Gregorio Ord¨®?ez, el asesinato que supuso el principio del fin de ETA
El atentado del concejal, del que se cumplen 25 a?os, inici¨® la ¡°socializaci¨®n del sufrimiento¡±
Sobre las 15,30 del 23 de enero de 1995, hace ahora 25 a?os, el concejal Gregorio Ord¨®?ez almorzaba con sus ayudantes, Mar¨ªa San Gil y Enrique Villar, en el restaurante La Cepa, en la Parte Vieja de San Sebasti¨¢n, cuando el etarra Javier Garc¨ªa Gaztelu, Txapote, le dispar¨® un tiro en la nuca. Ord¨®?ez, teniente de alcalde del Ayuntamiento donostiarra y dirigente del PP vasco, muri¨® en el acto. El asesinato de Ord¨®?ez, un pol¨ªtico muy reconocido, provoc¨® gran conmoci¨®n en San Sebasti¨¢n y en toda Espa?a. ETA abr¨ªa una nueva etapa en su estrategia terrorista: la ¡°socializaci¨®n del sufrimiento¡±, la extensi¨®n de sus ataques habituales a polic¨ªas y militares a pol¨ªticos, intelectuales, constitucionalistas, jueces y periodistas.
El principal efecto de esta estrategia criminal fue extender el terror, de modo que en mayo de 2001, un 70% de los vascos percib¨ªa ¡°miedo en el ambiente¡±, concentrado, sobre todo, en los votantes del PSE y PP, lo que alteraba el desarrollo normal del proceso democr¨¢tico, se?ala el historiador Ra¨²l L¨®pez Romo, que analiza esta estrategia etarra en su reciente libro Nunca hubo dos bandos, de la editorial Comares.
Su desencadenante fue la ca¨ªda de la c¨²pula etarra en Bidart (Francia) en marzo de 1992. L¨®pez Romo recoge el testimonio de un etarra sin identificar, tras el debate abierto en la banda por esa ca¨ªda: ¡°El d¨ªa que un t¨ªo del PSOE, PP o PNV va al funeral de un txakurra (polic¨ªa) no se ve en peligro. Pero cuando vaya al de un compa?ero de partido, quiz¨¢s piense que es hora de encontrar soluciones o le toque estar en el lugar que estaba el otro. O sea, con los pies por delante¡±. ETA, tras asesinar a Ord¨®?ez, corrobor¨® esa estrategia en una entrevista: ¡°Los pol¨ªticos profesionales han entendido que las consecuencias de prolongar el contencioso afectar¨¢n a todos y que cada uno debe esforzarse para buscar una soluci¨®n racional¡±.
La banda sincroniz¨® su campa?a con Herri Batasuna (HB). L¨®pez Romo recoge el testimonio de su dirigente Juan Mar¨ªa Olarra dos meses despu¨¦s del asesinato de Ord¨®?ez: ¡°Hasta ahora solo hemos sufrido nosotros, pero est¨¢n viendo que el sufrimiento comienza a repartirse¡±. Tasio Erkizia, tambi¨¦n dirigente de HB, utiliz¨® casi las mismas palabras en enero de 1996. Joseba ?lvarez, otro dirigente de HB, dijo en septiembre de 1996: ¡°Lo que pasaba en los ¨²ltimos a?os era que los presos y otros problemas eran exclusivamente nuestros. ?Cu¨¢l es la soluci¨®n? Socializar las consecuencias de la lucha¡±. Antes, en noviembre de 1995, dirigentes de la izquierda abertzale advirtieron al PNV con un manifiesto cuya clave era: ¡°O se soluciona el conflicto o se agudiza¡±.
L¨®pez Romo subraya que la operaci¨®n policial de Bidart ¡°no solo descabez¨® a ETA; las detenciones en cascada neutralizaron numerosos comandos e infraestructuras¡±. ¡°ETA no volvi¨® a ser lo que fue. Hab¨ªa fracasado en su estrategia de guerra revolucionaria, hasta la Transici¨®n, y de doblegar al Estado forz¨¢ndole a una negociaci¨®n pol¨ªtica, despu¨¦s. Lejos de asumir su debilidad, la respuesta fue la huida hacia adelante, la socializaci¨®n del sufrimiento¡±.
De los 402 asesinatos perpetrados entre 1982 y 1994 se baj¨® a 98 entre 1995 y 2010. ¡°Para compensarlo decide que sus v¨ªctimas procedan de ¨¢mbitos cada vez m¨¢s amplios, con el consiguiente aumento de la alarma social y pol¨ªtica. ETA extiende el miedo entre la poblaci¨®n, intentando ocultar su debilidad, y la discordia, fomentando el odio hacia lo espa?ol, se?alando y tratando de expulsar a los no nacionalistas. Y que sea la gente quien fuerce al Estado a doblegarse¡±, apunta L¨®pez Romo.
Paralelamente, a finales de 1994, HB hizo suya la ponencia Oldartzen (Acometiendo), en la que la kale borroka (lucha callejera) ¡°entraba en una fase de ofensiva y fortaleza¡±, seg¨²n el dirigente de HB Joseba Permach. L¨®pez Romo precisa que la kale borroka completaba la nueva estrategia de ETA, que ya hab¨ªa adelantado: ¡°Debemos dejar atr¨¢s las etapas de resistencia y de dudas. Es momento de avanzar, de mostrar fuerza e iniciativa¡±.
