El combate de investidura
La bronca sesi¨®n confirma que esta ser¨¢ una legislatura dominada por ERC sin mayor¨ªas suficientes para llegar a acuerdos de calado
Las sesiones del Congreso de este fin de semana han dibujado la tormenta perfecta. Era f¨¢cil ¡ªy previsible¡ª el dur¨ªsimo ataque de las derechas a un candidato d¨¦bil, sumiso ahora a las fuerzas independentistas. Ya lo advirti¨® con su matonismo habitual el portavoz de ERC, Gabriel Rufi¨¢n. Pero la tormenta y el espect¨¢culo general ¡ªbochornoso a ratos¡ª ha roto moldes.
Mientras los pol¨ªticos expon¨ªan en el hemiciclo sus argumentos y, sobre todo, lanzaban sus soflamas, en Barcelona el Parlament tensaba el ambiente con una resoluci¨®n que tachaba de golpe de Estado la inhabilitaci¨®n de Torra y en Madrid la c¨²pula conservadora del Ayuntamiento se sumaba a una manifestaci¨®n contra Pedro S¨¢nchez. Esos son los dos polos de tensi¨®n a los que se vio y se ver¨¢ sometido el pr¨®ximo Gobierno de Pedro S¨¢nchez. Si este ped¨ªa hacer pol¨ªtica frente a la judicializaci¨®n, Pablo Casado amenazaba con una nueva querella y ERC esgrim¨ªa la amnist¨ªa, adem¨¢s de introducir un nuevo elemento de incertidumbre al analizar si la decisi¨®n de la Junta Electoral Central respecto a Torra deb¨ªa cambiar o no el sentido de su voto. Ha sido una forma de recordarle a S¨¢nchez hasta qu¨¦ punto el partido republicano le va a mantener en vilo permanente.
El parlamentarismo espa?ol, aferrado a las interminables sucesiones de mon¨®logos, ha trocado el intercambio de argumentos en un combate escasamente edificante. Frente a un programa social ciertamente interesante y una voluntad probablemente ingenua de moderar al independentismo catal¨¢n a cambio de concesiones, sus se?or¨ªas se han enredado en el cuerpo a cuerpo. Y as¨ª, demostrando que el motor pol¨ªtico est¨¢ gripado, se ha hablado m¨¢s de franquismo, de represi¨®n, de P¨¦rez Gald¨®s o de Victoria Kent que de las pensiones o la legalizaci¨®n de la eutanasia.
El independentismo ha marcado la sesi¨®n de investidura. Es la nueva bisagra; la nueva fuerza tan agresiva con ¡°el Estado espa?ol¡± como necesaria. La novedad no es que la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, revise la historia a su medida y acuse de autoritario al jefe del Estado. La novedad es que el candidato socialista le responda a ella como a Rufi¨¢n con guante de seda y la misma correcci¨®n parlamentaria con la que ha tratado a los dem¨¢s.
Este combate de investidura confirma lo obvio: esta ser¨¢ una legislatura sin mayor¨ªas suficientes para llegar a acuerdos de calado y estar¨¢ dominada por ERC. En este contexto, es de agradecer el soplo de aire fresco que ha introducido la izquierda representada por Podemos y sus confluencias. Pablo Iglesias, por cierto, en una intervenci¨®n moderada y profesoral, fue el ¨²nico que habl¨® de patriotismo. De entre los agrios insultos, el entusiasmo de estos pol¨ªticos ¡ª¡°s¨ª, se puede¡±¡ª dignific¨® un tanto la primera sesi¨®n de investidura, independientemente de las ideas que defienden.
La aportaci¨®n ilusionante de los izquierdistas, sin embargo, se perfila insuficiente para reducir la tensi¨®n y espantar las amenazas que se ciernen sobre la gobernabilidad de este pa¨ªs. La fragmentaci¨®n del Parlamento no se ha puesto al servicio del di¨¢logo, sino de la polarizaci¨®n. El Parlamento va a ser un buen escenario para comprobarlo. Ni siquiera la portavoz socialista, Adriana Lastra, aprovech¨® su turno para defender su programa, sino para elevar la tensi¨®n. La mejor descripci¨®n de lo ocurrido la aport¨®, parad¨®jicamente, la independentista catalana Laura Borr¨¤s: ¡°Vi¨¦ndoles aqu¨ª me parece que el problema de convivencia lo tienen ustedes¡±.
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