Barcelona, el reto de hacer habitable un escaparate
Con 1,6 millones de habitantes y 30 millones de turistas al a?o, la ciudad sufre una crisis de vivienda
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Llevan cuatro a?os, y cuatro manifestaciones, protestando porque, dicen, ¡°Barcelona no est¨¢ en venta¡±. Ese es adem¨¢s el nombre de la coordinadora de unas 50 entidades de toda la ciudad que denuncia el encarecimiento del precio de la vivienda que est¨¢ expulsando a vecinos de sus barrios; la presi¨®n tur¨ªstica que ya ha saltado del centro hacia otras zonas; la invasi¨®n del espacio p¨²blico; las consecuencias de la econom¨ªa de plataforma (Airbnb, Uber, Glovo...) y el capital inversor; o la precarizaci¨®n del empleo en la ciudad. El pasado s¨¢bado celebraron la cuarta protesta por el centro. Al terminar la marcha, un grupo de manifestantes tendi¨® camas y colchones en la Gran V¨ªa, que qued¨® cortada unas horas.
?No ha cambiado nada en cuatro a?os para que sigan saliendo a la calle por lo mismo? ¡°No entramos a valorar la gesti¨®n de la alcaldesa Ada Colau, lo que est¨¢ claro es que las acciones desde el ¨¢mbito municipal no han podido dar la vuelta a la ofensiva del sector privado sobre la ciudad, que impacta negativamente sobre la vida de los barceloneses¡±, valora Joaquim Delgado desde la plataforma de entidades.
Con unas cuentas p¨²blicas saneadas y buenos indicadores econ¨®micos (el PIB crece un 3%), Barcelona afronta, en v¨ªsperas de las elecciones municipales del 26 de mayo, el reto de hacer habitable una ciudad escaparate. La capital catalana, que tiene 1,6 millones de habitantes, recibe cada a?o 30 millones de turistas, entre los que se quedan a dormir en hoteles u otros alojamientos y los que pasan el d¨ªa pero no pernoctan en la ciudad.
La vivienda (35% de aumento de los alquileres desde 2014, hay 47 desahucios a la semana y un parque p¨²blico escu¨¢lido, del 2%del total), la gesti¨®n del espacio p¨²blico y la inseguridad est¨¢n centrando una campa?a electoral donde seis partidos pol¨ªticos (Junts per Catalunya, ERC, Ciudadanos, PSC, PP y la CUP, en el orden de su representaci¨®n actual) comparten el mismo reto: echar a Colau.
La inseguridad, principal problema
La inseguridad, quinto problema para los barceloneses en 2015, es ahora el primero. El aumento en un 17,2% de las infracciones penales en 2018 ¡ªBarcelona lider¨® el aumento en Espa?a¡ª, los conflictos a diario en el barrio del Raval, o los incidentes que protagonizan menores migrantes no acompa?ados ¡ªel 18% delinque y son reincidentes¡ª han desbordado a la Guardia Urbana. El gobierno municipal ha gastado 12 millones de euros en horas extras de sus agentes, mientras ruega a la Generalitat que incremente la presencia de Mossos d¡¯Esquadra.
Pero el Govern no reforz¨® su plantilla en la ciudad hasta octubre, cuando el fen¨®meno de los narcopisos (pisos vac¨ªos que han sido ocupados y donde se vende o se consume droga) se hab¨ªa descontrolado en el Raval, uno de los barrios m¨¢s presionados por el turismo y el top manta hab¨ªa invadido el espacio p¨²blico en las zonas m¨¢s tur¨ªsticas. La Guardia Urbana y los Mossos cerraron en un solo d¨ªa 26 de estos pisos.
Desde una de las esquinas m¨¢s conflictivas de la zona, el comerciante Santi Gonz¨¢lez se?ala la actitud especialmente violenta de los menores y asegura: ¡°La Generalitat nos ha abandonado; la comisar¨ªa de Mossos del distrito no tiene efectivos suficientes y, en cambio, cuando hay que desahuciar a una anciana se presenta un ej¨¦rcito de agentes¡±.
La ciudad decidir¨¢ si sigue confiando en la activista y fundadora de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que hace cuatro a?os decidi¨® dar el salto a la pol¨ªtica con Barcelona en Com¨², una coalici¨®n de izquierdas de la que forma parte Podemos; o da la victoria a ERC, que gan¨® en las pasadas elecciones generales. Precisamente la lucha por una vivienda digna, por reducir las desigualdades y contra los efectos nocivos del turismo masivo fueron las principales promesas que auparon a Colau a la alcald¨ªa.
