El asesino de Atocha que estuvo huido 25 a?os
La fuga de pel¨ªcula del falangista Carlos Garc¨ªa Juli¨¢ ha mantenido en vilo a la Polic¨ªa desde 1994
Casi 25 a?os huido de la justicia espa?ola. Casi un cuarto de siglo en el que uno de los autores de la matanza de Atocha de Madrid solamente tuvo un peque?o tropiezo que pag¨® con tres a?os de c¨¢rcel en Bolivia. ¡°Ten¨ªamos especial inter¨¦s en capturar al asesino de cinco personas, al autor de uno de los cr¨ªmenes de mayor impacto pol¨ªtico, social y medi¨¢tico¡±, admite con satisfacci¨®n el comisario Marcos Fr¨ªas, jefe de la Brigada de Crimen Organizado de la polic¨ªa espa?ola. El ultra Carlos Garc¨ªa Juli¨¢, ahora sexagenario, ha sido localizado en Brasil y en breve ser¨¢ entregado a Espa?a para cumplir una condena de 3.855 d¨ªas que tiene pendiente.
Garc¨ªa Juli¨¢ y el tambi¨¦n falangista Jos¨¦ Fern¨¢ndez Cerr¨¢ irrumpieron la noche del 24 de enero de 1977 en el despacho de los laboralistas de la calle de Atocha, vinculado a Comisiones Obreras y al Partido Comunista de Espa?a (PCE). Acribillaron a tiros a los abogados Enrique Valdevira, Luis Javier Benavides y Francisco Javier Sauquillo, junto al estudiante de derecho Seraf¨ªn Holgado y el administrativo ?ngel Rodr¨ªguez Leal. Otras cuatro personas sufrieron grav¨ªsimas heridas. ¡°Intentaba ayudar a las fuerzas de orden p¨²blico a defender a Espa?a de la subversi¨®n¡±, declar¨® Garc¨ªa Juli¨¢ en el juicio.
El ultraderechista, un veintea?ero apol¨ªneo que en los estertores del franquismo actuaba como orgulloso y viril portaestandarte del notario Blas Pi?ar, l¨ªder de Fuerza Nueva, fue condenado por la Audiencia Nacional en marzo de 1980 a 193 a?os de reclusi¨®n. La misma pena recay¨® sobre Fern¨¢ndez Cerr¨¢, el otro pistolero.
Nunca fue juzgado un tercer implicado en el sangriento asalto ¨CFernando Lerdo de Tejada¨C que logr¨® escapar a Latinoam¨¦rica el 17 de abril de 1979, aprovechando un permiso penitenciario. Este joven, de familia pudiente, estuvo presente en el asalto, pero no efectu¨® disparos porque su arma iba descargada. Su delito prescribi¨® en 1997 y hoy podr¨ªa pasearse libremente por Espa?a, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas.
Cuando llevaba poco m¨¢s de 13 a?os entre rejas, Garc¨ªa Juli¨¢ obtuvo la libertad condicional el 23 de septiembre de 1991, pese a que en la c¨¢rcel hab¨ªa protagonizado m¨¢s de un incidente. Aprovech¨® su excarcelaci¨®n para montar la empresa de espionaje y vigilancia Garc¨ªa & Febrel Asociados junto con un correligionario.
M¨¢s tarde, en agosto de 1994, los jueces autorizaron al ultraderechista a marcharse a Paraguay tras presentar una oferta de trabajo de la naviera Traflumar (Tr¨¢fico Fluvial y Mar¨ªtimo). Asunci¨®n, la capital paraguaya, era entonces un nido, un refugio seguro, de neofascistas y neonazis con causas pendientes en Espa?a gracias a sus conexiones con militares afines al dictador paraguayo Alfredo Stroessner, derrocado en 1989.
