Llanos se queda solo con el Caudillo
El municipio manchego es el ¨²nico en Espa?a que conserva la referencia a Francisco Franco en su nombre
En las casas no cuelgan banderas de Espa?a. En el bar son pocos los vecinos que discuten sobre pol¨ªtica. En las elecciones auton¨®micas y generales, votan al PSOE. Y durante 28 a?os un socialista ostent¨® el bast¨®n de mando. Eso s¨ª, la mayor¨ªa de los habitantes quiere que Franco siga presente en el nombre del pueblo. Llanos del Caudillo (Ciudad Real, 700 habitantes), es el ¨²ltimo municipio ¡ªadem¨¢s de algunas pedan¨ªas, y otras localidades con nombres alusivos al r¨¦gimen¡ª cuyo apellido hace referencia al dictador, despu¨¦s de que el Ayuntamiento pacense de Guadiana aprobase retirar al tirano de su top¨®nimo. Esta localidad se ha aprovechado de un vac¨ªo en la ley de memoria hist¨®rica para no despojarse del Caudillo.
Un estrecho camino rodeado de vi?as en la orilla de la A-4 conduce a Llanos. A pocos metros de la entrada, Bernardo Gonz¨¢lez, de 75 a?os, descansa en un banco y aprieta las manos en su bast¨®n. Es de los primeros pobladores. Sus padres dejaron Tomelloso (Ciudad Real) en 1955 cuando ten¨ªa ocho a?os. Su familia, como otras 50.000, form¨® parte de la migraci¨®n interna a los 300 poblados que cre¨® la dictadura, donde miles de espa?oles vieron la oportunidad para ser propietarios de casas y tierras de regad¨ªo. Cinco generaciones despu¨¦s, los habitantes del pueblo presumen de un fort¨ªsimo sentido de pertenencia, que quiz¨¢s explique su f¨¦rrea defensa del apellido de la localidad.
Gonz¨¢lez se dice harto del asedio de la prensa. ¡°As¨ª nos llamamos, esto no tiene nada que ver con que seamos afines al franquismo¡±, dice mientras espera a que su hija, Mar¨ªa, regrese de comprar el pan. Cuando esta llega y escucha la conversaci¨®n se r¨ªe.?Ambos creen que los debates sobre la memoria hist¨®rica son, realmente, huecos cuando se trata de despojar a un pueblo de su identidad.
Legalmente, Llanos puede seguir siendo del Caudillo el tiempo que quiera. La ley de memoria hist¨®rica no hace menci¨®n expresa a los nombres de los municipios. En 2016, el abogado Eduardo Ranz se querell¨® contra este y otros consistorios para que cambiaran su toponimia, por considerar que homenajeaban a la dictadura. Pero Llanos conserv¨® su pol¨¦mica denominaci¨®n. Ranz se?ala que la legislaci¨®n tiene una contradicci¨®n que permite que la situaci¨®n se perpet¨²e. ¡°Hoy por hoy el cambio de top¨®nimo solo puede ser por el sentido com¨²n democr¨¢tico, o bien cambiar la ley¡±, reconoce. El acuerdo de coalici¨®n entre PSOE y Unidas Podemos no contempla eliminar los nombres de los municipios con alusiones a la dictadura.
El alcalde popular, Andr¨¦s Arroyo, se alegra de que un juzgado haya fallado a favor del municipio: ¡°Si la ley no me obliga, yo no cambiar¨¦ el nombre¡±, comenta, con una sonrisa de satisfacci¨®n. Arroyo sostiene que la conservaci¨®n del top¨®nimo no es un debate ideol¨®gico y esgrime el argumento de que los vecinos votaron mayoritariamente dos veces por Pedro S¨¢nchez en las generales del a?o pasado. Ahora que la justicia les ha dado la raz¨®n, descarta que Llanos tome el mismo camino que Guadiana: ¡°Son contextos diferentes. Aqu¨ª tenemos otras preocupaciones, pero lo ¨²nico que les interesa a los medios es lo del nombre¡±.
Los vecinos no son ajenos a que las c¨¢maras de televisi¨®n los graben con un micr¨®fono delante. ¡°Este debate es solamente morbo, nosotros ya lo hemos dejado claro en las urnas¡±, dice Gustavo Almarcha tras aparcar su camioneta. Este agricultor recuerda que Llanos decidi¨® mantener su apellido en una consulta popular en 2004. El s¨ª gan¨® con un 70% de los votos; entre ellos, el suyo.
La mayor¨ªa de los vecinos coincide en que ese refer¨¦ndum, organizado tres a?os antes de la aprobaci¨®n de la ley de memoria hist¨®rica, fue el detonante para que se comenzara a hablar del tema. O al menos a debatirlo. El alcalde que hizo la consulta, el socialista Santiago S¨¢nchez, considera que un gran fallo de su mandato ¡ªgobern¨® desde 1987 hasta 2015¡ª fue no saber explicar en qu¨¦ consiste realmente la memoria hist¨®rica. ¡°Los vecinos pensaban que era un ataque a la esencia del pueblo¡±, dice con voz ronca al otro lado del tel¨¦fono. S¨¢nchez est¨¢ convencido de que si se repitiese la consulta volver¨ªa a ganar la permanencia del nombre, y por un margen mayor.
En la terraza del bar, los altavoces resuenan con m¨²sica pop de los ochenta. Una vecina de 48 a?os, que no quiere dar su nombre, termina su caf¨¦. Como el exalcalde, tiene claro que llamarse Llanos del Caudillo es un desprop¨®sito, pero no le queda m¨¢s remedio que aceptarlo. El tema le incomoda, y denuncia que se trata de un tab¨² entre los vecinos. Detr¨¢s de ella, un anciano escucha la conversaci¨®n: ¡°?Otra vez estos con lo del nombre!¡±. La vecina baja la voz. Para su resignaci¨®n, el pueblo seguir¨¢ llam¨¢ndose as¨ª.
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