Los expertos alertan de que las gotas fr¨ªas ser¨¢n cada vez m¨¢s intensas y frecuentes
La comunidad cient¨ªfica ve precipitado atribuir las lluvias torrenciales de estos d¨ªas al cambio clim¨¢tico
Tiempo y clima. Dos conceptos que a menudo se confunden pero que est¨¢n relacionados. Todav¨ªa es pronto para determinar que la gota fr¨ªa que afecta estos d¨ªas al sureste de Espa?a sea una consecuencia directa del cambio clim¨¢tico, aunque los expertos coinciden en que estos fen¨®menos extremos tendr¨¢n m¨¢s intensidad y frecuencia en el futuro debido al calentamiento global. El corto plazo (tiempo) puede ser casual, pero la tendencia (clima) se antoja irreversible si no se adoptan medidas para evitar que la temperatura del mar siga aumentando.
Una depresi¨®n aislada en niveles altos (dana), com¨²nmente conocida como gota fr¨ªa, es una bolsa de aire fr¨ªo independiente del resto de la circulaci¨®n atmosf¨¦rica que, en contacto con otras masas de aire caliente, produce precipitaciones torrenciales. A finales de verano, este fen¨®meno resulta frecuente en el este de Espa?a, cuando el aire fr¨ªo de las capas altas interacciona con la superficie c¨¢lida del mar. Y la intensidad del mismo depende de la diferencia t¨¦rmica entre ambos.
En los ¨²ltimos 35 a?os, la temperatura del Mediterr¨¢neo ha aumentado 1,27 grados, y esto tiene una incidencia directa en la frecuencia y profundidad de las gotas fr¨ªas, seg¨²n una investigaci¨®n de Francisco Pastor, Jos¨¦ Antonio Valiente y Jos¨¦ Luis Palau?publicada en la revista Pure and Applied Geophysics. Samira Khodayar, del Centro de Estudios Ambientales del Mediterr¨¢neo, en Valencia, se muestra tajante: ¡°Estos fen¨®menos se van a intensificar si no hacemos nada para evitarlo¡±.
Raquel Nieto, investigadora del laboratorio de f¨ªsica ambiental de la Universidad de Vigo, explica que el incremento t¨¦rmico de la superficie marina genera una mayor transferencia de calor (convecci¨®n) entre las masas de aire y, por tanto, precipitaciones m¨¢s fuertes. Sin embargo, Nieto considera que todav¨ªa es muy pronto para afirmar que la dana de los ¨²ltimos d¨ªas supone una consecuencia directa del calentamiento global: ¡°Es muy dif¨ªcil atribuir un evento particular al cambio clim¨¢tico. Y eso que hay muchos centros de investigaci¨®n trabajando en eso¡±. Khodayar coincide: ¡°Establecer una relaci¨®n de causa-efecto es aventurarse demasiado¡±.
Pese a la prudencia, existe un consenso cient¨ªfico en que el aumento de la temperatura global provocado por la actividad humana est¨¢ detr¨¢s de la intensificaci¨®n de fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, como los incendios, los huracanes o las inundaciones. As¨ª lo ha reiterado el Panel Intergubernamental para el Cambio Clim¨¢tico (IPCC)?de las Naciones Unidas?en diversas ocasiones.
Esta semana, el Mediterr¨¢neo oscila entre los 24 y los 25 grados, algo com¨²n en los meses de septiembre y octubre. Y en ese contexto, una gota fr¨ªa no resulta un fen¨®meno extra?o, especialmente en el ¨¢rea que se extiende entre la Comunidad Valenciana y Baleares. ¡°Es habitual que haya dos, tres o hasta cuatro en esta ¨¦poca del a?o. El problema es que son muy complicadas de predecir¡±, relata Nieto.
La dana que asola el sureste peninsular, y ya ha causado seis muertes, est¨¢ siendo especialmente incontrolable porque, adem¨¢s de la elevada temperatura del mar, existe una gran cantidad de calor y humedad acumulada en la atm¨®sfera. ¡°Los sistemas formados se retroalimentan continuamente. Y el desplazamiento hacia el sur es muy lento¡±, relata Khodayar. Esto explica que el fen¨®meno dure m¨¢s d¨ªas que en otras ocasiones.
En el oto?o mediterr¨¢neo, el tiempo siempre ha sido imprevisible. Pero, si nadie hace nada, el clima condicionar¨¢ la vida de esta zona como nunca lo hab¨ªa hecho antes. Solo hay una forma de evitarlo: tomar medidas para frenar el calentamiento global. ¡°Y hay que tomarlas ya¡±, concluye Khodayar.
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