Ante el esc¨¢ndalo originado por la benevolencia judicial, el permiso fue revocado d¨ªas despu¨¦s a petici¨®n de la Fiscal¨ªa. En diciembre de 1994 se solicit¨® su regreso a Espa?a, despu¨¦s de sus reiteradas incomparecencias ante la Embajada de Espa?a en Asunci¨®n. Garc¨ªa Juli¨¢ hizo caso omiso. ¡°El p¨¢jaro hab¨ªa emprendido el vuelo¡±, recuerda un polic¨ªa. Iniciaba as¨ª una fuga que ha durado cerca de 25 a?os.
Detenido por narcotr¨¢fico
Tras viajar en repetidas ocasiones a Argentina, Brasil y Estados Unidos, recal¨® en marzo de 1996 en Santa Cruz de la Sierra, la ciudad m¨¢s poblada de Bolivia. Solo dos meses despu¨¦s, el 10 de mayo, efectivos de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotr¨¢fico le deten¨ªan en la habitaci¨®n n¨²mero 13 del hotel Excelsior de Santa Cruz ¡°como principal miembro de una organizaci¨®n de narcotr¨¢fico que usaba la v¨ªa Bolivia-Brasil-Suiza¡± para introducir coca¨ªna en Europa.
?l jur¨® y perjur¨® que se dedicaba a la venta de aceite y camionetas de segunda mano. Incluso lleg¨® a declarar que era psic¨®logo. Sin embargo, dos espa?oles detenidos horas antes en el aeropuerto internacional de Viru-Viru con m¨¢s de 11 kilos de coca¨ªna hab¨ªan confesado qui¨¦n era su jefe. Adem¨¢s, la polic¨ªa encontr¨® en la habitaci¨®n de Garc¨ªa Juli¨¢ material usado para el embalar la droga y m¨¢s de 11.000 d¨®lares, adem¨¢s de otras sumas en moneda espa?ola, boliviana y suiza.
Con su peculiar altaner¨ªa, Garc¨ªa Juli¨¢ declar¨® sentirse v¨ªctima de una trama urdida por la Embajada espa?ola en Bolivia: ¡°Yo era muy famoso en Espa?a por haber matado comunistas¡±, dijo, seg¨²n consta en el sumario instruido en aquella ocasi¨®n. Se refer¨ªa as¨ª a los abogados del despacho de Atocha ligados al sindicato Comisiones Obreras. A ese bufete estuvo vinculada Manuela Carmena, que ser¨ªa alcaldesa de Madrid entre 2015 y 2019.
La polic¨ªa boliviana requiri¨® a Interpol-Espa?a antecedentes del detenido. El 7 de junio de 1996, un t¨¦lex de la polic¨ªa espa?ola informaba a los agentes antinarc¨®ticos bolivianos de los grav¨ªsimos delitos cometidos por el ultra y de la orden de busca y captura que pesaba sobre ¨¦l a nivel nacional. Extra?amente, su detenci¨®n en Santa Cruz no trascendi¨® p¨²blicamente en Espa?a. Fueron reporteros de la revista Intervi¨² los que le localizaron, y fotografiaron subrepticiamente en 1999 en la prisi¨®n de Palmasola, a unos 15 kil¨®metros del centro de Santa Cruz.
Este penal, un poblado amurallado con vigilancia del Ej¨¦rcito que albergaba entonces a m¨¢s de 2.000 presos, era conocido como la c¨¢rcel de los pichicateros, como denominan en Bolivia a los narcotraficantes. Garc¨ªa Juli¨¢, penado a casi siete a?os de c¨¢rcel por tr¨¢fico de drogas, ocupaba una celda en el pabell¨®n 7 y las pocas veces que paseaba por el recinto lo hac¨ªa escoltado por un conocido narco boliviano, Carlos Noguera, apodado El Milcaras, y de varios reclusos que ten¨ªa a su servicio.
Atascado en el penal
En julio de 1998, el condenado por la matanza de Atocha se vio involucrado en un intento de fuga. Seg¨²n las autoridades penitenciarias de Palmasola, hab¨ªa financiado la excavaci¨®n de un t¨²nel por el que pensaban escapar media docena de reclusos. En aquel tiempo, el ultra hab¨ªa dejado de ser el chico atl¨¦tico y apol¨ªneo de otra ¨¦poca y hab¨ªa engordado mucho. Eso le impidi¨® salir por el agujero. Qued¨® atrapado. Por esa tentativa de huida fue enviado al m¨®dulo de m¨¢xima seguridad.
