El marxista que defendi¨® la monarqu¨ªa para acabar con el franquismo
Antonio M¨¢rquez, un intelectual exiliado en Estados Unidos, abog¨® por don Juan de Borb¨®n para restaurar la Corona
En la d¨¦cada de los ochenta, los profesores Juan Bautista Avalle Arce y Antonio M¨¢rquez coincidieron en un congreso de Humanidades en Salamanca. Avalle Arce era argentino, pero descend¨ªa de espa?oles. Su bisabuelo hab¨ªa luchado al lado del pretendiente Carlos Mar¨ªa de Borb¨®n, que le concedi¨® el t¨ªtulo de Marqu¨¦s de la Real Lealtad. El hispanista llevaba a gala la distinci¨®n. Incluso escrib¨ªa en hojas con ese membrete. En un momento de su exposici¨®n, M¨¢rquez dijo: ¡°Avalle y yo somos carlistas; ¨¦l de don Carlos Hugo (pretendiente carlista en la ¨¦poca) y yo de don Carlos Marx¡±.
El fil¨®sofo Ciriaco Mor¨®n estaba aquel d¨ªa entre el p¨²blico, que estall¨® a carcajadas al o¨ªr la ocurrencia. Hab¨ªa coincidido durante d¨¦cadas con M¨¢rquez en Nueva York, donde ambos dieron clases. Mor¨®n, hoy jubilado y de vuelta a Espa?a, recuerda el compromiso pol¨ªtico de su compa?ero y narra c¨®mo aquella militancia le cost¨® su trabajo como profesor en Bennett College, una universidad exclusiva para mujeres clausurada a finales de los setenta. ¡°Corr¨ªa 1970 y M¨¢rquez hab¨ªa organizado un acto en el centro, pero lo cancel¨® al conocer que Estados Unidos hab¨ªa invadido Camboya durante la guerra de Vietnam¡±, explica Mor¨®n.
M¨¢rquez es uno m¨¢s de esos intelectuales espa?oles a los que el exilio y el franquismo conden¨® al olvido. Naci¨® en 1923 en Arriate, un peque?o pueblo enclavado en la Serran¨ªa de Ronda. Su padre era panadero, as¨ª que cuando comenz¨® a destacar, los jesuitas se hicieron cargo de sus estudios. En 1951 se march¨® como misionero a Ecuador, donde permaneci¨® dos a?os. Y de ah¨ª, a la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde comenz¨® el doctorado en Filosof¨ªa de las Religiones. Por el camino decidi¨® abandonar la Compa?¨ªa de Jes¨²s. En el verano de 1955, la lectura de la autobiograf¨ªa de Gandhi y las conversaciones con sus profesores le convencieron de que se preparaba para ser ¡°uno de tantos intelectuales ajenos al pueblo¡±.
Una transici¨®n pol¨ªtica
Rechaz¨® ese papel y regres¨® a Espa?a, donde vivi¨® con campesinos, trabaj¨® picando piedra, particip¨® en huelgas, convivi¨® con milicias universitarias, colabor¨® con la revista ?ndice y fue encarcelado en dos ocasiones. Aquellas experiencias marcaron profundamente a M¨¢rquez, que abraz¨® el marxismo. De vuelta a Estados Unidos se convirti¨® a la fe anglicana y se cas¨® con Margaret Logan, cronista oficial de Hyde Park, un pueblo al norte de Nueva York donde naci¨® el presidente Franklin D. Roosevelt. De hecho, el padre de Logan hab¨ªa trabajado para su familia. M¨¢rquez reflej¨® sus vivencias en Sobre la situaci¨®n de Espa?a. En el libro, publicado en M¨¦xico en 1958, aborda la dura realidad que observ¨®. ¡°A los escritores nos ha tocado ser los testimonios de una multitud de hermanos reducidos al silencio¡±.
¡°Las generaciones que no participaron en la Guerra Civil est¨¢n cualificadas para cancelar el r¨¦gimen nacido de ella. Las viejas formas (Rep¨²blica y dictadura de Franco) est¨¢n asociadas a viejos reg¨ªmenes antag¨®nicos y a estados de ¨¢nimo, errores y culpas nacionales que es necesario superar¡±, escribi¨® M¨¢rquez, que plante¨® una tercera v¨ªa como transici¨®n pol¨ªtica. Sus convicciones de izquierdas no le impidieron proponer ¡°una monarqu¨ªa tradicional espa?ola cuyo rey por derecho es don Juan de Borb¨®n, conocido como Conde de Barcelona¡±. El 20 de mayo de 1959, hace 60 a?os, M¨¢rquez envi¨® un ejemplar de la obra a don Juan. Un mes m¨¢s tarde recibi¨® contestaci¨®n de su secretario particular, Ram¨®n Padilla Satr¨²stegui, que le agradeci¨® el trabajo.
Mantuvo esa postura tras la muerte de Franco, y as¨ª se lo hizo saber a Pedro S¨¢inz Rodr¨ªguez, consejero pol¨ªtico de don Juan y director de la Fundaci¨®n Universitaria Espa?ola. Para entonces M¨¢rquez ya se hab¨ªa doctorado en Filosof¨ªa en la Universidad Pontificia de Salamanca y publicado Los Alumbrados, una de las obras m¨¢s importantes sobre La Inquisici¨®n. Desde su casa en Hyde Park mantuvo una vasta correspondencia con S¨¢inz Rodr¨ªguez, con el que inici¨® diferentes proyectos a pesar de sus diferencias ideol¨®gicas. Este fue ministro de Educaci¨®n en el primer Gobierno de Franco, aunque lo abandon¨® pronto por discrepancias. En 1969, el dictador nombr¨® como sucesor en la Jefatura del Estado al hijo de don Juan, que renunci¨® a sus derechos din¨¢sticos en una ceremonia ¨ªntima en mayo de 1977.
El conde de Barcelona volvi¨® definitivamente del exilio en 1982, pero M¨¢rquez nunca lo hizo. Ense?¨® Literatura en Dutchess Community College y pas¨® un a?o como profesor visitante en el prestigioso Vassar College, al que leg¨® parte de sus bienes y obras al morir en 2010. Durante esos a?os viaj¨® con frecuencia a Espa?a para dar conferencias, exponer sus pinturas y visitar a su familia, especialmente al primo Paco Serrano, compa?ero de juegos durante su ni?ez. Visit¨® Arriate en las primeras elecciones democr¨¢ticas, en las que su sobrino Juan Antonio result¨® elegido alcalde por el PCE. ?l mismo encabez¨® la candidatura de ese partido en Ronda en 1987. ¡°Su esposa le dijo que ella o la pol¨ªtica. Fue lo ¨²nico que le apart¨®¡±, rememora Mor¨®n. Otro de sus sobrinos, Jos¨¦ Mar¨ªa, se pregunta a¨²n c¨®mo pudo vivir en un pa¨ªs en el que se persegu¨ªan sus ideas.
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