10.000 votos naufragados en el mar
El sufragio de los marineros de altura sigue siendo una "quimera". El r¨¦cord de participaci¨®n se bati¨® en 2016 y fueron 21 papeletas
Los astronautas estadounidenses de la Estaci¨®n Espacial Internacional pueden votar mientras orbitan a una altura de 400 kil¨®metros alrededor de la tierra. Pero Suso P¨¦rez jam¨¢s lo ha podido hacer a bordo del Xuxo, su barco de 35 metros de eslora que sigue por alta mar el rumbo que le marcan los bancos de at¨²n, de pez espada y de tintorera desde el Atl¨¢ntico Sur hasta el Pac¨ªfico. "Yo voy adonde deciden los peces que vaya", cuenta. "Los de la pesca pel¨¢gica no tenemos puerto fijo y siempre estamos lejos de todo: en la ¨²ltima marea faenamos en el medio y medio del oc¨¦ano, a nueve d¨ªas de ?frica y 10 de Am¨¦rica". As¨ª que para este pescador de A Guarda (sur de Pontevedra), como para al menos otros 10.000 marineros espa?oles, el derecho constitucional al voto es una pantomima: un naufragio de los sufragios.
Aunque este debate se abri¨® hace m¨¢s de tres d¨¦cadas, para los trabajadores de la pesca de altura y las tripulaciones de los mercantes la ley electoral espa?ola solo contempla la posibilidad de votar por correo. Deben buscar un puerto de referencia con embajada o consulado espa?ol, solicitar por radiotelegraf¨ªa la inscripci¨®n en el censo electoral e informar del punto del mapamundi en el que atracar¨¢ su barco. Entonces, la junta provincial a la que pertenece la localidad en la que est¨¢n empadronados remitir¨¢ la documentaci¨®n a ese puerto y dentro de la fecha marcada el buque con marineros espa?oles a bordo tendr¨¢ que desplazarse all¨ª, perdiendo d¨ªas de trabajo y consumiendo cantidades inviables de combustible solo porque los partidos pol¨ªticos no se han puesto de acuerdo en una soluci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica.
Seg¨²n las cuentas del Instituto Nacional de Estad¨ªstica, en 2004 votaron dos marineros; en 2008, siete; en 2011, tres. En las generales de diciembre de 2015 solo siete embarcados en toda Espa?a solicitaron el voto por correo. Medio a?o despu¨¦s, en la repetici¨®n de los comicios de junio de 2016, el colectivo bati¨® su propio r¨¦cord, con 21 votantes de alta mar en todo el Estado.
La Asociaci¨®n Espa?ola de Titulados N¨¢utico-Pesqueros (Aetinape) suplica comicio tras comicio un poco de atenci¨®n al colectivo y ofrece dos opciones sobradamente probadas en el mundo. Una es la constituci¨®n de una mesa electoral bajo responsabilidad del capit¨¢n en cada buque, ya que como recuerda Jos¨¦ Manuel Mu?iz, presidente de la asociaci¨®n, "cada barco con bandera espa?ola es un pedazo de territorio nacional, un trocito de soberan¨ªa que navega por el planeta". La otra posibilidad, ahora que los barcos van equipados con nuevas tecnolog¨ªas que permiten a los marineros comunicarse continuamente con tierra, es el voto telem¨¢tico.
Miguel Gonz¨¢lez tiene 41 a?os y vot¨® dos veces en su vida. En estas municipales s¨ª va a hacerlo porque est¨¢ en casa, reci¨¦n llegado a A Guarda (10.000 habitantes) de una marea de tres meses. En noviembre perdi¨® a su hermano Jes¨²s en un accidente a bordo en ?frica. Padre de dos ni?as de seis y nueve a?os, el fallecido era el mayor de los tres herederos de los barcos familiares, el Pescalanda y el Nuevo Rumbo, un par de palangreros de 33 y 34 metros que est¨¢n trabajando en aguas de Namibia y Azores. Hace a?os varios miembros de la familia sobrevivieron a un naufragio pero ha sido esta ¨²ltima, inmensa, desgracia, la que les ha empujado a replantearse la vida.
Los dos hermanos supervivientes han pactado no estar nunca juntos en alta mar, contratar alg¨²n patr¨®n m¨¢s para uno de los pesqueros y alternarse ellos en el otro con la idea de no dejar jam¨¢s a sus familias, ni a la del fallecido, "completamente solas". "En plena crisis" econ¨®mica, los hermanos llegaban a pasar "ocho meses fuera". "Al peque?o de mis dos hijos lo conoc¨ª con cinco meses", recuerda Miguel. Pero ahora a cada paso le suena el m¨®vil a bordo. "Son los ni?os, que le quitan el tel¨¦fono a la madre y me mandan mensajes de WhatsApp", dice encantado. "En todo el Atl¨¢ntico, no hay m¨¢s que una peque?¨ªsima zona de sombra, sin cobertura". Y los marineros pueden ver la televisi¨®n, comunicarse con los suyos y dar cuentas a cada paso a las autoridades de su posici¨®n en la inmensidad del oc¨¦ano. Pero si Miguel est¨¢ en tierra y esta vez vota, su hermano menor est¨¢ en el barco. Y no vota.