La revista Intervi¨² public¨® en mayo de 1999 un reportaje titulado El ¨²ltimo eslab¨®n de la matanza de Atocha. Tras su localizaci¨®n en la prisi¨®n boliviana, Ignacio Gordillo, entonces fiscal de la Audiencia Nacional, intent¨® su extradici¨®n a Espa?a pero problemas con el convenio judicial entre los dos pa¨ªses y un rifirrafe entre la Audiencia Nacional y los juzgados de Valladolid, de quien depend¨ªa la libertad condicional del condenado, entorpecieron la entrega del asesino.
El 20 de abril de 2001, el Gobierno espa?ol, presidido por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, anunciaba finalmente la petici¨®n de extradici¨®n. Result¨® un fiasco: Garc¨ªa Juli¨¢ hab¨ªa aprovechado la libertad extramuros (el equivalente a la libertad condicional en Espa?a) que le otorg¨® un juez de Santa Cruz en noviembre de 1999 para escapar.
Las autoridades bolivianas fueron las primeras sorprendidas por el anuncio del Ejecutivo espa?ol, ya que hac¨ªa casi a?o y medio que nadie sab¨ªa nada del ultra. Tanto es as¨ª que el Gobierno, en respuesta a una pregunta de Izquierda Unida, asegur¨® el 24 de enero de 2001 que Garc¨ªa Juli¨¢ estaba preso en Bolivia, cuando la verdad es que llevaba meses en paradero desconocido. Se hab¨ªa esfumado a Brasil.
¡°Siempre ¨ªbamos un paso detr¨¢s de ¨¦l¡±, admite con desolaci¨®n el inspector Jorge Garrig¨®s, jefe del Grupo de Fugitivos de la Unidad central de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. ¡°Le localizamos en Bolivia, pero se nos escap¨®¡±, recuerda Garrig¨®s, uno de los art¨ªfices de la caza y captura del asesino.
Carlos Garc¨ªa Juli¨¢ decidi¨® cambiar su identidad y suplantar la de Genaro Antonio Mater¨¢n Flores, hijo de Jos¨¦ Natividad y Mar¨ªa Lourdes, un venezolano con c¨¦dula de identidad 19.890.189, que posiblemente ignora a¨²n hoy que ha habido un criminal que ha usado su nombre. Aprovechando las facilidades de desplazamiento por tierra, el ultra espa?ol se movi¨® por Suram¨¦rica sin contratiempos. ¡°Adelante, se?or¡±, le indicaba la polic¨ªa correspondiente tras comprobar su c¨¦dula venezolana.
Hoy se sabe que el fugitivo se movi¨® como pez en el agua por Paraguay, Bolivia, Chile, Argentina y Venezuela. Una de esas veces qued¨® registrada su entrada a pie en Brasil por el paso fronterizo de Paracaima, en el Estado de Roraima.
Un curr¨ªculo nutrido
Hijo de un oficial de Artiller¨ªa, miembro de una familia numerosa, Garc¨ªa Juli¨¢ nunca destac¨® en los estudios. Sin embargo, d¨¦cadas despu¨¦s se paseaba por el mundo con un abultado curr¨ªculo en el que se presentaba como paracaidista, psic¨®logo, m¨¢ster en mercadotecnia, detective privado, piloto de helic¨®ptero, administrador de empresas, consultor de importaci¨®n y exportaci¨®n, consultor de seguros y hasta responsable de seguridad de importantes directivos empresariales y gubernativos.
