Instrucciones contra la sentencia
Los CDR se preparan para nuevos d¨ªas de tensiones en la calle cuando se conozcan las penas del juicio al Proc¨¦s: ¡°Necesitamos estar preparadas y fuertes¡±
- Hola a todos. Acaba de venir un fot¨®grafo de EL PA?S a pedirnos hacer una foto, y les hemos dicho que no.
La sala en la que se re¨²ne el Comit¨¦ de Defensa de la Rep¨²blica (CDR) de Gracia emite un murmullo de aprobaci¨®n. ¡°Hace poco en otra reuni¨®n no dejaron entrar a la ACN [Agencia Catalana de Noticias]. Yo creo que no se quieren fotos y ya¡±, dice una asistente. La gente coge su silla de las torres del fondo y se organiza para caber en esta sala del Llu?sos de Gracia, adonde llega desde la calle el ruido de ni?os jugando. Es un aforo ins¨®lito: unas cien personas. Gente mayor sobre todo, muchas mujeres, varios j¨®venes; un espectro sociocultural amplio y de distintas ideolog¨ªas unidas por el soberanismo. Se imparte esto: Taller Antirrepresi¨®n: medidas de protecci¨®n jur¨ªdicas y emocionales. El CDR explic¨® la raz¨®n de la actividad en Twitter: ¡°Vienen d¨ªas de estar en la calle y es necesario que estemos preparadas y fuertes. ?Cuid¨¦monos! No faltes y p¨¢salo¡±. No falt¨® nadie. O, al menos, no cab¨ªa nadie m¨¢s. ¡°C¨®mo se nota que el lunes sale la sentencia, hay preocupaci¨®n¡±, empieza Laura Medina, abogada de Ir¨ªada, la asociaci¨®n de defensa de derechos humanos y civiles que imparte el taller. Hace dos semanas, la polic¨ªa detuvo a nueve miembros de los CDR supuestamente con material para preparar explosivos; siete de ellos fueron enviados por el juez a prisi¨®n acusados de terrorismo.
En la Pla?a de Nord, barrio de Gracia, un hombre arrastra una bicicleta a un portal. No es un hombre ni una bicicleta cualquiera: se trata de un trotamundos, el argentino Maty Amaya, que dice que sali¨® de casa para unos d¨ªas y lleva cinco a?os viajando y m¨¢s de 90.000 kil¨®metros recorridos. ¡°?Es por alguna causa?¡±. ¡°No, es por mi lema: ¡®Cuando se quiere, se puede, lo imposible cuesta un poco m¨¢s¡±. Su bicicleta pesa m¨¢s de cien kilos. Hay infinidad de banderas en ella. La independentista arriba de todo, entre otras; defiende la independencia de Catalu?a ¡°y el Pa¨ªs Vasco¡±, dice, aunque hace dos d¨ªas en su cuenta de Instagram la foto de una gran bandera espa?ola anuncia su llegada a Girona. Un vecino abre el portal en el que hablamos y Maty se despide: le han ofrecido por redes sociales un cuarto para pasar la noche.
A veinte metros, en la misma plaza, sigue entrando gente al Llu?sos de Gracia, asociaci¨®n social y deportiva dedicada a formar ni?os y j¨®venes; hoy decenas de ni?os participan en varios juegos infantiles. El colectivo tiene 164 a?os de historia, m¨¢s de un millar de socios (hay lista de espera), alrededor de una veintena de secciones y una sede espectacular, reformada en 2015, donde adem¨¢s de dos plantas con salones a disposici¨®n de colectivos del barrio, cuenta con un teatro de 200 localidades y una cafeter¨ªa. Ese bar hoy, viernes tarde, est¨¢ repleto de gente, pero hay una mesa alta vac¨ªa que nadie ocupa. Un cartel en catal¨¢n explica por qu¨¦: ¡°En esta mesa se sol¨ªa sentar Jordi Cuixart. Hace un a?o que ¨¦l y Jordi S¨¤nchez est¨¢n privados de libertad. Por eso esta mesa est¨¢ reservada para recordarles y decirles que los esperamos pronto¡±. En el vest¨ªbulo (un enorme cartel con fotos gigantes de los pol¨ªticos presos) y en la fachada (dos afiches pidiendo rep¨²blica y libertad para los encausados por el proc¨¦s) recuerda la situaci¨®n de excepcionalidad que se vive en Catalu?a.