Tras el batacazo del 28-A, los comunes se juegan la ¨²nica gran Administraci¨®n que gobiernan y tambi¨¦n su futuro, porque Colau es, de facto, la l¨ªder de las distintas marcas del partido. El CIS pronosticaba el pasado jueves una liger¨ªsima victoria de Colau sobre su principal rival, Ernest Maragall (ERC).
Las encuestas publicadas por La Vanguardia y El Peri¨®dico auguran un triunfo de los republicanos, por uno o dos concejales. Gane quien gane, y tras los apuros de Colau gobernando con solo 11 concejales de 41, ambos asumen que para gobernar tendr¨¢n que pactar. Pero si Colau priorizar¨¢ a ERC y el PSC, Maragall mira por igual a las formaciones ¡°progresistas¡± y a las ¡°republicanas¡±. La oposici¨®n, toda, acusa a la alcaldesa de no haber cumplido sus promesas en materia de vivienda y de no tener modelo de ciudad. Los republicanos surfean la victoria del 28-A y se ven ocupando el despacho de la alcaldesa.
Muy lejos del centro, donde se han celebrado las protestas de Barcelona no est¨¢ en venta, est¨¢ el barrio de Vallbona, el tercero m¨¢s pobre de los 73 de la ciudad y donde Colau logr¨® un mayor apoyo en 2015: el 40,3% de sus vecinos la votaron. Vallbona es la periferia de la periferia: 1.400 vecinos que viven entre la monta?a, las autopistas y el r¨ªo Bes¨°s. Tras pasar una ma?ana all¨ª, cuesta predecir si mantendr¨¢n el apoyo a Colau.
Algunos, como Carme Llagostera, valoran la gesti¨®n de la alcaldesa en materia de pol¨ªticas sociales, multando a empresas por tener pisos vac¨ªos o gestos como reducir el peso de la simbolog¨ªa mon¨¢rquica; pero otros citan, aunque les quedan muy lejos, los problemas de vivienda, espacio p¨²blico o seguridad. Antonio Sosa es uno de ellos. Habla de ¡°la inseguridad, el top manta y el precio de la zona azul¡± como argumentos para rechazar la gesti¨®n municipal, aunque admite que no afectan al barrio, al que se llega tras cruzar 15 carriles de autopistas.
Vallbona es tambi¨¦n una de las zonas donde han llegado las inversiones del Plan de Barrios de Colau, 150 millones de euros para reducir la desigualdad de los 16 barrios m¨¢s pobres con el resto de la ciudad. Porque, aunque la brecha social se ha frenado, la renta familiar del barrio m¨¢s rico de la ciudad todav¨ªa multiplica por seis la del m¨¢s pobre. Las familias con ni?os escolarizados en este barrio perif¨¦rico s¨ª aplauden el plan, que ha dado la vuelta a la escuela Ciutat Comtal.
¡°Diques de contenci¨®n¡±
Por un lado, ha sumado trabajadores sociales al equipo docente, de manera que ¡°los maestros pueden volver a hacer de maestros¡±, se?ala el coordinador del plan, Suso L¨®pez. Por otro, un proyecto art¨ªstico, donde docentes y profesionales del arte trabajan juntos en el aula, tiene al alumnado motivado y orgulloso de una escuela que a?os atr¨¢s ten¨ªa mala fama. ¡°Educart hace de la escuela un oasis amable en un entorno complejo y da pie a trabajar otras cuestiones m¨¢s de fondo¡±, relata L¨®pez, que a?ade: ¡°A¨²n no podemos cuantificarlo, pero nos dicen los equipos de salud mental que les llegan menos casos y los que tratan requieren tratamientos m¨¢s cortos¡±.
El coordinador del plan en todo el distrito de Nou Barris, al que pertenece Vallbona, admite que estos proyectos no tienen un reconocimiento masivo, pero los pone en valor: ¡°Son diques de contenci¨®n, caminos de largo recorrido que van dejando un poso¡±. Y advierte de las consecuencias de no trabajar la cohesi¨®n: ¡°Un precipicio¡±.
El trabajo diario del plan de barrios en la calle y los equipamientos quedan lejos de los despachos del Ayuntamiento. Pol¨ªticamente, el mandato que acaba ha sido fren¨¦tico. No se recuerda uno igual. En cuatro a?os se han celebrado cinco elecciones, m¨¢s el refer¨¦ndum del 1 de octubre, con la crisis pol¨ªtica y social que desat¨®.
