Apnea del sue?o: el terror nocturno de cinco millones de espa?oles y de sus acompa?antes de cama
Esta enfermedad se caracteriza por pausas respiratorias de m¨¢s de 10 segundos que, en casos extremos, alcanzan los dos minutos
Setenta interrupciones respiratorias por hora, algunas de ellas de dos minutos. As¨ª han transcurrido las peores noches de Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez P¨¦rez, de 52 a?os, desde 2017. Recuerda que el despertar de cada d¨ªa era una combinaci¨®n de ¡°dolor de cabeza, sue?o, cansancio permanente y ardor, mucho ardor; todo el d¨ªa con Almax y Omeoprazol¡±. Pero ¨¦l desconoc¨ªa esas paradas respiratorias, por lo que jam¨¢s relacion¨® sus d¨ªas de fatiga con esas noches fatales. Su m¨¦dico de cabecera s¨ª y lo envi¨® al neum¨®logo. Una noche monitorizado en la Unidad de Trastornos Respiratorios del Sue?o del Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada permiti¨® poner nombre a su problema, apnea obstructiva del sue?o (AOS). Una enfermedad que no solo le afecta a ¨¦l, sino a quienes conviven con ¨¦l: ¡°Ten¨ªa unos ronquidos tremendos, que se o¨ªan tres habitaciones m¨¢s all¨¢, y mi mujer me despertaba de vez en cuando, asustada con mis movimientos¡±, comenta. Esa es la vida, con sus m¨¢s y sus menos, de casi cinco millones de personas afectadas de AOS en Espa?a.
Esa cifra, seg¨²n de los doctores Germ¨¢n S¨¢ez Roca y Carlos Mart¨ªn Carrasco, de la unidad granadina que trat¨® a este paciente, afecta a un 13% de hombres y un 8% de mujeres y, a partir del relato de diversos enfermos de este tipo de apnea, perjudica a una cantidad mucho mayor, ya que afecta seriamente a parejas que comparten cama. La apnea, para quien est¨¢ al lado, es una sucesi¨®n interminable de ronquidos y de pausas respiratorias que llegan a asustar. Por eso, como en el caso de Manuela Extremera, paciente que se prepara para una monitorizaci¨®n nocturna intensa la noche que EL PA?S visita la Unidad de Trastornos del Sue?o del hospital granadino, ¡°la noche es un ir y venir¡±. ¡°Yo me iba al sof¨¢ para no molestar a mi marido y otras veces era ¨¦l quien se iba harto de mis ronquidos¡±.
Extremera lo comenta mientras Rosa Moreno, enfermera con 27 a?os de trabajo en esta unidad, se afana en ponerle con cuidado los 30 electrodos ¡ªahora inal¨¢mbricos¡ª que requerir¨¢ Extremera para su polisomnograf¨ªa, el estudio m¨¢s completo posible en este ¨¢mbito. Durar¨¢ desde que se duerma la paciente, sobre las 11 de la noche, hasta las siete de la ma?ana. Una vez se duerman los ingresados (cuatro el d¨ªa del reportaje), Moreno o su compa?era Mar¨ªa Jos¨¦ pasar¨¢n la noche atentas a las pantallas que monitorizan esos electrodos y a los altavoces y c¨¢maras que registran su movimiento y sonidos.
La AOS se diagnostica cuando, mientras dormimos, se dan m¨¢s de cinco cierres totales o parciales de la v¨ªa a¨¦rea superior que duran m¨¢s de 10 segundos. Los doctores S¨¢ez y Mart¨ªn han llegado a ver paradas de casi tres minutos ¡ª¡°casos muy excepcionales¡±, dicen¡ª. Esa falta de respiraci¨®n alterna, pero frecuente, tiene serias repercusiones en la salud de quienes la sufren. Paco Bullejos, de 59 a?os, tambi¨¦n se prepara para pasar la noche en el hospital. Aparte de la fatiga, tiene ¡°much¨ªsimas migra?as, fuerte dolor de espalda y la sensaci¨®n de peso sobre los hombros¡±. Ha pasado por el neur¨®logo, por el digestivo y, finalmente, ha llegado a los neum¨®logos. Su esperanza es que den con el origen de sus males y no tenga que parar mientras conduce cada cierto tiempo para descansar.
