Carolyn Lam, cardi¨®loga: ¡°Con un ataque al coraz¨®n, una mujer tiene m¨¢s riesgo de morir que un hombre¡±
La especialista del Centro Nacional del Coraz¨®n de Singapur alerta del peso de la brecha de g¨¦nero en la salud cardiovascular: ellas reciben menos tratamientos y hay f¨¢rmacos que se han estudiado solo para ellos
La enfermedad cardiovascular ¡°no es sexy¡±, lamenta la cardi¨®loga Carolyn Lam (Singapur, 48 a?os). No est¨¢ de moda, no se habla de ella. A pesar de ser la primera causa de muerte en el mundo, tanto en hombres como en mujeres, la poblaci¨®n no acostumbra a vigilar ni chequear su tensi¨®n o su nivel de az¨²car en sangre, variables que pueden influir en el riesgo cardiovascular, advierte la especialista, que atiende a EL PA?S durante un simposio sobre Insuficiencia Card¨ªaca organizado por la farmac¨¦utica Bayer en Barcelona.
Lam, que es directora de Salud del Coraz¨®n de la Mujer en el Centro Nacional del Coraz¨®n de Singapur, destaca el desconocimiento de estas dolencias, sobre todo, entre las mujeres: la cardi¨®loga explica que, a menudo ocurre que ellas ni siquiera identifican con precisi¨®n y agilidad los s¨ªntomas de un infarto, en ocasiones distintos a los hombres. Aparte del dolor en el pecho, que pueden tenerlo o no, las mujeres tambi¨¦n sufren dolor en el cuello u opresi¨®n en la mand¨ªbula.
Pregunta. Tendemos a relacionar m¨¢s las enfermedades cardiovasculares con los hombres.
Respuesta. S¨ª, y debemos cambiar eso. Es tambi¨¦n una enfermedad de la mujer. Una de cada tres mujeres muere por enfermedades card¨ªacas y accidentes cerebrovasculares, y tambi¨¦n uno de cada tres hombres. Es la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres, pero seguimos ignor¨¢ndolas a ellas y eso debe cambiar.
P. ?La comunidad cient¨ªfica conoce bien las diferencias de sexo y g¨¦nero en este tipo de enfermedad?
R. No lo sabemos todo, pero sabemos mucho m¨¢s [que antes]. Y cuando dices sexo y g¨¦nero es exactamente lo correcto. El sexo es el sexo biol¨®gico, las hormonas. Y el g¨¦nero es nuestro rol social. Y ambos desempe?an un papel en las diferencias en las enfermedades card¨ªacas. En primer lugar, durante mucho tiempo hubo una idea err¨®nea de que las mujeres est¨¢n protegidas de las enfermedades card¨ªacas debido a los estr¨®genos, a nuestras hormonas sexuales. Se pensaba eso porque en los grupos de edad m¨¢s j¨®venes, los hombres tienen m¨¢s enfermedades card¨ªacas, pero a medida que avanzamos, las mujeres mayores, especialmente despu¨¦s de la menopausia, tambi¨¦n contraen enfermedades card¨ªacas y, de hecho, pueden superar a los hombres. As¨ª que, si solo miramos a las mujeres y los hombres m¨¢s j¨®venes, tenemos una idea equivocada. Hemos aprendido, pero a partir de asunciones.
Y tambi¨¦n, adem¨¢s, como en la pel¨ªcula Yentl, a la mujer, para que la tomaran en serio, ten¨ªa que parecerse a un hombre. Y ese es el problema de los s¨ªntomas: es como si necesit¨¢ramos experimentarlo como un hombre y describirlo como un hombre para que nos tomen en serio. La doctora Bernadine Healy us¨® el t¨¦rmino s¨ªndrome de Yentl en 2001 para llamar la atenci¨®n sobre la paradoja de resultados adversos de las mujeres con cardiopat¨ªa isqu¨¦mica, as¨ª como del infradiagn¨®stico y del infratratamiento de las mujeres. El s¨ªndrome de Yentl es el distinto mecanismo de acci¨®n que los ataques card¨ªacos suelen seguir en las mujeres con respecto a los hombres. Este es un problema porque gran parte de la investigaci¨®n m¨¦dica se ha centrado principalmente en los s¨ªntomas de los ataques card¨ªacos masculinos y muchas mujeres han muerto debido a un diagn¨®stico err¨®neo porque sus s¨ªntomas se presentan de manera diferente.
