¡°All¨ª hay mucha gente jug¨¢ndose la vida¡±
El paso de los d¨ªas hace mella en los desalojados por el incendio de Gran Canaria que a¨²n no saben cu¨¢ndo volver¨¢n a sus casas
Desde la costa, por la carretera que llega a Agaete, se avistan varias columnas de humo que se alzan al cielo por las escarpadas laderas de las monta?as que rodean a este municipio grancanario. "All¨ª hay mucha gente jug¨¢ndose la vida para apagar el fuego", sentencia Mari Nieves Bola?os, de 67 a?os, mientras le da un peque?o sorbo al chocolate que sujeta en el polideportivo del pueblo. Sentada en una silla de pl¨¢stico, delante de una hilera de 31 colchonetas donde se apilan algunas mantas, esta vecina narra c¨®mo el paso de las horas y los d¨ªas hacen mella en los afectados por el incendio que asola la isla. "Llevamos aqu¨ª desde el domingo. Sin poder volver. Esto es muy triste. Los nervios me comen. A veces estoy bien, pero otras rompo a llorar", cuenta en la tarde de este martes.
Solo en el ¨¢rea afectada m¨¢s pr¨®xima a Agaete, conocida como El Valle y El Risco, unas 2.300 personas han sido desalojadas por la cercan¨ªa del fuego. De momento, no hay fecha para que regresen a sus hogares. "Se est¨¢ dejando entrar a sus casas a algunas personas para que recojan medicamentos, ropa y otras cosas que dejaron atr¨¢s al salir a toda prisa. Pero entran y salen. No se pueden quedar", detalla Mat¨ªas Hern¨¢ndez, el t¨¦cnico del Ayuntamiento que coordina las labores de ayuda a los desplazados. En el polideportivo pasan la noche entre 50 y 60 personas. Pero, adem¨¢s, aqu¨ª dan comida a los cientos de vecinos que se han quedado en casas de familiares e, incluso, en alg¨²n hotel.
Los padres de Perico Mateo, por ejemplo, se han marchado a dormir a la vivienda de uno de sus hijos. ?l ha decidido, en cambio, pasar la noche en el polideportivo. "La verdad es que, sentimentalmente, nos encontramos muy mal. Estamos muy cansados. Son ya muchos d¨ªas. Y, a veces, se me queda el cerebro como vac¨ªo. En blanco", relata este agricultor de 57 a?os, con la mirada fija en la pista de f¨²tbol, donde se apilan botellas de agua y refrescos. Sobre una larga mesa, los voluntarios preparan bocadillos.
"Yo no me pod¨ªa quedar en casa. Este incendio nos afecta a todos. Yo suelo ir a caminar por la zona afectada y estamos viendo en directo c¨®mo el fuego la destruye", afirma, apesadumbrada, Mar¨ªa Nieves Miranda, una de las vecinas de Agaete que se ha acercado para ayudar con las comidas y el abastecimiento. "Tambi¨¦n, como aqu¨ª nos conocemos todos, hablamos con los desalojados para que se les pasen las horas m¨¢s r¨¢pido", dice, apenas unos minutos antes de que dos curas aterricen en el enclave para saludar y animar a los afectados. Entre ellos se encuentra tambi¨¦n Asunci¨®n Bola?os. El incendio la pill¨® en su vivienda. "Yo era de las que no me quer¨ªa ir de casa. Pero, entonces, uno de mis hijos me dijo que ten¨ªamos que irnos. Que all¨ª no est¨¢bamos seguros". Ahora solo a?ora volver.
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