Hay marineros que jam¨¢s lo han hecho. "Mi padre vot¨® cuando se jubil¨®. Antes, nunca", comenta Bieito Lobeira, coordinador de Organizaci¨®n del Bloque Nacionalista Galego (BNG), que desde el a?o 96 pele¨® como diputado en el Parlamento de Galicia por un acuerdo estatal que acabase con esta discriminaci¨®n democr¨¢tica de los hombres que ponen el pescado en los platos de toda Espa?a. La Aetinape calcula que son entre 10.000 y 12.000 los marineros espa?oles (a bordo de los buques de altura que todav¨ªa ondean el pabell¨®n nacional y podr¨ªan instalar una mesa electoral) los que en cada convocatoria se quedan sin votar. Pero el BNG defiende que esta cifra se queda corta y que solo los gallegos, dependiendo de las cuotas y las campa?as de pesca que puedan coincidir, llegan a sumar "entre 15.000 y 20.000" votos perdidos en medio "del Atl¨¢ntico, del Pac¨ªfico, del ?ndico". "El cabreo en el colectivo es brutal", describe Lobeira, "los astronautas pueden votar, los soldados de la Armada en misiones en el Golfo pueden votar. ?Y los marineros no!".
"Los capitanes en Espa?a casan, certifican defunciones... son como funcionarios del Estado a efectos jur¨ªdicos, pero en sus barcos no se permite hacer como en Suecia, donde los pesqueros reciben las papeletas y los programas electorales y se instalan urnas para la tripulaci¨®n", reivindica el nacionalista. "En estos a?os hubo gestos, escenificaciones, y sin embargo legalmente no se toc¨® nada", lamenta. "Mi teor¨ªa es un poco maquiav¨¦lica pero... despu¨¦s de darle muchas vueltas acab¨¦ concluyendo que al PP y al PSOE no les interesa porque en las elecciones sindicales la formaci¨®n mayoritaria en las flotas de altura es la CIG [Confederaci¨®n Intersindical Galega, af¨ªn al Bloque]". Y si 10.000 o 20.000 votos desperdigados por la costa espa?ola no cambian nada en unas elecciones generales, seg¨²n Lobeira "en unas municipales, en muchas comarcas marineras, no son indiferentes".
Solo el colectivo al que pertenecen Suso P¨¦rez y Miguel Gonz¨¢lez, la Organizaci¨®n de Palangreros Guardeses (Orpagu), que no es la ¨²nica agrupaci¨®n del pueblo, suma 130 barcos de gran altura. De esos, explica la gerente, Juana Parada, en esta convocatoria electoral "est¨¢n fuera 42, con no menos de 300 tripulantes espa?oles que tienen que cumplir la legislaci¨®n estatal en cada momento igual que si estuvieran en tierra firme". Pero su derecho al voto, el pr¨®ximo d¨ªa 26, quedar¨¢ truncado. "Es una quimera", resume Eugenio Iglesias, director del Instituto Social de la Marina en Ribeira (A Coru?a). Lo sabe bien porque es hijo de un pescador de bacalao que "lleg¨® a estar 27 meses seguidos embarcado". Y porque los ni?os de su generaci¨®n, en su pueblo, "nacieron todos en septiembre", nueve meses despu¨¦s de la ¨²ltima arribada paterna "por Navidad".
"Es m¨¢s f¨¢cil votar para un muerto que para un marinero"
"Lo que pasa con el voto demuestra un total desconocimiento de la realidad del mar", protesta Jos¨¦ Manuel Mu?iz. "Es una discriminaci¨®n hist¨®rica" para un colectivo "aislado familiar y socialmente" que hoy en d¨ªa puede pasar "hasta siete meses" fuera de casa y "no se siente part¨ªcipe m¨¢s que para pagar impuestos". "Ning¨²n partido, nunca, en 35 a?os de reivindicaci¨®n, nos dijo que organizar una votaci¨®n en un barco sea desatinado o inviable desde el punto de vista jur¨ªdico", recuerda, pero aunque llegaron a debatirse proposiciones en el Congreso "la reforma de la ley permanece en alg¨²n caj¨®n".
"Estoy acostumbrado a defenderme de ciclones y de orcas, pero llevo muy mal pelearme con la Administraci¨®n. Todo es pagar, pagar y pagar. Nos meten presi¨®n por todas partes", se queja Suso P¨¦rez, que a sus 44 a?os nunca vot¨® en alta mar y en tierra votar¨¢ por cuarta vez el domingo que viene. "El otro d¨ªa llevaba 30 horas de pie, descargando, y me llama uno desde un despacho de Madrid, del Centro de Seguimiento de Pesca, para pedirme explicaciones porque hab¨ªa declarado 170 toneladas y me faltaba un kilo". "Cotizamos, cumplimos la ley, pero a la hora de votar estamos desamparados", insiste Miguel Gonz¨¢lez.
"Las papeletas de los marineros las desprecian pero van llevando a rastras a los ancianos de las residencias a votar", reprocha el presidente de Aetinape. En Espa?a incluso se vio que "es m¨¢s f¨¢cil votar para un muerto que para un marinero", clama Lobeira, que en un recuento del CERA (Censo Electoral de Residentes Ausentes) en una junta electoral comprob¨® que hab¨ªa votantes nacidos en el siglo XIX y sobres en los que, junto al voto del difunto, los familiares "mandaban el certificado de defunci¨®n" para "denunciar" los absurdos del sistema. Mu?iz, que tambi¨¦n fue capit¨¢n, sentencia: "Para los pol¨ªticos todo es buen pescado si viene al aparejo".
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