El procesismo tiene dos objetivos marcados, explica una fuente an¨®nima del CDR: que no haya normalidad hasta que se instaure la rep¨²blica ¡ª¡°se sacrificar¨¢n una o dos generaciones, pero se conseguir¨¢¡±¡ª y que el des¨¢nimo no cale ¡ª¡°la represi¨®n del Estado espa?ol consiste en eso, en hacer que pienses, despu¨¦s de tanto tiempo, si merece la pena tanto esfuerzo¡±. En la propia Pla?a de Nord una estudiante cuenta que varios de sus amigos, universitarios como ella, ven con hast¨ªo una nueva temporada de movilizaciones: cortes de tr¨¢fico, manifestaciones, huelgas. ¡°Son independentistas y tambi¨¦n estudiantes, ser¨ªa otro curso perdido, como en 2017¡±. A esto, b¨¢sicamente, se refer¨ªa Toni Com¨ªn, exconseller huido de la justicia espa?ola en B¨¦lgica, cuando esta semana apelaba al ¡°precio que hay que pagar¡± por la independencia, planteando la posibilidad de que la gente deje de trabajar para frenar la econom¨ªa: la dicotom¨ªa vida-causa o, m¨¢s bien, poner la vida al servicio de la causa, no los representantes pol¨ªticos que ya la han puesto sino los ciudadanos comunes. Las generaciones sacrificadas.
Dentro del Llu?sos de Gracia, la abogada Laura Medina habla a los asistentes al taller. Muchos de ellos toman notas. La letrada explica los tipos de ¡°represi¨®n¡±, las multas, las sanciones. Dicen que se vive un momento en que el Estado busca asociar a ciertos movimientos e ideolog¨ªas con el terrorismo. Aunque esa acusaci¨®n concreta se caiga, como en el caso de Alsasua, ¡°consigue igualmente su objetivo: aislar y desmovilizar¡±. Por eso anima a movilizarse colectivamente para evitar que se divida el movimiento. ¡°Es f¨¢cil¡±, dice, ¡°identificarse con los CDR en prisi¨®n porque provienen del mismo movimiento. Aunque sintamos afinidad por los presos pol¨ªticos, el caso de los CDR es m¨¢s pr¨®ximo¡±. Eso causa desmovilizaci¨®n y al mismo tiempo, se?ala, divide, pues hay gente dentro de los CDR que cree el discurso del terrorismo y busca distanciarse de ¨¦l. ¡°Es una gota malaya, as¨ª act¨²a el Estado¡±.
Uno de los asistentes, un hombre de unos 60 a?os, hace referencia a esto ¨²ltimo alegando que a veces se sent¨ªa ¡°traicionado¡± por los suyos. ¡°El poder criminaliza, vale, pero cuando los tuyos de repente compran el discurso del poder te sientes traicionado¡±. Hay protestas desde otro extremo de la sala: ¡±?Qui¨¦n compra el discurso del poder?¡±. El hombre aclara que no se refiere a los CDR, sino a ¡°algunos pol¨ªticos¡±.
