Discriminaci¨®n, abuso e intromisi¨®n: Google siembra la alarma con la compra de Fitbit
Economistas, abogados y profesores alertan del acceso de la compa?¨ªa a los datos de salud de millones de personas
La oferta parece irrechazable. Un reloj, el de Fitbit, que adem¨¢s de la hora permite conocer los pasos que hemos dado y las calor¨ªas consumidas, par¨¢metros como la calidad del sue?o, el estr¨¦s o la temperatura cut¨¢nea y la oxigenaci¨®n de la sangre, se sincronizar¨ªa perfectamente con el calendario, el tel¨¦fono, el Spotify, el correo, la aplicaci¨®n de deportes preferida, las alertas o los mapas¡ Comodidad total. ?Qu¨¦ podr¨ªa salir mal? Muchas cosas, a juicio de economistas, profesores y abogados.
Google est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de hacerse con Fitbit, el fabricante estadounidense de relojes inteligentes, una operaci¨®n valorada en 2.100 millones de euros anunciada en noviembre de 2019. Casi 30 millones de personas en todo el mundo usan sus dispositivos. La UE, que tiene que autorizar la compra, abri¨® a principios de agosto la fase dos de la investigaci¨®n sobre la fusi¨®n y tiene previsto dar su veredicto el 8 de enero. Para salvar las dudas de las autoridades europeas, Google hab¨ªa ofrecido crear un silo virtual para mantener separados los datos recopilados a trav¨¦s de dispositivos port¨¢tiles, de los otros datos que genera de Google. La Comisi¨®n, sin embargo, consider¨® insuficiente este remedio, dado que no cubrir¨ªa toda la informaci¨®n valiosa para fines publicitarios a la que Google acceder¨ªa como resultado de la operaci¨®n.?
Los 53 d¨ªas que quedan de plazo, aseguran fuentes legales en Bruselas, resultan insuficientes para presentar un pliego de cargos contra la operaci¨®n. Y ¡°la Comisi¨®n no puede prohibir una concentraci¨®n de empresas sin remitirles previamente un pliego de cargos y darles la oportunidad de defenderse, tanto oralmente como por escrito¡±, explica Jos¨¦ Rivas, socio del despacho Bird & Bird en Bruselas.
El visto bueno de Bruselas parece as¨ª inevitable. Pero siembra muchas dudas. ¡°Juntar a Google con Fitbit es una combinaci¨®n explosiva¡±, manifiesta la profesora del departamento de Medicina de la Universitat de Barcelona y subdirectora del Observatorio de Bio¨¦tica y Derecho, Itziar de Lecuona. ¡°Pero no en beneficio de las personas. Entrar¨ªan en un sector que no deber¨ªan entrar: los datos sobre salud deber¨ªan estar fuera del mercado¡±.
¡°Los datos m¨¦dicos han sido tradicionalmente los que m¨¢s sujetos han estado a protecci¨®n legal, sobre todo desde el punto de vista de la privacidad¡±, explica por su parte Carissa V¨¦liz, profesora asociada en la Facultad de Filosof¨ªa y del Institute for Ethics in AI de la Universidad de Oxford, y reciente autora del libro Privacy is power. ¡°Su uso puede llevar a efectos muy negativos para la gente, desde discriminaci¨®n a estigmatizaci¨®n¡±, sentencia.
¡°No estamos aprendiendo de los errores pasados¡±, se?ala por ¨²ltimo Gregory Crawford, profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Z¨²rich y codirector del Programa de Organizaci¨®n Industrial del Centre for Economic Policy Research (CEPR) de Reino Unido. Crawford ha firmado un documento junto con otros 16 economistas y profesores de Alemania, Francia, Reino Unido, Dinamarca, Suecia y Australia en el que sostienen que la uni¨®n de ambas compa?¨ªas ¡°monetizar¨¢ los datos de salud y da?ar¨¢ a los consumidores¡± y reclaman que impida la compra.
¡°Ya permitimos que la compa?¨ªa se convirtiese en un monopolio en el mercado de la publicidad online¡±, prosigue el economista estadounidense. ¡°Y de nuevo, vamos a permitir que relacione la inmensa cantidad de datos que tiene de nosotros y con los que recabe sobre la salud¡±. Las consecuencias de esta inacci¨®n, en su opini¨®n, ser¨¢n devastadoras: Google podr¨ªa barrer a competidores del mercado, decidir sobre la concesi¨®n de hipotecas o seguros de salud y sobre su precio, con serias implicaciones para la privacidad.
