¡°?Quieres ir a Europa? Dame lo que tengas¡±
El conductor que embisti¨® el paso fronterizo hab¨ªa ido recogiendo a los migrantes por el camino desde T¨¢nger
Medianoche del pasado 17 de noviembre. Boubakar Sow camina bajo la lluvia buscando refugio entre los arbustos de un boscaje a las afueras de T¨¢nger. Ve acercarse las luces de un coche y empieza a correr. ¡°Pensaba que era la polic¨ªa¡±, cuenta el veintea?ero guineano, sentado ahora junto a la entrada del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta. ¡°El conductor empez¨® a llamarme: ¡®No corras, ?quieres ir a Europa? Ven¡±, recuerda. Se subi¨®. Y lo siguiente que vio, un par de horas despu¨¦s, fueron las luces del paseo mar¨ªtimo de la ciudad aut¨®noma de Ceuta y el veh¨ªculo destrozado tras haber arrollado el paso fronterizo de El Tarajal.
¡°El coche estaba lleno de gente, por eso me fi¨¦ [del conductor] y entr¨¦¡±, recuerda Boubakar. ¡°Pero estaba tan oscuro que no pod¨ªa reconocer a nadie¡±. Junto al joven se apretujaban otros 33 hombres, 16 mujeres y dos ni?os. Seg¨²n su relato, el conductor, un ciudadano marroqu¨ª de 38 a?os que ha sido detenido, fue recogiendo a cada persona, algunas en peque?os grupos o solas, conforme las encontraba por la calle, antes de enfilar hacia la frontera y embestir las verjas tanto del lado marroqu¨ª como del espa?ol.
¡°Todo qued¨® destrozado, yo grit¨¦ en cuanto me di cuenta de que estaba en peligro¡±, dice Suleiman, de Sierra Leona. ¡°Antes de marearme vi c¨®mo casi volcaba. La gente chillaba: ¡®?Pero ad¨®nde va este t¨ªo!¡±. El veh¨ªculo, desvencijado, con las ruedas reventadas por la barrera punzante que a un agente marroqu¨ª le dio tiempo a desplegar, consigui¨® llegar desde el puesto fronterizo a la cercana playa de la Almadraba. All¨ª se detuvo. Los ocupantes empezaron a aporrear la puerta de la furgoneta hasta que agentes de la Guardia Civil abrieron. En ese momento, Suleiman se desplom¨®. ¡°Ca¨ª inconsciente por el calor¡±, cuenta. ¡°[Dentro] estaba tan oscuro que, cuando alzaba la cabeza, no consegu¨ªa ver a nadie; era angustioso, me quit¨¦ todo lo que llevaba encima¡±.
¡°El conductor nos pregunt¨® si quer¨ªamos ir a Europa, dijimos que s¨ª, pero no ten¨ªamos dinero. Nos dijo que no era mucho, que le di¨¦semos lo que tuvi¨¦semos¡±, relata Tores Baide, guineano de 18 a?os. ?l le dio 150 euros. ¡°Algunos pagaron m¨¢s, otros menos¡±, dice. A Suleiman le sali¨® algo m¨¢s barato. ¡°Me dijo: ¡®Dame lo que tengas en los bolsillos¡¯. En ese momento yo solo ten¨ªa unos 500 dirhams [50 euros] y una cadena en el cuello que le? ?di¡±.
De los 52 migrantes que iban en la furgoneta, cuatro tuvieron que ser trasladados al hospital por lesiones debidas al ajetreo de la carrera y al golpe que recibi¨® el veh¨ªculo al chocar contra la verja. El resto ingresaron en el CETI.
En mayo, siete personas que viajaban ocultas en un veh¨ªculo resultaron heridas cuando la conductora tuvo un accidente tras atravesar el control de la Guardia Civil en la frontera. El cruce de migrantes escondidos en distintas partes de los coches ¡ªdesde el salpicadero o los dobles fondos de asientos hasta los bajos y el motor¡ª es habitual en las fronteras de Ceuta y Melilla, pero casi siempre de forma individual o en grupos muy reducidos. Grupos m¨¢s grandes han conseguido entrar en ambas ciudades en veh¨ªculos conducidos de forma temeraria. Ambos m¨¦todos ilustran el enorme riesgo que asumen migrantes y solicitantes de asilo subsaharianos para acceder a las ciudades aut¨®nomas desde Marruecos.
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