Me gustar¨ªa que los m¨¦dicos recordaran que las mujeres pueden tener enfermedades card¨ªacas y tener s¨ªntomas diferentes¡±
P. ?Los s¨ªntomas no son los mismos?
R. Nuestros s¨ªntomas pueden ser realmente diferentes. Los hombres suelen sentir dolor tor¨¢cico. La mujer tambi¨¦n puede tener dolor en el pecho, pero con m¨¢s frecuencia que en los hombres, no es dolor tor¨¢cico, sino dolor u opresi¨®n en la mand¨ªbula. Muchas pacientes piensan que en realidad es dolor de muelas o dicen que est¨¢n cansadas. O sienten el dolor en el est¨®mago o en la espalda y lo racionalizan y, en lugar de decir: ¡°Oh, algo no va bien¡±, dicen: ¡°Hace demasiado calor¡±, ¡°he comido demasiado¡±, ¡°estoy estresada¡±... En cambio, a los hombres les doler¨¢ el pecho y dir¨¢n: ¡°Oh, es el coraz¨®n¡±, e ir¨¢n a un m¨¦dico.
P. ?Es un problema de educaci¨®n, entonces? Ante un dolor, habr¨¢ un sesgo y a ellas se les dir¨¢ que es ansiedad o alg¨²n problema de salud mental.
R. S¨ª, eses es el problema. Los hombres vendr¨¢n [a la consulta] y dir¨¢n: ¡°Me duele el pecho. Por favor, revisa mi coraz¨®n¡±. La mujer vendr¨¢ y dir¨¢: ¡°Siento molestarla, creo que estoy estresada porque mi hijo tiene un examen o blablabla¡¡± y se disculpan, no dicen que sea del coraz¨®n.
P. ?Y cu¨¢l es la responsabilidad del m¨¦dico respecto a esto?
R. Creo que todos somos responsables. Me gustar¨ªa que los m¨¦dicos recordaran que las mujeres pueden tener enfermedades card¨ªacas y tener s¨ªntomas diferentes, pero las pacientes tambi¨¦n tienen que sentir que tienen derecho a tener una enfermedad card¨ªaca y ayudar al m¨¦dico a entender que esto es grave. Y esto empieza desde joven: crec¨ª con mi madre, que es m¨¦dica, siempre persiguiendo a mi padre para controlar su colesterol, la presi¨®n sangu¨ªnea¡ Pero nunca se la revisaba ella. Nosotras cuidamos de todo e imaginamos que estamos protegidas, pero somos igual de vulnerables.
Los hombres vendr¨¢n [a la consulta] y dir¨¢n: ¡°Me duele el pecho, revisa mi coraz¨®n¡±. La mujer vendr¨¢ y dir¨¢: ¡°Siento molestarla, creo que estoy estresada¡¡± y se disculpan
P. Hace tiempo que la comunidad cient¨ªfica sabe de estas diferencias de g¨¦nero. ?Ha cambiado algo en los ¨²ltimos a?os?
R. S¨ª, creo que ha mejorado mucho. Se ha intentado hacer que las mujeres tomemos conciencia de nuestro propio riesgo. As¨ª que eso est¨¢ bien. Pero otra cosa que ha impedido el progreso es que no tenemos suficientes mujeres en los ensayos cl¨ªnicos.
P. ?Y por qu¨¦ sucede eso?
R. No se priorizan a s¨ª mismas. A veces, es muy dif¨ªcil conseguir que las mujeres participen en los ensayos, por eso est¨¢n siempre infrarrepresentadas. Y nuestros primeros ensayos eran solo en hombres: los estudios con ratones eran en ratones macho porque no quer¨ªan complicaciones con el embarazo o lo que sea, as¨ª que ni siquiera estudiaban en ratones hembras. ?C¨®mo podemos seguir as¨ª, excluyendo sistem¨¢ticamente a las mujeres? Ahora las cosas han mejorado y tenemos ensayos sobre fallo card¨ªaco en los que hay un 40% o 50% de mujeres.
P. ?Hay tratamientos o procedimientos m¨¦dicos donde no saben si funciona en las mujeres porque los ensayos se realizaron con hombres?
R. S¨ª, lamentablemente hay bastantes ejemplos en los que existe una diferencia. En la insuficiencia card¨ªaca hay un medicamento muy antiguo llamado digoxina con el que no nos dimos cuenta hasta mucho m¨¢s tarde de que hay una diferencia de sexo en la respuesta: con la misma dosis se obtienen niveles m¨¢s altos de los f¨¢rmacos en las mujeres que en los hombres y eso se asocia a toxicidad y m¨¢s muertes en las mujeres que en los hombres. Hay algunos medicamentos que simplemente administramos a las mujeres en las dosis que conocemos en los hombres.
