Diego ¡®El Cigala¡¯: ¡°Los m¨²sicos, como el pueblo gitano, vivimos al d¨ªa¡±
El cantaor de verbo impredecible presenta un nuevo disco, un homenaje a la m¨²sica mexicana, y celebra su vuelta a los escenarios tras el confinamiento
Como era f¨¢cil de prever, Diego El Cigala es perfectamente impredecible. Sobre este maestro del cante flamenco transversal urge ahora comunicar que estrena nuevo ¨¢lbum, Cigala canta a M¨¦xico, con el que pone t¨¦rmino a cuatro a?os de silencio discogr¨¢fico. Pero descartemos la opci¨®n de una charla convencional, porque su verbo es tan ind¨®mito como esa melena ensortijada que se sacude y remoja a cada poco. Perdamos toda esperanza de que la conversaci¨®n guarde un orden y dej¨¦monos engatusar, en una distancia corta y seguramente prepand¨¦mica, por la liturgia de una persona que casi desde la cuna se confunde con su personaje. O puede que la cosa venga de antes. ¡°Mi madre siempre contaba que no paraba de pegarle patadas flamencas en su vientre¡±, anota entre calada y calada.
Dif¨ªcil eludir el roce con ¨¦l, ese mano a mano estrecho: Diego Ram¨®n Jim¨¦nez Salazar, madrile?o de 51 a?os, acompasa cada afirmaci¨®n con golpecitos reiterados (y muy r¨ªtmicos, eso s¨ª) sobre la rodilla de su interlocutor. Cigala ha aguantado, estoico, las sesiones de fotos promocionales para la marca de cerveza Estrella Galicia, que patrocina su primera clase magistral en la capital. Ahora se consagra a la ch¨¢chara, su arte favorito despu¨¦s del cante. Y, como el duende en el flamenco, la ocurrencia verbal puede aflorar en cualquier momento.
Pregunta. Acaban de servirnos un whisky de 18 a?os. ?Se cuida siempre as¨ª de bien?
Respuesta. Qu¨¦ va. Yo suelo conformarme con poca cosa, porque nunca he tenido nada. Bueno, rectifico: he tenido siempre el amor de Dios, que es quien hace y deshace, el que dispone de todo en m¨ª. Lo he pasado mal en la vida y, sin ?l, yo ahora mismo no estar¨ªa hablando contigo.
P. ?En qu¨¦ nota que le ha ayudado?
R. En muchas cosas, empezando por esa infancia maravillosa, por una madre que cantaba como las propias flores y un padre que aparec¨ªa por casa con Camar¨®n. Fue mi padre quien m¨¢s se esforz¨® en que yo cantara. Cuando me ve¨ªa llegar de jugar al f¨²tbol en la calle, con las piernas llenas de barro, me pegaba una colleja.
¡°Es un disco que llevaba buscando desde hace 20 a?os¡±
P. ?Habr¨ªa sido buen futbolista?
R. Muy bueno. Me dec¨ªan ¡°canillas de zorro¡±, porque ten¨ªa las piernas as¨ª [se remanga la pernera], muy escuchimizadas. Pero yo he estado de fiesta en casa con Diego Armando Maradona, que es mi colega, pas¨¢ndonos el uno al otro una naranja con el pie, como si fuera un bal¨®n.
P. Hablaba usted de lo mucho que le protege Dios, pero parece que ahora nos tiene un poquillo abandonados¡
R. Esto de la pandemia es una lecci¨®n para el mundo, para que los seres humanos seamos mejores personas, nos ayudemos entre nosotros y no haya tanta maldad, racismo ni guerras. Nos fijamos solo en lo material y no nos acordamos de que Jes¨²s se alimentaba de hojas amargas.
P. ?Le ha afectado el tema del coronavirus a la preparaci¨®n de este ¨²ltimo disco?
R. Vaya que s¨ª. He llorado mucho. Est¨¢bamos grabando en los estudios de Sony en M¨¦xico cuando estall¨® todo, as¨ª que tuve que acabar las voces desde mi casa de Punta Cana [el cantaor lleva viviendo esta zona de Rep¨²blica Dominicana desde 2013]. En soledad, pero con el amor de Dios. Y con el orgullo de que mi m¨²sica le sirva a mis hijos como testimonio de la verdad.
