Un alcalde a cara o cruz

Barrado. Ese es mi pueblo, una manchita blanca en las monta?as del Valle del Jerte (C¨¢ceres). Cuando yo ten¨ªa ocho a?os pasaba de 800 habitantes. Ahora se ha vaciado, que dicen los que saben. El alcalde es mi primo¡­ Ya lo he dicho. (No me miren as¨ª, no pasamos de 450 censados, lo raro es que no haya consanguinidad). En las elecciones de 1979, un golpe de mano (democr¨¢tico, oiga) derroc¨® al regidor franquista, que confiando en que su mandato se prorrogar¨ªa no se hab¨ªa molestado en hacer lista electoral. Los rojillos confeccionaron la suya en silencio y se llevaron el gato al agua.

Aquello s¨ª que era la fiesta de la democracia (se te pone una risa-baba como la de Gila que vamos). Por aquellos a?os y posteriores, llegaban a la plaza los barbudos, melenudos y pantalones campanudos con sus coches cosidos a carteles electorales y altavoces a pegarse un mitin y las se?oras como Dios manda se refugiaban en sus casas mientras les escup¨ªan no s¨¦ cu¨¢ntas imprecaciones (yo lo he visto, pero no voy a dar nombres). Mientras la legendaria Orquesta 99 (Abel, Julio, Amandito, en aquel baile con el suelo de tablas) tocaban Islas Canarias o Eso es el amor, ?s¨ª se?or!, los reci¨¦n electos recib¨ªan lecciones de Pablo Castellanos (un hist¨®rico socialista) para revertir un Ayuntamiento franquista en otro democr¨¢tico, que ten¨ªa su miga. Por entonces, un alcalde de un pueblo de al lado no sab¨ªa ni d¨®nde colgar el auricular del tel¨¦fono y eso que ten¨ªa un cable que lo un¨ªa a la base (s¨¦ qui¨¦n era, pero no dir¨¦ na¨ªta).

Ahora, las diferencias con la ciudad suelen ser favor del agro. Aunque se ha perdido sabor, se ha ganado en modernidad. Pero el bocata de morcilla patatera se ha cambiado por porquer¨ªas con grasas trans, digo yo, porque la juventud est¨¢ m¨¢s gorda que anta?o: eso es as¨ª. La muchachada se arremolina a la puerta de la Casa de Cultura para pillar el wifi. Y sus padres siguen trabajando mucho y vacaciones, pocas.

Mi pueblo ha salido en los papeles varias veces porque los electores se empe?an en poner una X en la quiniela electoral. En las municipales de mayo de 2007 empataron a votos el PP y el PSOE y en las de 2015, tambi¨¦n, 168 papeletas para cada uno. Una moneda resolvi¨® el asunto: la primera vez le toc¨® gobernar a Juan, por el PP, la segunda a Jaime, por el PSOE. Si en esta convocatoria vuelven a empatar, podemos llamar a Guinness. Si no nos acepta el r¨¦cord, por lo menos que nos d¨¦ una cerveza.