¡°Lo que le sucedi¨® en Bolivia le sirvi¨® de lecci¨®n. Comprendi¨® que ten¨ªa que alejarse de ultraderechistas, narcotraficantes y delincuentes si no quer¨ªa verse envuelto en problemas¡ y acabar detenido y extraditado a Espa?a¡±, se?ala el comisario Marcos Fr¨ªas, jefe de la Brigada Central de Crimen Organizado. Desde el tropiezo de Bolivia con la coca¨ªna, no ha tenido ni una multa de tr¨¢fico. Aparentemente, un ciudadano ejemplar.
¡°Llev¨¢bamos dos a?os detr¨¢s de Garc¨ªa Juli¨¢. Le est¨¢bamos pisando los talones. Era un objetivo prioritario para nosotros¡±, explica el inspector Garrig¨®s. La polic¨ªa espa?ola sab¨ªa que estaba en Brasil. D¨ªa a d¨ªa, la telara?a urdida en torno al fugitivo se fue haciendo m¨¢s espesa. Los agentes del Grupo de Fugitivos saben que su trabajo requiere paciencia y tenacidad. Y en esta ocasi¨®n no iba a ser menos.
¡°El sospechoso ha solicitado un permiso de trabajo. Ya tenemos sus huellas dactilares. ?Activamos la maquinaria?¡±. Eso fue lo que el 30 de julio de 2018 comunic¨® la polic¨ªa brasile?a a la espa?ola. El sospechoso iba por la vida bajo la identidad de Genaro Antonio Mater¨¢n Flores, pero su rostro recordaba al del joven abanderado de los m¨ªtines franquistas, aun a pesar bastantes kilos m¨¢s.
La polic¨ªa espa?ola hab¨ªa enviado tiempo atr¨¢s a Brasil las huellas del pistolero de la matanza de Atocha con una indicaci¨®n: Individuo de especial inter¨¦s. Y desde entonces las marcas de los diez dedos de Garc¨ªa Juli¨¢ ya estaban insertas en el sistema policial de Brasil. De modo que s¨®lo hab¨ªa que esperar. Apenas un mes despu¨¦s, en septiembre de 2018, los polic¨ªas brasile?os comunicaron a los espa?oles: ¡°?Positivo! Es ¨¦l.¡±
?Bingo! El comisario Fr¨ªas, el inspector Garrig¨®s y los compa?eros de la UDYCO estuvieron a punto de dar saltos de alegr¨ªa. S¨®lo faltaba hacer las comprobaciones necesarias, estrechar el cerco y detener al condenado por cinco asesinatos. Al fin su esfuerzo iba a dar frutos.
El sospechoso trabajaba de ch¨®fer de Uber, conduciendo un veh¨ªculo propiedad de una brasile?a m¨¢s joven, Ray, con la que conviv¨ªa en Barra Funda, un barrio de clase media de S?o Paulo. Los vecinos cre¨ªan que aquel sexagenario educado y discreto era argentino. Ni su mujer sab¨ªa nada de su pasado tenebroso.
En los primeros d¨ªas del pasado diciembre no hab¨ªa ninguna duda: el supuesto Genaro Antonio Mater¨¢n Flores era Carlos Garc¨ªa Juli¨¢. Y entonces toda la maquinaria se activ¨®. En la ma?ana del 5 de diciembre, cuando sal¨ªa de su casa de la calle de Vitorino Camilo, en S?o Paulo, varios polic¨ªas le interceptaron: ¡°Queda usted detenido¡±. ?l neg¨® ser espa?ol, asegur¨® ser venezolano y ser v¨ªctima de una equivocaci¨®n. De nada valieron sus protestas de inocencia.
El ultraderechista est¨¢ en un centro para detenidos preventivos de la Superintendencia Regional de la Polic¨ªa Federal de S?o Paulo. El Tribunal Supremo brasile?o ha autorizado esta semana su entrega a Espa?a. La polic¨ªa espa?ola cree que eso ocurrir¨¢ en breve, antes de los 60 d¨ªas establecidos por la ley. Con la captura de Garc¨ªa Juli¨¢ se cierra aparentemente uno de los episodios m¨¢s negros y sangrientos de la reciente historia de Espa?a.
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