El voto de Mohammed
"Yo vengo del tercer mundo. Dicen que hay democracia, pero no puedes decir lo que piensas¡±
Martes 5 de noviembre. Son las 10.30 y, como cada ma?ana desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, Mohammed Belal Aziz Khatun sube la persiana de Bushra Spain, un locutorio que hace fotocopias y env¨ªa dinero a cualquier parte del mundo desde la plaza de Lavapi¨¦s. Bien visible frente al mostrador hay un papel escrito a mano: ¡°Embajada de Bangladesh: metro Arturo Soria¡±. Mohammed ¡ª57 a?os, 32 en Madrid¡ª tiene nacionalidad espa?ola ¡ªense?a el DNI para evitar deletrear su nombre¡ª y votar¨¢ el domingo.
Pero no vio el debate del lunes. ¡°Cansado¡±, dice en un castellano escueto. ?De la pol¨ªtica? ¡°?No!¡±, se r¨ªe, ¡°De trabajar. Cerramos a las 11 de la noche. Todos los d¨ªas del a?o". Si le preguntas qu¨¦ le pedir¨ªa a un candidato que entrara por la puerta, responde: ¡°Que levante la econom¨ªa¡±. ?Algo m¨¢s concreto? ¡°Que deje pasar los coches al barrio. Ahora hay muchos turistas, pero no compran¡±. Aun as¨ª, no quiere quejarse: ¡°Esto es el primer mundo y se puede hablar. Yo vengo del tercer mundo. Dicen que hay democracia, pero no puedes decir lo que piensas¡±.
A los cinco minutos llega Mart¨ªn Ferrara, empleado suyo desde marzo pasado. Tiene 47 a?os, es peruano, lleva 27 en Europa. No ha querido nacionalizarse: ¡°Mis cosas¡±. Es uno de los cinco millones de extranjeros ¡ªel 10,7 % de la poblaci¨®n¡ª que seg¨²n el INE viven en Espa?a. No puede votar el domingo pero vio parte del debate. Le interesaron Albert Rivera y Pablo Iglesias. El primero por su propuesta de ¡°una cartilla sanitaria que valga en todas partes¡±. Antes vivi¨® en Canarias y al mudarse lo ¡°mataron¡± con el papeleo.
El segundo porque ¡°lucha contra la violencia de g¨¦nero¡±. Tiene una hija de 13 a?os y se preocupa por ella aunque no cree que Espa?a sea un pa¨ªs machista: ¡°Machista es Per¨²¡±. Y agrega impostando la solemnidad: ¡°Ahora tengo mentalidad europea¡±. ?Y racista? ?Es un pa¨ªs racista? ¡°Como los dem¨¢s¡±, responde. Su jefe parece m¨¢s dr¨¢stico: ¡°En Inglaterra los polic¨ªas son m¨¢s educados. Te dicen ¡®Good morning, sir¡¯ cuando te piden la documentaci¨®n. Aqu¨ª: ¡®T¨², los papeles¡¯. Han estudiado menos¡±. Cuando salta a la charla la acusaci¨®n de Vox de que hay m¨¢s delincuentes entre los inmigrantes, los dos est¨¢n de acuerdo: ¡°Mienten¡±.
¡°?Los pol¨ªticos son todos ladrones?¡±, pregunta a su vez el patr¨®n. ¡°He o¨ªdo que quieren construir un muro¡±, a?ade Mart¨ªn. ¡°?Pero si la mayor¨ªa entra por el aeropuerto con visa de turista! Y a los que vienen de ?frica no los para un muro. ?Qu¨¦ pueden morir? Si se quedan en sus pa¨ªses mueren seguro¡±.
Ninguno de los dos se ha sentido menospreciado por ser extranjero. ¡°Es que yo soy espa?ol¡±, corrige Mohammed al instante. ¡°Y estoy todo el d¨ªa en la tienda. Ni bebo ni voy a discotecas¡±. Su mayor problema, se lamenta, es el castellano. Tiene dos hijos nacidos en Espa?a. El chico, de 22 a?os, estudia en Londres International Business. La chica, de 12, sigue en un colegio del barrio. ¡°A veces¡±, cuenta, ¡°me dice que vaya yo a la escuela¡±. Para mejorar la lengua. Y se echa a re¨ªr pensando en la ni?a: ¡°Cuando le hablo en bangla me suelta: ¡®vete a tu pa¨ªs¡¯'. Yo le contesto: ¡®?racista!¡±
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