La ¡°postura oficial de compa?¨ªa" de Google sostiene que ¡°este acuerdo es sobre dispositivos, no datos. El espacio de los wearables est¨¢ muy concurrido y creemos que la combinaci¨®n de los esfuerzos de hardware de Google y Fitbit aumentar¨¢ la competencia en el sector, beneficiando a los consumidores y haciendo que la pr¨®xima generaci¨®n de dispositivos sea mejor y m¨¢s asequible¡±. Y concluye: ¡°En este proceso, hemos hecho (sic) claro nuestro compromiso de no utilizar los datos de salud y bienestar de Fitbit para los anuncios de Google".
Carissa V¨¦liz y De Lecuona desconf¨ªan. ¡°En el pasado, Google ha hecho muchas promesas que ha roto, as¨ª que el hecho de que haga nuevas promesas no supone mucho consuelo ni mucha garant¨ªa¡±, asegura la primera, y recuerda que en el contexto de la pandemia, m¨¢s y m¨¢s tecnol¨®gicas se est¨¢n interesando en el mercado de la salud y el acceso a estos datos. ¡°La propuesta de Google se tienen que completar con mecanismo de transparencia. Esto es muy bonito de decir en la teor¨ªa, pero en la pr¨¢ctica es muy dif¨ªcil de aplicar¡±, completa De Lecuona.
Mercado en auge
El mercado de los llamados wearables (tecnolog¨ªa ponible, propone la Fundeu), es apetitoso, si bien est¨¢ lejos de las cifras que mueve el de los tel¨¦fonos inteligentes. Hay muchos productos que entran dentro de esta categor¨ªa: smartwatches y pulseras inteligentes, auriculares, ropa inteligente... Si la covid-19 no lo impide, este segmento podr¨ªa cerrar el a?o con una facturaci¨®n conjunta de 52.000 millones de d¨®lares, seg¨²n la consultora Gartner.
Los relojes inteligentes constituyen el principal negocio dentro de esta tecnolog¨ªa. Y, por ahora, est¨¢ dominado por Asia: Huawei y Xiaomi copan el 24% y el 20,4% del mercado de smartwatches, seguido por Apple con un 17%. Fitbit es un actor relativamente minoritario, con una cuota de mercado del 7,3%, seg¨²n IDC. El n¨²mero de usuarios activos en todo el mundo asciende a 29,57 millones, seg¨²n Statista.
Pero aqu¨ª el tama?o no importa tanto, seg¨²n los entrevistados. Importan m¨¢s los datos. ¡°Si Google es una empresa de b¨²squedas, ?por qu¨¦ invierte tanto en dispositivos dom¨¦sticos inteligentes, tecnolog¨ªa ponible y veh¨ªculos aut¨®nomos?¡±, se pregunta la profesora em¨¦rita de Harvard, Shoshana Zuboff, en su libro La era del capitalismo de vigilancia.
Del idealismo al negocio
Google naci¨® de hecho en 1998 alrededor del potente buscador desarrollado por Larry Page y Sergei Brin. La publicidad, por aquel entonces, no estaba entre los objetivos de sus fundadores. Adwords, el servicio responsable de la publicidad que aparece en las p¨¢ginas de b¨²squeda, era una modesta e inadvertida unidad de negocio. El estallido de la burbuja puntocom en 2000 propag¨® los nervios por los poderosos fondos de inversi¨®n ya presentes en el accionariado, que exig¨ªan rentabilidad. Adwords pas¨® entonces a primer plano y recibi¨® el encargo de explotar el otrora despreciado negocio publicitario.
La compa?¨ªa ech¨® mano entonces de un tesoro oculto, el que Zuboff califica de excedente conductual: cada vez que usamos el buscador dejamos detr¨¢s de nosotros un reguero de datos colaterales como nuestra ubicaci¨®n, la hora, los enlaces que clicamos, los t¨¦rminos exactos usados, la ortograf¨ªa, el modo de teclear, el tiempo de duraci¨®n... Podr¨ªa parecer material de desecho, como los gases de los tubos de escape. No lo es.
La empresa lleva 22 a?os almacenando estos datos; primero de una forma an¨¢rquica, luego m¨¢s sistematizadamente. Gracias a ellos, Google ha ido afinando su capacidad de proponer resultados cada vez m¨¢s ajustados al perfil del usuario (o partiendo de usuarios parecidos): ¡°Sus ideas, sentimientos, temas que le interesan¡±, en palabras de Zuboff). La red de arrastre con la que recabar datos se fue ampliando con el paso de los a?os: Gmail debut¨® en 2004; compr¨® Maps y Android al a?o siguiente; lanz¨® News y adquiri¨® YouTube en 2006; y desarroll¨® el navegador Chrome, en 2008.
