despu¨¦s. Pese a que los funcionarios le insistieron en que su condena estaba totalmente extinguida y, por tanto, no pod¨ªa reingresar, rechaz¨® marcharse. Se sent¨®, sac¨® la cuchilla y se dio un corte en el cuello del que ahora se recupera en el Hospital Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, de Huelva. Fuentes penitenciarias recalcan que los casos de reclusos que se niegan a abandonar la prisi¨®n son ¡°excepcionales¡± y destacan que en este caso, al haber cometido el delito en su entorno m¨¢s cercano, imped¨ªa que fuera acogido por su familia.
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