Ana Blanco, presidenta
La moderadora fue la ganadora de un debate donde los debatientes, varones, evitaron tratar asuntos de igualdad. Igual lo dejan para el coloquio de candidatas del jueves, que para eso son cosas de chicas
Hoy estoy corporativista. No solo por solidaridad con los compa?eros que cubren las caravanas electorales, algunos de los cuales fueron convocados en Barajas a las seis de la ma?ana despu¨¦s de acabar a las tres de mandar sus cr¨®nicas en la otra punta de la metr¨®poli. Sino porque, para m¨ª, el ganador del debate del lunes no fue ninguno de los debatientes, sino la colega Ana Blanco. Fue ella la que les ofreci¨® la cuerda con la que se ahorcaron ellos solos. Criaturitas.
¡°Hablar¨¢n de paridad, pero esta foto no es de igualdad¡±, solt¨® Blanco, con dos ovarios, aludiendo al pleno de varones candidatos a presidente, para introducir el bloque de pol¨ªticas sociales. Pero salvo Pablo Iglesias, que augur¨® que esa ser¨ªa la ¨²ltima imagen XY de la historia; y Pedro S¨¢nchez, que presumi¨® de mayor¨ªa absoluta de ministras, ninguno de los aludidos aprovech¨® el guante para marcar paquete feminista. Quiz¨¢ porque no lo tienen, quiz¨¢ porque no lo consideran ni prioritario ni de machotes. Menos de dos minutos se demoraron los se?ores cabezas de lista en ventilar el asunto ante la incredulidad de la presentadora hist¨®rica del telediario.
La misma impert¨¦rrita profesional que nos tuvo horas en vilo cont¨¢ndonos el 11-S en directo sin mover una ceja, no pudo evitar poner los ojos en blanco en alg¨²n plano robado. A su vera, Vicente Vall¨¦s animaba a los candidatos a rebatirse viendo que iban cada uno a vender su libro mientras Abascal se les escapaba vivo. No pudo ser. Ya lo dijo Errej¨®n, el Excluido: no se les puede dejar solos.
Adem¨¢s de los titulares ya publicados, el debate nos dej¨®, momentazos memorables como el plano inicial de un presunto se?or de la limpieza de atrezzo entre todas las se?oras. O el spoiler de Pedro S¨¢nchez nombrando a Nadia Calvi?o vicepresidenta econ¨®mica antes de ser investido. O el enigm¨¢tico ¡°esta es la Espa?a que quiero para mis hijos¡±, as¨ª, en plural, cuando solo tiene una ni?a, de Albert Rivera, dando alas a calenturientas elucubraciones sobre una hipot¨¦tica paternidad en curso. Total: ?qu¨¦ bien lo pasemos!, que dicen los mileniales, si no fuera porque lo que pase el domingo puede no tener maldita la gracia.
Lo que es la campa?a sobre el terreno pas¨® ayer martes el ecuador y los candidatos se fueron de bolos, digo m¨ªtines, por provincias, que una cosa es que sus gur¨²s les digan que est¨¢ todo el g¨¦nero vendido, y otra que no haya que seguir pregon¨¢ndolo. Errej¨®n se llev¨® a Carmena a Bilbao de voluntaria de campa?a. Pablo Iglesias se destesticul¨® de su propio lapsus de las, ejem, mamadas en Twitter. Y Lucas, el caniche de Ciudadanos, que a¨²n es lactante y est¨¢ aprendiendo a controlar esf¨ªnteres, se alivi¨® de aguas mayores en el parqu¨¦ de su sede. El correspondiente documento gr¨¢fico circulaba por los m¨®viles de los periodistas de todas las caravanas otorg¨¢ndole, por fin, un incontestable peso org¨¢nico a tanto meme, tanto bot y tanta campa?a en redes.
De igualdad, los candidatos no saben, no contestan. Lo de la brecha salarial, la violencia machista, la corresponsabilidad, etc¨¦tera ya se lo dejan a sus segundas en el debate de mujeres del jueves en La Sexta, que para eso son cosas de chicas.
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