Este excedente conductual ha generado la informaci¨®n de perfil de usuario (UPI, por sus siglas en ingl¨¦s). ¡°Este perfilado de comportamiento ser¨ªa mucho m¨¢s factible si Google se hace con Fitbit, con lo que podr¨ªa categorizar a una gran parte de la poblaci¨®n¡±, argumenta De Lecuona.
Los datos se monetizan. Y son muy rentables para la publicidad. Este negocio supon¨ªa para Google ingresos de apenas 70 millones en 2001, seg¨²n datos de Statista. La cifra creci¨® hasta 21.130 millones en 2008, al a?o en que se culmin¨® la compra de Doubleclick y de AdMob en 2010, dos compa?¨ªas que cubren todo el proceso de la publicidad online en ordenadores y dispositivos m¨®viles. El a?o pasado, la facturaci¨®n proveniente de dicha publicidad ascendi¨® a 134.811 millones de d¨®lares, el 83,3% de los ingresos totales, seg¨²n sus cuentas. ¡°La adquisici¨®n de Doubleclick es un claro ejemplo que lo que puede suceder si sale adelante la operaci¨®n con Fitbit¡±, afirma Gregory Crawford. ¡°Al igual que ahora, en su d¨ªa, la Comisi¨®n Europea asegur¨® que eran dos empresas complementarias y que su adquisici¨®n no comportaba riesgos para el mercado. Hoy en d¨ªa no hay competencia en el segmento de la publicidad online. Google lo ha barrido todo¡±. Itziar de Lecuona es incluso m¨¢s contundente: ¡°Claramente va hacia el monopolio¡±.
La teor¨ªa del da?o
A la hora de calibrar la procedencia o no de una fusi¨®n, las autoridades tienen en cuenta lo que llaman teor¨ªas del da?o, que tratan de explicar por qu¨¦ un determinado tipo de operaci¨®n puede violar el derecho de la competencia. El trabajo conjunto de Crawford y sus 16 colegas establece varias ¨¢reas de peligro. Una de ellas es, precisamente, el de la publicidad (¡°la que menos nos preocupa porque aqu¨ª pr¨¢cticamente est¨¢ todo el da?o hecho ya¡±, asegura Crawford).
Adem¨¢s, est¨¢ el que puede ocasionar el uso del sistema operativo Android si se une al de los propios accesorios ponibles. ¡°No es descabellado pensar que en un futuro, gracias a estos accesorios, Google pueda intentar acceder no solo a todos los datos de salud, sino tambi¨¦n intentar ser el punto de acceso por defecto para accesorios¡±, explica el paper acad¨¦mico.?
Lo dicho hasta ahora resulta preocupante para Gregory Crawford, Carissa V¨¦liz o Itziar de Lecuona. Pero lo peor puede suceder en el terreno de la salud. ¡°Estos datos son s¨²per sensibles¡±, sostiene V¨¦liz, ¡°y las cosas que se pueden deducir a partir de ellos son infinitas¡±. Relata que ya se puede inferir la esperanza de vida dependiendo de la velocidad al andar (detectada por el m¨®vil), o la posibilidad de estar desarrollando alg¨²n problema cognitivo como p¨¢rkinson o alzheimer, o problemas de depresi¨®n dependiendo de c¨®mo se desliza el dedo por la pantalla.
Es precisamente aqu¨ª donde entra en juego la informaci¨®n de perfil de usuario que es capaz de obtener Google a partir del uso de sus aplicaciones, de los m¨®viles con Android (o de los dispositivos Pixel). Aqu¨ª entran en juego las alianzas con aseguradoras (Fitbit ya cuenta con ellas), sostiene Crawford, proporcionando mejores ofertas en seguros u otros productos financieros a los que presenten datos aceptables o, incluso, denegando a quienes no los tengan (o se nieguen a darlos). O discriminar en precios aprovechando su situaci¨®n de dominio. O que se den efectos como que poco a poco, la competencia a Google sea percibida de inferior calidad al no ofrecer estos servicios, lo que se cercenar¨ªa la competencia.
¡°Tenemos que estar muy vigilantes¡±, precisa V¨¦liz, ¡°estas tendencias no tranquilizan en un contexto en el que la sanidad p¨²blica est¨¢ peor que hace cinco o diez a?os¡±.
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