P. ?Nos habr¨¢ valido de algo todo lo que llevamos sufriendo estos ¨²ltimos meses?
R. Tenemos que aprender una gran lecci¨®n, no lo digo en tono apocal¨ªptico. Las plagas ya salen en las Sagradas Escrituras y esta es una ocasi¨®n para que aprendamos a ser buenos. Saldremos adelante, con la ayuda de Dios, y esto lo recordaremos como un mal sue?o. Pero que sea ya pronto, porque todos mis compadres lo est¨¢n pasando muy mal.
¡°Sin Dios, yo ahora mismo no estar¨ªa hablando contigo¡±
De pronto, Diego Ram¨®n Jim¨¦nez se derrumba y no puede contener el llanto. Hace aspavientos aqu¨ª y all¨¢ para que nadie acceda al camerino ni le mire, embargado por un pudor embarazoso. Para cuando recupera la calma, sus ojos enrojecidos son un poema. ¡°Es que me acuerdo mucho de mis flamencos¡±, se excusa. ¡°Yo me he criado en Los Canasteros, el tablao de Manolo Caracol, y la gente del mundillo me llama para decirme: ¡®Diego, que no tenemos ni para comer¡¯. Si es que tanto los m¨²sicos como el pueblo gitano vivimos al d¨ªa¡¡±.
P. ?Recuerda su primer recital despu¨¦s del par¨¦ntesis del confinamiento?
R. El 15 de julio en Burgos. No lo olvidar¨¦ nunca. Despu¨¦s de cuatro meses encerrado, entre risas, llantos y depresi¨®n, me sent¨ª la persona m¨¢s dichosa del planeta. Fue un conciertazo, no es por nada.
P. Y aprovechar¨ªa para estrenar el nuevo repertorio mexicano...
R. Claro. Es un disco que llevaba buscando desde hace 20 a?os, cuando me present¨¦ con una guitarra en el Teatro Principal de Ciudad de M¨¦xico y me acogieron con los brazos abiertos. Necesitaba grabar Verdad amarga, porque va mucho con mi vida. O Cenizas. Son historias que he vivido, dolores que he sentido. S¨¦ de qu¨¦ van.
El maestro interrumpe la conversaci¨®n, esta vez inc¨®modo porque, entre la charla y los calores, siente ¡°la boca m¨¢s seca que una alpargata¡±. Le ofrecen agua, pero esa es una soluci¨®n que ¨¦l no contempla. ¡°Los m¨¦dicos saben que hay un remedio mejor¡±, sonr¨ªe. Se tapa los ojos, como un ni?o en trance de travesura, y finiquita el vaso de whisky de un lingotazo. Todo bien.
P. A estas alturas, adem¨¢s de flamenco, ya ha interpretado rancheras, boleros, tangos, incluso salsa. ?Se considera un artista ambicioso?
R. M¨¢s que ambicioso, ego¨ªsta. Amo tanto la m¨²sica que quiero ser due?o, amo y se?or de todo, y odio escuchar algo que no me satisfaga, que me rechine. Pero no ambiciono grandes cosas, estoy m¨¢s preparado para ser barco vac¨ªo que lleno. Mientras mis hijos tengan salud, libertad y el amor de Dios, ?qu¨¦ m¨¢s puedo pedir yo?
¡°Habr¨ªa vivido a gusto en la era romana con la toga y los huevos fuera¡±
P. Hombre, lleva ya usted muchos kil¨®metros. No le van a ir ahora mal las cosas.
R. Kil¨®metros s¨ª que llevo, s¨ª. Concretamente desde los 14 a?os, cuando le dije a mi padre que me iba a Londres, con Paco Pe?a, pero en realidad embarc¨¢bamos a Jap¨®n¡ Uno de los tres guitarristas que acompa?aban a mi t¨ªo Rafael Farina en el tablao del Arco de Cuchilleros era de all¨ª, Makoto. Un japon¨¦s que hablaba cal¨®.
P. ?Cu¨¢nta cuerda le queda?
R. Yo quisiera morir cantando, un poco como lo que le pas¨® a mi t¨ªo Juanito Valderrama. Participar en un homenaje bonito y luego, eso s¨ª, que me quedaran unos d¨ªas finales en una cama buenecita, saboreando unas ¨²ltimas peras de agua, unas uvas. Me habr¨ªa gustado vivir en la ¨¦poca romana, con la toga y los huevos fuera.
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