Estrasburgo en el retrovisor
Las precauciones del tribunal por blindarse a cualquier reclamaci¨®n convierten la jornada 47 del juicio en un tost¨®n insufrible
Nada m¨¢s comenzar la sesi¨®n, al abogado y diputado de Vox Javier Ortega Smith se le abre la boca. ¡°Nuestro espa?ol bosteza¡±, escribi¨® el poeta, pregunt¨¢ndose a continuaci¨®n si ser¨ªa de hambre, sue?o, hast¨ªo¡
¡ªDoctor, ?tendr¨¢ el est¨®mago vac¨ªo?
¡ªEl vac¨ªo es m¨¢s bien de la cabeza.
La acusaci¨®n popular que ejerce el partido de ultraderecha ha estado tambi¨¦n caracterizada por el vac¨ªo. Los abogados Ortega y Fern¨¢ndez han actuado a rebufo de los fiscales y las abogadas del Estado, a?adiendo de vez en cuando alguna pregunta ¡ªcasi siempre tan hueca como la cabeza del espa?ol que bosteza¡ª o zanjando de vac¨ªo el turno de las acusaciones:
¡ªNinguna pregunta, se?or¨ªa.
Luego, en los m¨ªtines, Ortega y Fern¨¢ndez han intentado aprovechar electoralmente una presencia en el juicio que ha sido testimonial, por no decir in¨²til. La jornada de hoy no ser¨¢ una excepci¨®n. El p¨²blico independentista, m¨¢s escaso de lo habitual, se presenta expectante ante el inicio de la prueba documental y la posibilidad de asistir en directo a la proyecci¨®n de los v¨ªdeos de la actuaci¨®n policial del 1 de octubre. El chasco es tremendo. El juez Manuel Marchena, habitualmente tan did¨¢ctico, enhebra en esta ocasi¨®n una serie de instrucciones un tanto farragosas para que las acusaciones, primero, y las defensas, a continuaci¨®n, detallen las pruebas documentales que quieran hacer valer y las que deseen impugnar.
El primer turno es para la fiscal Consuelo Madrigal, que empieza a recitar una ristra interminable de legajos ¡ª¡°los folios 134 al 269 del anexo 2 de la pieza separada 4¡±¡ª hasta que empieza a hacerse un l¨ªo. Su colega Fidel Cadena intenta echarle una mano. Marchena le da el primer aviso: ¡°Se?ora fiscal, se?ale por favor el contenido de los folios. Si no, nos movemos exclusivamente en el ¨¢mbito de la numeraci¨®n¡±. El p¨²blico ya ha entendido que hoy, de v¨ªdeos, nada de nada, y empieza a aburrirse. Hay quien imita los bostezos de Ortega Smith, quien opta por rescatar de la mochila los peri¨®dicos del d¨ªa y hasta quien, con la cabeza ladeada hacia el techo, trata de descifrar la inscripci¨®n latina situada sobre la puerta del Sal¨®n de Plenos. Se trata del salmo 16 de la Biblia Vulgata, encargada por el Papa Damaso en el a?o 382: ¡°Salga de vos mismo mi sentencia y examinen vuestros ojos la justicia que me asiste¡±.
Uno de los asistentes, m¨¢s avispado que el resto, le ruega a la agente judicial ¡ªuna funcionaria capaz de detectar un murmullo antes de que se produzca y de oler el 4G de los m¨®viles furtivos¡ª que le deje ir al ba?o por causa de fuerza mayor. La agente accede a la petici¨®n, pero le advierte de que no podr¨¢ volver a entrar. El hombre ve el cielo abierto, y eso que ni sospecha lo que vendr¨¢ despu¨¦s.
Tras la intervenci¨®n desordenada de la fiscal, es el turno de la abogada del Estado Rosa Mar¨ªa Seoane, quien percat¨¢ndose de que la fiscal puede haber dejado un flanco abierto ¡ªha pasado por alto algunos de los documentos que obran en la causa y que son de inter¨¦s para el ministerio p¨²blico¡ª, se dispone a desfacer el entuerto. Y lo hace empezando a leer un informe de 92 p¨¢ginas con la relaci¨®n de documentos que considera relevantes para sostener su acusaci¨®n. La reacci¨®n de la abogada del Estado salva a la fiscal ¡ªque luego intentar¨¢ sin ¨¦xito subsanar su descuido¡ª de un fallo de incalculables consecuencias, pero el tost¨®n es insufrible. A las 12 del mediod¨ªa, el juez Marchena ordena un receso de media hora y, tras el descanso, el abogado Javier Melero, defensor del exconsejero Joaquim Forn, acude al rescate de los presentes:
¡ªCon la venia, esta defensa se considera instruida y da por buena la prueba documental sin que sea necesaria su lectura.
Melero consigue aligerar el tr¨¢mite, pero ya no da tiempo a ver ninguno de los v¨ªdeos tan esperados. El trasfondo es que el tribunal no quiere dar nada por supuesto, ni saltarse ning¨²n tr¨¢mite ¡ªpor burocr¨¢tico o protocolario que parezca¡ª que luego pueda ser utilizado para desacreditar la sentencia en el Tribunal de Derechos Humanos. Estrasburgo es el nombre de una ciudad, pero tambi¨¦n de una amenaza siempre presente en el retrovisor de los siete magistrados.
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