ETA no cej¨® en su campa?a contra pol¨ªticos. Fracas¨® en su atentado contra el presidente del PP Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en Madrid en abril de 1995, tres meses despu¨¦s de matar a Ord¨®?ez, y contra el rey Juan Carlos ese mismo verano. Pero en enero de 1996 asesin¨® al dirigente socialista Fernando M¨²gica Herzog, y al expresidente del Tribunal Constitucional Francisco Tom¨¢s y Valiente. Su campa?a contra pol¨ªticos y representantes institucionales ¡ªmayoritariamente concejales¡ª continu¨®, con una treintena de asesinatos, hasta cesar el terrorismo. El ¨²ltimo fue Isa¨ªas Carrasco, exedil socialista de Arrasate (Gipuzkoa), asesinado en marzo de 2008.
Ord¨®?ez fue la primera v¨ªctima de la ¡°socializaci¨®n del sufrimiento¡±, pero pudo ser otro pol¨ªtico, asegura L¨®pez Romo. Ofrece un dato convincente: ¡°El 18 de diciembre de 1994, un mes antes del asesinato de Ord¨®?ez, la Guardia Civil detuvo al comando Nafarroa, entre cuyos objetivos estaban Jes¨²s Aizpun, presidente de UPN, y Gabriel Urralburu, expresidente del Gobierno navarro¡±.
El asesinato de pol¨ªticos tan cercanos como Ord¨®?ez y Ernest Lluch y prestigiosos intelectuales como Tom¨¢s y Valiente, en aplicaci¨®n de la llamada ¡°socializaci¨®n del sufrimiento¡± aument¨® espectacularmente la movilizaci¨®n ciudadana contra ETA. Se alcanz¨® un hito con la respuesta multitudinaria de los espa?oles tras el asesinato de Miguel ?ngel Blanco, dos a?os despu¨¦s de Ord¨®?ez, describe L¨®pez Romo, que concluye: ¡°No cabe duda de que la estrategia del sufrimiento fue el canto del cisne de ETA, estimul¨® la movilizaci¨®n social y aceler¨® su final¡±.
La conciencia de la aberraci¨®n de esta estrategia criminal, termina L¨®pez Romo, es tal que algunos exdirigentes abertzales, como Olarra, atribu¨ªan recientemente ¡°al enemigo¡± la expresi¨®n ¡°socializaci¨®n del sufrimiento¡± tan aireada por ellos cuando ETA asesin¨® a Ord¨®?ez.
Convencido de que la sociedad acabar¨ªa con el terrorismo
Al matar a Ord¨®?ez, ETA logr¨® un gran impacto medi¨¢tico. Pero hubo algo que no previ¨®: la enorme reacci¨®n ciudadana contra ella porque era un pol¨ªtico de 36 a?os, en la cumbre de su prestigio, seg¨²n recuerda Borja S¨¦mper, que entr¨® en el PP en 1994 por Ord¨®?ez, a quien admiraba.
Entonces no era f¨¢cil encontrar a pol¨ªticos dispuestos a poner su nombre en listas electorales. Entonces S¨¦mper dio el paso y desde junio de 1995 hasta 2010 fue concejal en el Ayuntamiento de Ir¨²n. S¨¦mper, hasta ahora portavoz del PP en el Parlamento vasco, acaba de anunciar su retirada de la pol¨ªtica.
¡°Ord¨®?ez hab¨ªa entrado en AP (Alianza Popular) de Gipuzkoa en 1982 y hab¨ªa roto los esquemas en una organizaci¨®n envejecida, sin presencia. Cuando ETA le asesin¨® en 1995 era teniente de alcalde de San Sebasti¨¢n y cuatro meses despu¨¦s, en mayo, su lista, la que iba a encabezar, gan¨® las elecciones municipales y el PP lleg¨® a ser el segundo partido en el Parlamento vasco¡±, se?ala.
S¨¦mper recuerda: ¡°Ten¨ªa un discurso contundente y persistente contra ETA y HB, entonces inusual. Dec¨ªa que entr¨® en pol¨ªtica para enfrentarse a ETA y en AP (luego PP) porque era quien mejor lo hac¨ªa. Como gestor municipal insist¨ªa en tratar igual a un simpatizante del PP que a otro de HB. Rompi¨® el techo del PP y su personalidad trascendi¨® las siglas. Era muy querido por la gente. Fue innovador. Ten¨ªa un esp¨ªritu libre¡±.
Consuelo Ord¨®?ez, hermana de Gregorio y presidenta del Colectivo de V¨ªctimas del Terrorismo (Covite), se?ala: ¡°Ahora se habla mucho de transversalidad. Gregorio fue un pionero. Era un trabajador nato y muy accesible. Se presentaba a las siete de la ma?ana en el Ayuntamiento y dedicaba dos horas a recibir a los vecinos. Se formaban colas. Era un l¨ªder y contagi¨® valent¨ªa. Estaba convencido de que la sociedad acabar¨ªa con ETA¡±.
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