El proc¨¦s ha sido el tel¨®n de fondo durante todo el mandato. No solo se llev¨® por delante el acuerdo de gobierno que Colau y el PSC mantuvieron durante un a?o y medio, tras el apoyo de los socialistas a la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 a Catalu?a, sino que los constitucionalistas acusan a la alcaldesa de haberse abrazado al independentismo, y los soberanistas, de mantener una posici¨®n ambigua. Solo hubo un momento de comuni¨®n entre todos los partidos y Administraciones. Ejemplar. Fue tras el atentado yihadista de La Rambla.
Quien fue socio de Colau, el socialista Jaume Collboni, repite como candidato del PSC. El partido, todav¨ªa dolido por el divorcio, tambi¨¦n se aferra a los buenos resultados de las generales en la ciudad y las encuestas les dan el tercer puesto. El candidato de Junts per Catalunya es Joaquim Forn, exconsejero encarcelado por su participaci¨®n en el 1 de octubre. Tras arrebatarles Colau la alcald¨ªa en 2015, considera una anomal¨ªa que una activista sin experiencia gobierne la ciudad. Apoyado por Ciudadanos se presenta el ex primer ministro franc¨¦s Manuel Valls. Y el empresario Josep Bou encabeza como independiente la lista del PP. Anna Saliente, candidata de la CUP, cierra la lista de alcaldables de las formaciones que han tenido representaci¨®n en el mandato que acaba.
Los pros y contras del balance de la gesti¨®n de la alcaldesa son r¨¢pidos de resumir. Aterriz¨® en una ciudad rota por la desigualdad y se ha frenado, gracias en parte a una inversi¨®n social r¨¦cord en los Ayuntamientos espa?oles. Pero Colau no ha podido cumplir sus promesas en materia de vivienda. Barcelona en Com¨² presume de haber hecho m¨¢s que nadie para aumentar el parque de pisos p¨²blicos: ha construido 850, han comprado 700 y ha conseguido 350 de cesiones de bancos y deja 4.600 en marcha, invirtiendo cuatro veces lo que la Generalitat, que tiene las competencias. Pero se ha quedado muy lejos de los 8.000 pisos que prometi¨®, mientras todos los intentos para limitar las subidas de precio (una competencia del Gobierno central) han fracasado. Todo ello es artiller¨ªa pesada para la oposici¨®n, que se lo reprocha en cada pleno, en cada mitin, en cada debate.
Colau tambi¨¦n ha impuesto a los promotores que destinen el 30% de los pisos de obra nueva a vivienda asequible; ha centrifugado los nuevos hoteles a la periferia de la ciudad; ha cerrado 4.900 pisos tur¨ªsticos tras declarar la guerra a Airbnb (multas incluidas); ha doblado la red de carril bici; ha creado una el¨¦ctrica municipal que le ha permitido desenchufarse de las grandes empresas y un dentista p¨²blico a precios razonables. En cambio, en cuatro a?os, no ha restringido la circulaci¨®n para luchar contra la contaminaci¨®n, ni ha logrado recuperar la gesti¨®n p¨²blica del agua. Adem¨¢s, no puede vender ninguna gran obra. No logr¨® apoyo para unir las dos redes de tranv¨ªa por la Diagonal. Y en Barcelona el cemento siempre da empaque a lo que los alcaldes dejan en herencia.
El gobierno municipal tambi¨¦n ha heredado melones que le han estallado, como tener que aplicar la Ordenanza de Terrazas del anterior Gobierno (pactada por CiU y el PP). La presi¨®n de los restauradores, un colectivo muy combativo y martillo del top manta junto a los comerciantes, ha sido permanente.
Queda por se?alar la satisfacci¨®n, en general, de los sectores empresariales. Recibieron a Colau como si llegara el apocalipsis y augurando la marcha del Mobile. Pero han rebajado el tono de su nerviosismo, sobre todo tras constatar que si el mayor congreso de m¨®viles del mundo estuvo a un tris de marcharse de Barcelona fue por el 1-O.
Colau acaba el mandato habiendo retirado del sal¨®n de plenos el busto del rey Juan Carlos I y rebautizado una plaza como plaza de la Rep¨²blica, pero siguen pendientes asuntos que pasan de alcalde a alcalde, como la reforma de arterias vitales para la ciudad como La Rambla, La Via Laietana y la Meridiana. La alcaldesa apela en campa?a a quienes quieren pol¨ªticas progresistas para ¡°defender a la gente¡±. A los suyos les repite: ¡°No olvidemos qui¨¦nes somos y de d¨®nde venimos¡±. A los barceloneses, el d¨ªa de su investidura en 2015 les dijo: ¡°Echadnos si no hacemos lo que hemos dicho que har¨ªamos¡±.
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