Bueno para la salud, bueno para el clima
El estilo de vida forzado por la pandemia apunta soluciones para el otro gran reto, el ambiental. Estamos m¨¢s entrenados para frenar lo insostenible
Recuerdas? Cuando llegaron los tel¨¦fonos inteligentes, all¨¢ por 2007, nos vend¨ªan la videoconferencia como la gran novedad. Pero Silicon Valley no supo adivinar que el ciudadano com¨²n se lanzar¨ªa a las redes sociales y en especial a Whatsapp, un oc¨¦ano de textos cortos, im¨¢genes y emoticonos con el que comunicarnos m¨¢s a menudo, aunque de forma m¨¢s leve.
No solo no irrumpi¨® la videollamada, sino que incluso cay¨® en desuso la llamada de voz. Cambi¨® nuestra vida, no como se esperaba. El mundo profesional, claro, abraz¨® la conexi¨®n permanente. Pero mantuvo viejas din¨¢micas: ocho horas de avi¨®n para cerrar un acuerdo en dos horas, congresos que llevan a cientos o miles de personas a un rinc¨®n remoto del globo, hombres de negocios acumulando miles de millas en sus tarjetas de viajero frecuente. Las posibilidades del teletrabajo tampoco fueron exprimidas, as¨ª que ah¨ª segu¨ªa la cultura presentista que premiaba al empleado que pasaba m¨¢s tiempo calentando la silla, rinda m¨¢s o menos.
La videollamada es el medio estrella del confinamiento. Abuelos que ven a sus nietos, amigos que se abren una cerveza a cada lado de la c¨¢mara¡ y consejos de direcci¨®n, presentaciones, reuniones de negocios que van m¨¢s al grano. Hemos aprendido a ver ruedas de prensa, Consejos de Ministros, cumbres europeas o del G20 con esas pantallas partidas entre muchos rostros. Triunfan tambi¨¦n las multiconferencias de voz, pero ha recuperado valor vernos las caras.
La austeridad extrema de estas semanas no va a ser la nueva normalidad. La poblaci¨®n no aceptar¨ªa este encierro si no viera un peligro letal detr¨¢s de la puerta. Volveremos a juntarnos, por ocio y por negocio, incluso a aglomerarnos, cuando nos sintamos seguros. Pero habremos sacado algunas lecciones para nuestro otro gran desaf¨ªo, el clim¨¢tico.
Pero c¨®mo, dir¨¢n muchos. Con este desastre del coronavirus, ?qui¨¦n se ocupa ahora del clima? De acuerdo, una crisis es apremiante y la otra es una batalla a medio y largo plazo. Conviene recordar que el cambio clim¨¢tico amenaza con traernos las pr¨®ximas plagas en forma de sequ¨ªas, hambrunas, inundaciones y, tambi¨¦n, enfermedades infecciosas globalizadas.
Ya no es tan iluso pensar en un mundo con menos viajes innecesarios, en coche o en avi¨®n, un mundo que aproveche la flexibilidad del teletrabajo, la teleducaci¨®n o la telemedicina. Estamos m¨¢s entrenados para frenar nuestro insostenible estilo de vida que hace unos meses. Y aprendimos dos cosas m¨¢s: una es que las grandes causas de la humanidad no dependen solo de los pol¨ªticos, sino de que cada uno de nosotros ponga algo de su parte. La otra es que conviene hacer caso a los cient¨ªficos. Alg¨²n efecto positivo ten¨ªa que traernos esta muy desdichada pandemia.
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