El negacionismo clim¨¢tico no se contagia seis meses despu¨¦s

Ni ha desaparecido el problema ni Espa?a se ha dotado de los instrumentos legales que se necesitan para combatirlo. En estos seis meses de bloqueo pol¨ªtico las evidencias sobre los impactos del cambio clim¨¢tico han seguido aumentando a trav¨¦s de informes que alertan de los riesgos de la subida del mar para la costa espa?ola y de estudios cient¨ªficos que sit¨²an a la regi¨®n mediterr¨¢nea en la zona cero de esta crisis. Pero Espa?a no cuenta ni siquiera con una ley que siente bases consensuadas entre partidos sobre c¨®mo combatir el calentamiento y c¨®mo prepararse para las consecuencias que ya son inevitables.

Esa norma ¨Cque la mayor¨ªa de los partidos dice querer sacar adelante¨C es necesaria para que el pa¨ªs pueda cumplir con las obligaciones del Acuerdo de Par¨ªs. Porque las medidas aprobadas hasta ahora no permitir¨¢n que Espa?a cumpla con los recortes de emisiones de gases de efecto invernadero que debe hacer, seg¨²n advert¨ªa el pasado jueves la Agencia Europea del Medio Ambiente a trav¨¦s de un informe de evaluaci¨®n de los Veintiocho.

Pero desde que se cerr¨® en Par¨ªs ese acuerdo global contra el cambio clim¨¢tico en diciembre de 2015 la falta de estabilidad de los distintos Ejecutivos, las disputas entre ministerios y los adelantos electorales han hecho que no se pueda aprobar la ley marco espa?ola. ¡°Y cuanto m¨¢s tardemos en actuar m¨¢s caro ser¨¢¡±, resume Cristina Narbona, presidenta del PSOE y exministra de Medio Ambiente. Es, recuerda, el ¡°coste de la inacci¨®n¡± que ya estableci¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada el economista brit¨¢nico Nicholas Stern en su famoso informe sobre las implicaciones econ¨®micas de esta crisis. Retrasar esas medidas har¨¢ que sea m¨¢s caro en t¨¦rminos econ¨®micos, pero tambi¨¦n m¨¢s dif¨ªcil impedir que el calentamiento alcance las cotas m¨¢s catastr¨®ficas, como advierte el grupo de cient¨ªficos que asesora a la ONU, el conocido como IPCC.

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La inacci¨®n puede llegar por un bloqueo pol¨ªtico como el que vive Espa?a o, directamente, por la negaci¨®n del problema como ocurre en otros pa¨ªses. Y una de las novedades de estos seis ¨²ltimos meses ha sido la irrupci¨®n en el Congreso y el Senado de un partido ¨CVox¨C que achaca a conspiraciones marxistas la tesis del cambio clim¨¢tico y que, por ejemplo, bloque¨® en la C¨¢mara alta una declaraci¨®n sobre los incendios que golpearon a Canarias durante este verano porque hac¨ªa referencia al calentamiento global.

Pero esta actitud ¨Csimilar a la de Jair Bolsonaro en Brasil, por ejemplo¨C se ha quedado encajonada en ese reducto de parlamentarios de extrema derecha; no se ha producido un efecto contagio del negacionismo al resto de formaciones. En alg¨²n caso, incluso, ha ocurrido lo contrario. Unos d¨ªas antes de que se disolviera en septiembre el Parlamento, todos los partidos, salvo Vox, asumieron la gravedad del reto, al menos, de palabra: as¨ª sali¨® aprobada una moci¨®n en el pleno del Congreso de apoyo a la declaraci¨®n del estado de emergencia clim¨¢tica en Espa?a. ¡°Hay que aplaudir que PP y Ciudadanos apoyaran la declaraci¨®n¡±, subraya Juan L¨®pez de Uralde, diputado de Unidas Podemos e impulsor de ese texto.

Uralde ha sido uno de los protagonistas, a su pesar, de otro de los acontecimientos verdes de estos seis meses: la fractura abierta en Equo, el partido ecologista con m¨¢s tradici¨®n en Espa?a. Las bases de esta formaci¨®n decidieron abandonar su alianza con Unidas Podemos y presentarse a las elecciones junto a ??igo Errej¨®n; Uralde, parlamentario por Vitoria y la cara m¨¢s reconocida de Equo hasta ahora, se qued¨® con Podemos.

M¨¢s Pa¨ªs, la formaci¨®n de Errej¨®n, ha asumido el combate contra el cambio clim¨¢tico como bandera. Pero todos los partidos, salvo la extrema derecha, plantean medidas sobre cambio clim¨¢tico. El PP, por ejemplo, lamenta en su programa que el ¡°bloqueo pol¨ªtico¡± haya impedido abordar ¡°cuestiones que no pueden esperar¡±, entre las que cita ¡°los compromisos en materia de cambio clim¨¢tico¡±.

Otra cosa es que las formaciones planteen medidas m¨¢s o menos ambiciosas o m¨¢s o menos r¨¢pidas. ¡°No va a ser f¨¢cil un consenso para la ley de cambio clim¨¢tico o la fiscalidad ambiental¡±, vaticina Cristina Narbona sobre la nueva legislatura que se deber¨ªa abrir tras el 10 de noviembre.

Al margen de los partidos, desde el 28 de abril hasta ahora las calles de muchas ciudades espa?olas se han vuelto m¨¢s verdes. Ocurri¨® con la gran manifestaci¨®n de julio contra la anunciada derogaci¨®n (que finalmente no se produjo) del plan anticontaminaci¨®n Madrid Central; con las manifestaciones de la huelga del clima del 27 de septiembre impulsadas por los j¨®venes; con las protestas de octubre de Extinction Rebellion; o con la hist¨®rica marcha de hace unos d¨ªas en Cartagena por el Mar Menor.

Mario Rodr¨ªguez, responsable en Espa?a de Greenpeace, cree que se est¨¢ viviendo un ¡°cambio sociol¨®gico¡± impulsado por los j¨®venes de forma global. ¡°Hay una indignaci¨®n por la degradaci¨®n ambiental¡±, opina.

Rodr¨ªguez no duda de que las calles se volver¨¢n a llenar cuando Madrid acoja en diciembre la cumbre internacional del clima tras la renuncia de Chile: ¡°Puede ser una magn¨ªfica oportunidad para que el cambio clim¨¢tico vuelva a la agenda pol¨ªtica durante la negociaci¨®n del pr¨®ximo Gobierno¡±.