Malos h¨¢bitos y la evoluci¨®n
Esa es una circunstancia habitual en los pacientes de AOS, cuentan los doctores. Casi nadie llega directamente a su unidad. A veces, los m¨¦dicos de familia, a partir de los s¨ªntomas, lo detectan r¨¢pido. En ocasiones, es otro especialista quienes los deriva. El origen de esta apnea es, generalmente, la obesidad y los malos h¨¢bitos de vida, pero no solo. Medio en broma, medio en serio, el doctor Mart¨ªn achaca este problema a ¡°la evoluci¨®n humana¡±: ¡°Cuando perdimos el hocico surgi¨® el AOS¡±. Se refiere Mart¨ªn a la segunda gran raz¨®n para la apnea, ciertas alteraciones craneofaciales, o de otro modo, ciertas morfolog¨ªas de la cara ¨Cnariz y boca principalmente¨C que producen dificultades respiratorias al tumbarse.
Ana Mu?oz es la tercera de las cuatro pacientes que duermen en la unidad de trastornos de sue?o y se ajusta m¨¢s al patr¨®n habitual de la apnea: ¡°Ronco mucho y en el hospital donde trabajo, por las noches, las compa?eras me dicen que me traspongo. Eso me da p¨¢nico y por eso he venido¡±. Por trasponerse, se refiere frecuentes y largas paradas respiratorias. ¡°Hace a?os que vivo cansada, pero ahora me ha entrado miedo¡±.
La soluci¨®n habitual a la apnea es, en principio, f¨¢cil. Una m¨¢quina que facilita la respiraci¨®n, el CPAP, a costa de cierta parafernalia. Es una m¨¢scara que hay que ponerse en la cara y que va unida a la peque?a m¨¢quina poco ruidosa. ¡°Si hace ruido es siempre menor que el de los ronquidos¡±, afirma con humor el doctor S¨¢ez. En los casos en los que la AOS se debe a obesidad y malos h¨¢bitos de vida, un estudio de la Universidad de Granada ha probado hace pocas semanas que es posible mejorar la vida de estos pacientes hasta el punto de que puedan dormir sin CPAP. Hasta un 60% de los pacientes que han participado en el estudio de Almudena Carneiro Barrera y Jonatan Ruiz, del Laboratorio de sue?o y promoci¨®n de la Salud de la Universidad de Granada, han podido abandonar la m¨¢quina que les asist¨ªa cada noche gracias a un programa de ocho semanas, exigente y supervisado, de mejora en los h¨¢bitos de nutrici¨®n, haciendo ejercicio f¨ªsico y abandonando el alcohol y el tabaco.
Jos¨¦ Manuel Fern¨¢ndez, el paciente de paradas de dos minutos, es uno de ellos: ¡°Empec¨¦ caminando tres kil¨®metros, llegu¨¦ a 19 y ahora me mantengo en 6 u 8 a buen ritmo. He reducido az¨²car, grasas y alcohol y me he quitado peso¡±. Esa es la soluci¨®n en parte de los pacientes. F¨¢cil de decir y dif¨ªcil de ejecutar, reconocen quienes han pasado por el programa. De ah¨ª que no sea frecuente que los pacientes consigan por s¨ª mismos dejar de lado el CPAP.
Los efectos colaterales pueden llegar m¨¢s all¨¢ del cansancio y el dolor de cabeza. La AOS es un factor de riesgo que puede, en ciertas circunstancias, desencadenar ictus, deterioro cognitivo en personas de edad avanzada, depresiones y otras dolencias, adem¨¢s del intuido bajo rendimiento laboral y mayor siniestralidad tanto en el trabajo como durante la conducci¨®n de veh¨ªculos. Pero el mensaje es que, bien tratado, el paciente, con CPAP, con mejores h¨¢bitos de vida, con cirug¨ªa maxilofacial o contra la obesidad o algunos otros m¨¦todos, puede convivir con su problema y hacer vida normal.
El descanso nocturno no se mide tanto en horas de sue?o como en ciclos de sue?o completados. Un ciclo dura entre hora y media o dos y tiene cinco fases, las dos primeras, superficiales, las dos intermedias, las fundamentales, profundas y la ¨²ltima, la REM, de transici¨®n. El problema con la apnea es que con frecuencia evita el paso de la superficial a la profunda, llev¨¢ndonos de vuelta al principio o incluso a la fase REM, obviando la profunda y reparadora. El doctor Mart¨ªn explica que el descanso requiere de ¡°al menos tres ciclos completos seguidos¡± que ocupar¨¢n entre cinco y seis horas, pero ¡°lo ideal es entre tres y cinco ciclos¡±, algo que nos llevar¨¢ de siete horas y media en adelante, seg¨²n cada persona.
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