La psic¨®loga de Ir¨ªada, Elisenda Pradell, anima a ¡°cuidarse¡±. ¡°Tenemos que preocuparnos las unas de las otras, mirar para el lado, saber que estamos juntas¡±. ¡°Somos seres rutinarios¡±, dice, ¡°es importante que la tensi¨®n de los d¨ªas que vendr¨¢n no nos haga olvidar nuestras rutinas ni nuestros cuidados¡±. Una asistenta se queja de la frustraci¨®n: la llega a aturdir. ¡°Para eso est¨¢n las movilizaciones, para canalizar eso¡±, le dice la psic¨®loga. ¡°Pero no quiero dejar de estar enfadada¡±, concluye la mujer. Otra habla de las ¡°consecuencias emocionales¡± del 1 de octubre de 2017, fecha del refer¨¦ndum ilegal en la que la polic¨ªa carg¨® contra los ciudadanos que se opon¨ªan a que los colegios electorales fuesen cerrados: ¡°Cuando oigo el ruido de un helic¨®ptero me recuerda a ese d¨ªa y vuelvo a sentir la misma ansiedad¡±.?
Levanta la mano una mujer mayor. Cuenta que en las manifestaciones alrededor del Parlament hubo cargas. Ella pens¨® que podr¨ªa aguantar los golpes pero reaccion¨® huyendo: de la rabia, dice, se le contractur¨® la mand¨ªbula. Pradell recuerda la importancia de conocer los l¨ªmites de cada una: ¡°La movilizaci¨®n de los CDR es m¨¢s que estar en la primera l¨ªnea, cada persona puede servir para una cosa distinta: socorrer, preparar la comida para todos...¡±. M¨¢s turnos de palabra. Una mujer relata c¨®mo despu¨¦s de unas cargas, se encontraron en el mismo bar los manifestantes y los polic¨ªas que hab¨ªan cargado contra ellos. Un chico que hab¨ªa resultado herido fue a ense?arle a los agentes lo que le hab¨ªan hecho, fue identificado y retenido.
C¨®mo actuar con la polic¨ªa es uno de los puntos que m¨¢s tiempo lleva del taller. ¡°?Puedo grabar una conversaci¨®n con la polic¨ªa?¡±. ¡°S¨ª, si intervienes t¨²¡±, responde la abogada, ¡°aunque anunci¨¢rselo no es buena idea¡±. Risas en la sala. Un hombre de mediana edad pregunta hasta qu¨¦ punto se le puede pedir a un polic¨ªa su n¨²mero de identificaci¨®n y no incurrir en falta de respeto a la autoridad, una de las sanciones m¨¢s comunes. M¨¢s risas. Una se?ora de aproximadamente 70 a?os pregunta por los plazos de las retenciones y c¨®mo actuar: la abogada le informa de que, c¨®mo m¨¢ximo, son 72 horas, y es importante no declarar, no hablar nunca. Hay que pedir un abogado. ¡°Yo voy a estar: quiero un abogado, quiero un abogado, quiero un abogado, hasta sacarlos de quicio. La gota malaya voy a ser yo¡±.
Elisenda Pradell resume: ¡°No hay que sentirse culpable, esto no es cosa de un d¨ªa sino que ser¨¢ largo; la represi¨®n se utiliza porque funciona¡±. Por eso, dice, aunque ¡°la situaci¨®n es traum¨¢tica, si validas el discurso, tu discurso, tus ideas, la situaci¨®n es potencialmente dram¨¢tica pero mucho menos¡±. Han pasado dos horas y media. Un bote se empieza a pasar entre todos los asistentes, que dejan billetes de diez y veinte euros; se trata de un crowdfunding de Ir¨ªada. De la Pla?a de Nord ya se han retirado los ni?os y se ha levantado algo de viento, pero es viernes noche y los bares y las terrazas de Gracia est¨¢n llenos. Este lunes el proc¨¦s, la declaraci¨®n unilateral de independencia hecha en octubre de 2017 y sus acontecimientos anteriores, conocer¨¢ la sentencia de muchos de los protagonistas pol¨ªticos de entonces, los que no huyeron y llevan dos a?os en prisi¨®n provisional. Ese d¨ªa, ma?ana, la Catalu?a independentista de la realidad del d¨ªa a d¨ªa y la independentista del ideal pol¨ªtico (Sancho y Quijote), ser¨¢ otra vez una, se desconoce con qu¨¦ intensidad.
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