Un estudio relaciona mayores niveles de cafe¨ªna en sangre con menor riesgo de diabetes y sobrepeso
Los investigadores creen que se deber¨ªa estudiar este potencial, aunque otros expertos dudan de su utilidad para tomar decisiones individuales
La alimentaci¨®n es uno de los temas favoritos de los amantes de la trifulca dial¨¦ctica, quiz¨¢ porque no es nada f¨¢cil determinar qui¨¦n tiene raz¨®n. El caf¨¦ es, despu¨¦s del agua, el l¨ªquido m¨¢s consumido en todo el mundo, y en torno a esta bebida se discute con intensidad. Esta semana, un equipo internacional de investigadores liderado por Susanna Larsson, del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia), publica un estudio en la revista BMJ Medicine que podr¨¢ ser utilizado por los que quieren tomar caf¨¦, no solo con la conciencia tranquila, sino incluso con cierta sensaci¨®n de superioridad moral.
Larsson y sus colegas concluyen que unos niveles elevados de cafe¨ªna en sangre pueden reducir la cantidad de grasa corporal de una persona y su riesgo de sufrir diabetes tipo 2, la que est¨¢ asociada al envejecimiento y a algunos h¨¢bitos de vida. Los resultados coinciden con los de muchos estudios observacionales que, desde hace d¨¦cadas, han visto una relaci¨®n entre el consumo de caf¨¦ y un menor riesgo de diabetes. En un art¨ªculo publicado en 2018 por la misma Larsson, se estimaba que con cada taza de caf¨¦ con cafe¨ªna tomada al d¨ªa se reduc¨ªa un 7% el riesgo de desarrollar diabetes, un beneficio que, con un 6%, casi se igualaba con el caf¨¦ descafeinado. Otro estudio realizado por cient¨ªficos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) en 2017, calculaba que tres caf¨¦s al d¨ªa reducen la mortalidad prematura entre un 8 y un 18%.
Pese a la acumulaci¨®n de resultados positivos, estos estudios observacionales no permiten asegurar que los v¨ªnculos detectados son causales. En 1991, la OMS puso al caf¨¦ en la lista de posibles carcin¨®genos y, a?os despu¨¦s, revoc¨® la decisi¨®n cuando se comprob¨® que la mayor incidencia de c¨¢ncer entre los cafeteros se pod¨ªa explicar con otros h¨¢bitos asociados, como el cigarro que a veces acompa?a a esa bebida. Los autores de este trabajo recuerdan que no se han realizado ensayos aleatorizados, muy costosos y complejos de llevar a cabo, con los que se pueda establecer causalidad, para analizar el efecto de la cafe¨ªna en el desarrollo de diabetes o enfermedad cardiovascular.
Variantes gen¨¦ticas cafeteras
Para superar, al menos parcialmente, estas limitaciones, los cient¨ªficos emplearon un m¨¦todo novedoso, conocido como aleatorizaci¨®n mendeliana, que utiliza variaciones gen¨¦ticas con una funci¨®n conocida para evaluar el efecto causal de un factor de riesgo. En este caso, analizaron los genes CYP1A2 y AHR, que determinan la velocidad a la que nuestro organismo procesa la cafe¨ªna, en 10.000 personas. Los individuos que tienen variantes gen¨¦ticas que hacen que la cafe¨ªna permanezca m¨¢s tiempo en la sangre, suelen beber menos caf¨¦, porque sienten una estimulaci¨®n m¨¢s prolongada, pero tienen mayores concentraciones de cafe¨ªna en el plasma sangu¨ªneo.
El efecto observado no es tan grande individualmente como para plantearse beber caf¨¦ para prevenir la diabetesGemma Rojo, Hospital Regional Universitario de M¨¢laga
Con ese planteamiento, que trata de separar el efecto de la cafe¨ªna en sangre en la obesidad o la diabetes de otros factores relacionados con el consumo de caf¨¦, observaron que las personas con las variantes gen¨¦ticas que ralentizan el procesado de cafe¨ªna y favorecen su mayor presencia en la sangre ten¨ªan un menor ¨ªndice de masa corporal y menos porcentaje de grasa. El principal motivo de la reducci¨®n del riesgo de diabetes, al que se atribuye el 43% del efecto, es la p¨¦rdida de peso, provocada por su capacidad para acelerar el metabolismo y reducir el apetito, entre otras cualidades.
Gemma Rojo, investigadora del Hospital Regional Universitario de M¨¢laga, considera que el estudio es interesante, pero recuerda ¡°que el efecto observado no es individualmente tan grande como para plantearse beber caf¨¦ para prevenir la diabetes, y que a una persona que ya tiene diabetes, no le va a servir para controlarla, porque no le va a bajar los niveles de az¨²car en sangre¡±. ¡°Una lectura que s¨ª se puede hacer es que la evidencia de los beneficios del caf¨¦ es mayor que la que tenemos en contra, pero el efecto del caf¨¦ en la diabetes se ve mejor a nivel poblacional y es poco ¨²til para tomar decisiones individuales¡±, remacha.
Los autores del estudio que hoy publica la revista BMJ Medicine creen que, vistos sus resultados, ser¨ªa interesante ¡°realizar estudios aleatorizados para comprobar si las bebidas con cafe¨ªna y sin calor¨ªas pueden desempe?ar un papel reduciendo el riesgo de obesidad y diabetes tipo 2¡±. Jorge Ferrer, jefe del grupo de Regulaci¨®n Gen¨®mica y Diabetes en el CRG de Barcelona, piensa que ese planteamiento es excesivo ¡°teniendo en cuenta que este estudio no ha tomado en cuenta otras variables, como el bienestar ps¨ªquico o c¨®mo afecta la cafe¨ªna a la calidad del sue?o¡±. Sin embargo, s¨ª considera ¨²tiles este tipo de estudios de aleatorizaci¨®n mendeliana para conseguir informaci¨®n que es muy complicado obtener sobre la cafe¨ªna, ¡°siguiendo a muchas personas durante varios a?os, dando a unas cafe¨ªna y a otras un placebo¡± y controlando muchas otras variables.
Como sucede con casi todo lo que tiene que ver con la alimentaci¨®n, un efecto positivo de la cafe¨ªna por su consumo de energ¨ªa, no implica una soluci¨®n m¨¢gica para perder peso o prevenir enfermedades cr¨®nicas como la diabetes. Comer menos y mejor y hacer m¨¢s ejercicio siguen siendo las soluciones m¨¢s efectivas.
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