P. ?Cu¨¢l es la consecuencia de este tipo de desigualdades? ?Por ser mujer tengo m¨¢s posibilidades de morir que mi pareja hombre, por ejemplo?
R. S¨ª. Nuestros datos a¨²n muestran que, con un ataque al coraz¨®n, una mujer tiene un mayor riesgo de morir que un hombre. Y una mujer sigue recibiendo menos terapias invasivas. Y muchos de los medicamentos que tenemos, tienen menos probabilidades de recibirlos que los hombres. Hay muchas razones.
Hay algunos medicamentos que administramos a las mujeres en las dosis que conocemos en los hombres, aunque sean t¨®xicos para ellas
P. ?Por ejemplo?
R. Por ejemplo, una mujer que sufre un ataque al coraz¨®n podr¨ªa tener una enfermedad de los vasos peque?os, no en los grandes. Y con el vaso peque?o no se puede colocar un stent y, a veces, tambi¨¦n se pasa por alto [la enfermedad en los vasos peque?os] y hay un infratratamiento. Otra raz¨®n es que las mujeres que sufren un ataque al coraz¨®n pueden ser mayores que los hombres y eso podr¨ªa explicar muchas cosas, como que tienen m¨¢s hipertensi¨®n, diabetes... Sin embargo, incluso ajustando por edad, descubrimos que las mujeres con un ataque card¨ªaco tienen peores resultados que los hombres.
P. ?Qu¨¦ hay que hacer para acabar con esta brecha?
R. Lo que estamos haciendo ahora, literalmente: tratar de educar al p¨²blico es extremadamente importante. Una mujer debe reconocer su propio riesgo, sin excusas. As¨ª como el novio, el padre, el hermano y todos los dem¨¢s deben cuidarse y conocer sus riesgos, nosotras debemos conocer los nuestros. ?Sabes cu¨¢l es tu presi¨®n arterial? ?Tu colesterol? Todos esos son factores de riesgo de enfermedad card¨ªaca.
P. El cardi¨®logo Valent¨ªn Fuster dijo a EL PA?S: ¡°Vivimos en una sociedad de consumo que nos priva de lo importante, que es la calidad de vida¡±. Y dijo que los factores de riesgo cardiovascular son un espejo de la vida. ?Qu¨¦ opina?
R. S¨ª, creo que la enfermedad cardiovascular, por as¨ª decirlo, es en gran medida una enfermedad del estilo de vida. Y eso es bueno y malo. Lo malo es que es muy triste que sea algo que nos hacemos a nosotros mismos, obstruimos nuestras propias arterias con grasa, humo y problemas, no cuidamos lo que la naturaleza nos ha dado. Pero la parte buena es que es modificable: si se trata de una enfermedad relacionada con el estilo de vida, significa que podemos intentar hacer algo al respecto. El manejo del estr¨¦s es muy, muy importante. De hecho, la conexi¨®n entre coraz¨®n y cerebro de la mujer es a¨²n m¨¢s fuerte: el estr¨¦s puede provocar un ataque al coraz¨®n, se llama s¨ªndrome del coraz¨®n roto. Y parte de esto es controlar el estr¨¦s, por eso necesitamos tener una buena salud mental.
A veces es muy dif¨ªcil conseguir que las mujeres participen en los ensayos, no se priorizan a s¨ª mismas¡±
P. ?Pero esto le pasa solo a las mujeres?
R. No, a hombres y mujeres, pero esta conexi¨®n entre las emociones, el estr¨¦s y las enfermedades card¨ªacas es muy fuerte en las mujeres. Como dec¨ªa, existe el s¨ªndrome del coraz¨®n roto en el que una mujer escucha una noticia mala y puede tener un ataque al coraz¨®n: no porque sus arterias est¨¦n llenas de grasa, sino porque el estr¨¦s hace que las arterias se contraigan y sufre un da?o card¨ªaco aunque los vasos est¨¦n limpias. Se da predominantemente en mujeres postmenop¨¢usicas, mucho m¨¢s que los hombres.
P. ?El sue?o influye sobre la salud cardiovascular?
R. S¨ª, el dormir bien es a menudo ignorado, pero es una parte muy importante de un buen manejo del estilo de vida. Cuando pasamos horas sin dormir, todo nuestro cuerpo est¨¢ en un estado de euforia adren¨¦rgica. Y afecta mucho a nuestro metabolismo y tambi¨¦n a nuestros patrones de alimentaci¨®n. Es una espiral descendente muy mala: tus hormonas del estr¨¦s est¨¢n altas y eso hace que quieras comer cosas poco saludables, hace que tu presi¨®n arterial suba¡ Es muy importante nuestro descanso, nuestra salud mental.
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