Salvador Iborra: muerte de un poeta sin bicicleta
El escritor falleci¨® apu?alado una madrugada de septiembre de 2011 por un motivo absurdo e incomprensible. Los suyos se niegan a olvidarlo
El escritor Sebasti¨¤ B. parec¨ªa que desmontaba el m¨®vil del asesinato de su amigo el poeta valenciano Salvador Iborra, Salva, de 33 a?os. Este viv¨ªa en un piso cuyo titular del contrato de alquiler era Sebasti¨¤ y a ambos les un¨ªan muchas cosas: una amistad, una mirada al futuro y los libros, todo a la vez y con ansia vital. Por eso, cuando todo apuntaba a que el m¨®vil del acuchillamiento de Salva la madrugada del jueves 29 de septiembre de 2011 fue el intento de recuperar la bicicleta que le hab¨ªan robado aquella misma madrugada, Sebasti¨¤ B. dijo de modo taxativo: ¡°Imposible. Salva no iba en bicicleta, ni tan siquiera ten¨ªa bicicleta¡±. Por su grado de cercan¨ªa con la v¨ªctima se le dio toda la credibilidad del mundo. Lo cierto es que las pesquisas siguieron y result¨® que el motivo del asesinato, absurdo e incomprensible, s¨ª fue una bicicleta. Pero no estaba equivocado su amigo. La bicicleta era de Xavier, camarero del bar Thales, del que era habitual el poeta valenciano.
Los hechos, salvo sorpresas de ¨²ltima hora, sucedieron del siguiente modo. Salva pas¨® por el bar Thales y estuvo tomando una copa y hablando con Xavier. Cuando cerr¨® el Thales, Xavier se ofreci¨® a acompa?ar a Salva a su domicilio, que estaba a unos 60 metros del local. Adem¨¢s, aprovechar¨ªan la visita para recoger un libro que, desde hac¨ªa tiempo, hab¨ªan convenido que Salva le prestar¨ªa. Xavier se hac¨ªa acompa?ar de su bicicleta. Mientras trabajaba en el Thales, la bicicleta estaba asegurada en un aparcamiento cercano, donde D. Pares la vigilaba para que no la robasen. Cuando cerraba el aparcamiento, Pares pasaba por el Thales con la bicicleta y la dejaba en la puerta del local. Las primeras declaraciones de Pares llevaron a confusi¨®n a los investigadores, ya que aseguraba que la bicicleta era de Salva, cuando, como ya hemos indicado, era del camarero. Es probable que el error se debiera a que Pares, en los primeros momentos de la ma?ana del viernes y con toda la confusi¨®n del mundo, creyera que el fallecido hab¨ªa sido Xavier y no Salva.
Siguiendo con la reconstrucci¨®n de los hechos de aquella madrugada, los dos amigos llegaron al domicilio de Salva, sito en pleno barrio G¨®tico, en el n¨²mero 12 de la calle Palma de Sant Just. Salva le coment¨® que la bicicleta estaba segura a la entrada del edificio. A esas horas y por el poco tiempo que estar¨ªan en el domicilio ¡ªla entrega del libro, un caf¨¦, una cerveza, un cigarrillo con los ¨²ltimos restos de la conversaci¨®n¡ª, no previeron lo que sucedi¨®: cuando bajaron a la calle, la bicicleta no estaba. Claramente, hab¨ªa sido sustra¨ªda.
De inmediato, Salva sospech¨® de unos tipos que ocupaban ilegalmente el entresuelo primera del mismo edificio y con los que tanto ¨¦l como el resto de los vecinos ya hab¨ªan tenido problemas. Por mucho que puls¨® el timbre de su piso, nadie les abri¨®. Lo siguiente que hicieron los dos amigos fue dar una vuelta por el vecindario por si ten¨ªan la suerte de ver a los ladrones con la bicicleta. Despu¨¦s de m¨¢s de dos horas de intentarlo, desistieron. Salva se culpabilizaba de lo sucedido porque fue su insistencia la que propici¨® que el camarero del Thales dejara la bicicleta a la entrada del edificio, cuando su intenci¨®n era simplemente acompa?ar a su amigo, quiz¨¢s esperar en la calle a que le dejara el libro prometido y volver pedaleando a su casa. De todos modos, Xavier no le recrimin¨® nada en absoluto. Igual al d¨ªa siguiente alguien se la encontraba abandonada o medio destrozada. No ser¨ªa la primera vez. As¨ª que los amigos se separaron.
Cuando Salva estaba de regreso a su domicilio, en la esquina de la calle Cometa con Palma de Sant Just, vio la bicicleta de su amigo. Y el instinto no le hab¨ªa fallado. Con ella estaban dos de los hombres que ocupaban el entresuelo de la finca en la que ¨¦l viv¨ªa en su segundo primera. Se trataba de Saodi M. y Zakari Y. M. Testigos indicaron a la polic¨ªa que hubo una discusi¨®n y que se mencionaba una y otra vez la bicicleta. La agresividad de los ladrones y el esp¨ªritu de justicia de Salva se combinaron en una mezcla letal. De un modo terrible, los ladrones no se limitaron a golpear a Salva o intimidarle, sino que realizaron las acciones necesarias para causarle la muerte. Por una bicicleta. Una locura.
Un mont¨®n de flores y poemas a la puerta del domicilio, as¨ª como entradas en el blog de Iborra con mensajes de dolor y cari?o, parecen no querer dejarse vencer por el olvido
Los testigos vieron que mientras uno de los ladrones reten¨ªa a la v¨ªctima por la espalda, el otro le apu?alaba en el pecho. Hecho eso, lo dejaron tirado en la calle y se dieron a la fuga. Eran las seis y veinte de la madrugada del 29 de septiembre. Posteriormente fueron detenidos y puestos a disposici¨®n judicial. Un mont¨®n de flores y poemas a la puerta del domicilio, as¨ª como entradas en el blog de Salva ¡ªLa ruta desconeguda¡ª con mensajes de dolor y cari?o, parecen no querer dejarse vencer por el olvido. No solo ¡ªcomo se ve en declaraciones de allegados, familiares, simples conocidos¡ª se ha asesinado a un hombre joven y bueno, con talento y con ganas de hacer cosas. ¡±Quer¨ªa viajar a Estados Unidos y ense?ar literatura catalana¡±, cuenta su amigo Sebasti¨¤ B., ¡°as¨ª aprender¨¦ ingl¨¦s y exportar¨¦ mi cultura, me dec¨ªa¡±. Sino que el motivo es absurdo y nimio como suele suceder demasiadas veces. Incluso para los propios asesinos, ya que las penas de c¨¢rcel fueron severas. Y todo por una bicicleta. El azar, los dados locos que alguien lanza nos muestran la vulnerabilidad de nuestras vidas.
Hay un refr¨¢n mexicano que dice que para hacer re¨ªr a Dios solo tienes que explicarle tus planes. La amargura por la p¨¦rdida de Salva, poeta, solo podremos endulzarla record¨¢ndole y leyendo sus poemarios: Un llen?ol per embrutar, Les entranyes del foc, Els cossos oblidats, o el relato negro Shakura. Salva hab¨ªa manifestado a alg¨²n amigo que hab¨ªa empezado a escribir una novela.
-------------------------------------
Carlos Zan¨®n (Barcelona, 55 a?os) es escritor. Autor de novelas como Taxi (Salamandra) o Carvalho. Problemas de identidad (Planeta), en 2015 gan¨® el Dashiell Hammett de la Semana Negra de Gij¨®n por Yo fui Johnny Thunders. Es comisario de BCNegra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.