El triple salto de Lola
La decisi¨®n de S¨¢nchez de nombrar fiscal jefe a Dolores Delgado dos d¨ªas despu¨¦s de abandonar el Ministerio de Justicia causa una gran pol¨¦mica
El pasado mi¨¦rcoles, cuando Pedro S¨¢nchez prometi¨® ante Felipe VI el cargo de presidente del Gobierno, Dolores Delgado estaba all¨ª. No se sab¨ªa entonces, pero aquel acto ¡ªal que asisti¨® en calidad de notaria mayor del Reino¡ª ser¨ªa el ¨²ltimo como ministra de Justicia. Enseguida se conoci¨® que no repetir¨ªa en el cargo, y a nadie le extra?¨®. Aunque en los ¨²ltimos meses hab¨ªa cosechado dos grandes satisfacciones ¡ªel triunfo de las tesis de la Abogac¨ªa del Estado en el juicio del proc¨¦s y la exhumaci¨®n de Franco¡ª su prestigio hab¨ªa quedado marcado a ra¨ªz de unas grabaciones del comisario jubilado Jos¨¦ Manuel Villarejo, presunto cabecilla de una trama policial con la que intenta chantajear a las instituciones del Estado. Delgado, por aquel entonces fiscal de la Audiencia Nacional, no solo qued¨® en entredicho por su lenguaje chabacano e incluso hiriente con algunos compa?eros de la judicatura, sino porque intent¨® sortear la pol¨¦mica alegando que apenas conoc¨ªa al polic¨ªa ahora encarcelado.
Todo eso, unido a que ha sido reprobada tres veces por el Parlamento en apenas un a?o, parec¨ªa suficiente para dar por amortizado su paso por la pol¨ªtica. Desde el mi¨¦rcoles al domingo, primero Pablo Iglesias y luego Pedro S¨¢nchez fueron dando a conocer con cuentagotas los nombres de los nuevos ministros. Hasta que, a las 20.21 del s¨¢bado, se despejara finalmente la ¨²ltima inc¨®gnita ¡ªJuan Carlos Campo, ministro de Justicia¡ª se hab¨ªa estado barajando la posibilidad de que el presidente del Gobierno se guardase en la manga un nombramiento sorpresa, un ministro gal¨¢ctico como en su momento lo fue Pedro Duque. Pero no. S¨¢nchez recit¨® el domingo desde su atril sin preguntas de La Moncloa una alineaci¨®n compacta, sin demasiados flancos abiertos para que la oposici¨®n pueda entrar a deg¨¹ello.
Pero a las ocho y media de la ma?ana siguiente, cuando los nuevos ministros enfilaban ya el camino de La Zarzuela para prometer sus cargos ante el Rey, se conoci¨® la noticia bomba. S¨¢nchez no solo no hab¨ªa jubilado a Dolores Delgado, sino que le hab¨ªa quitado un ministerio sin apenas atribuciones ni presupuesto para darle nada menos que la Fiscal¨ªa General del Estado. Un triple salto mortal ejecutado en solo a?o y medio ¡ªde fiscal de la Audiencia Nacional a ministra de Justicia y ahora fiscal general del Estado¡ª sin precedentes desde 1986. Aquel a?o, Felipe Gonz¨¢lez nombr¨® fiscal general a Javier Moscoso, hasta entonces ministro de la Presidencia.
Unos minutos despu¨¦s de conocerse el nombramiento, un amigo de Dolores Delgado le envi¨® un mensaje de felicitaci¨®n por WhatsApp. ¡°Me ha respondido enseguida d¨¢ndome las gracias¡±, explicaba el amigo, ¡°y luego ha a?adido: 'la que me va a caer¡±.
Se equivocaba en el tiempo verbal: ya le estaba cayendo. El Gobierno que estaba naciendo en ese momento con el objetivo confeso de ¡°desjudicializar la pol¨ªtica¡± se acababa de contraprogramar politizando la justicia. Y la reacci¨®n fue de tanto voltaje ¡ªno solo por parte de la oposici¨®n, sino tambi¨¦n de la judicatura y la Fiscal¨ªa¡ª que las ceremonias de toma de posesi¨®n en los distintos ministerios quedaron silenciadas. Y algo m¨¢s. Los dardos dirigidos a Pedro S¨¢nchez ¡ªresponsable ¨²nico de la decisi¨®n¡ª terminaban invariablemente impactando en la figura de Dolores Delgado. Toda su biograf¨ªa ¡ªy su car¨¢cter, y sus amistades¡ª fue de nuevo analizada con lupa. Hasta ser nombrada ministra de Justicia del Gobierno de Pedro S¨¢nchez en junio de 2018, Dolores Delgado (57 a?os) ejerci¨® durante 25 a?os como fiscal en la Audiencia Nacional.
¡°Ese es el peligro de los jueces y fiscales que se dejan seducir por la pol¨ªtica¡±, explica una compa?era de carrera. ¡°Despu¨¦s de 25 a?os luchando contra el narcotr¨¢fico, contra el terrorismo de ETA primero y del yihadismo despu¨¦s, lo que queda en tu biograf¨ªa son un par de decisiones fallidas que no dependen siquiera de ti. Lola siempre abraz¨® causas reivindicativas. Pero no es lo mismo hacerlo desde una asociaci¨®n de fiscales que desde primera l¨ªnea de la pol¨ªtica. Ah¨ª un error no se perdona¡±.
Adem¨¢s de la reacci¨®n furibunda de la oposici¨®n, que se lanz¨® en tromba contra el nombramiento de Delgado, el revuelo fue a¨²n m¨¢s grande entre jueces y fiscales, que ven de nuevo cuestionada su independencia y advierten en privado de que vender¨¢n cara su independencia. Si en la pol¨ªtica gran parte de las diferencias se ventilan en p¨²blico, en el mundo de las togas todo es m¨¢s sutil. Las envidias, los agravios y las viejas cuentas pendientes circulan entre dos aguas, solo detectables para ojos expertos. ¡°Hay un sector de la Fiscal¨ªa y tambi¨¦n de la judicatura¡±, explica un magistrado, ¡°que no traga a Lola no por ella misma, sino por su vieja amistad con Baltasar Garz¨®n. Se podr¨ªa decir que es un odio por persona interpuesta. Hace un a?o y medio se fue a la pol¨ªtica como fiscal y ahora vuelve como fiscal general. No se lo van a poner f¨¢cil precisamente¡±.
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