Ozempic, la droga que aprieta cinturones y llena bolsillos
Los an¨¢logos del GLP1 son una familia de f¨¢rmacos indicados para diab¨¦ticos y usados por los famosos para adelgazar. En la actualidad hay problemas de suministro, pero las farmac¨¦uticas est¨¢n trabajando para desatar una fiebre del oro contra la obesidad. En el futuro, estar delgado ser¨¢ una cuesti¨®n de clase
Los titulares saltaron de las revistas cient¨ªficas a las del coraz¨®n. Los agonistas del GLP1, una familia de f¨¢rmacos que se comercializaba bajo distintas marcas como Ozempic, Wegovy o Mounjaro, se rebautizaron con un nombre mucho m¨¢s sexy: ¡°La droga de Hollywood¡±. Se dej¨® de hablar de c¨®mo pod¨ªan ayudar a personas con diabetes tipo 2 a regular sus niveles de az¨²car en sangre para destacar un fabuloso efecto secundario: ayudaban a perder hasta un 15% de peso. Oliver, un tinerfe?o de 42 a?os, ley¨® una de estas revistas y se fue directo a la consulta. ¡°Vi que el de Tesla [el empresario Elon Musk] se lo pinchaba y a ¨¦l le hab¨ªa funcionado¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°As¨ª que ped¨ª una cita con mi m¨¦dico de cabecera y de ah¨ª me derivaron al endocrino¡±.
Oliver mide 1,79 y pesaba cerca de 90 kilos. Ahora rebasa por poco los 80. Estaba ¡°gordito¡±, pero no cl¨ªnicamente obeso. Su m¨¦dico le explic¨® que la Seguridad Social no pod¨ªa financiar su caso. Pero ¨¦l insisti¨® y al final le recetaron Ozempic (el ¨²nico de estos medicamentos que se comercializa de momento en Espa?a, indicado para tratar la diabetes) sin financiaci¨®n. Paga 132 euros por un tratamiento que le dura un mes. Lleva pinch¨¢ndose este f¨¢rmaco, de forma intermitente, cerca de un a?o. ¡°Me he gastado mil euros para bajar 10 kilos¡±, calcula. ¡°Pero ha merecido la pena, esto me ha cambiado la vida¡±, a?ade. Si en el presente la clase social juega un papel en la prevalencia del sobrepeso, en el futuro ser¨¢ un factor determinante.
Oliver se define como ¡°un comil¨®n empedernido¡±. Pero desde que empez¨® a pincharse este medicamento, algo cambi¨® en su est¨®mago o en su cabeza. El caso es que ya no se da atracones. No es que no disfrute de la comida, explica con un ejemplo reciente, es que sabe cuando parar. ¡°Mira, hace poco me he comprado una pata de jam¨®n. Y lo disfruto tanto que digo, ¡®menos mal que me estoy pinchando esta mierda¡¯. Si no, me lo com¨ªa de una sentada¡±.
Cuando Oliver come jam¨®n, al llegar este a su intestino, se segrega de forma natural GLP1, un p¨¦ptido que tiene principalmente dos efectos. ¡°Por una parte, avisa al cerebro de que ya ha llegado comida, dando sensaci¨®n de saciedad¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica Albert Lecube, jefe de Endocrinolog¨ªa del Hospital Arnau de Vilanova (Lleida). ¡°Por otra, cuando se produce un incremento de la glucosa, es capaz de ir hacia el p¨¢ncreas y estimular la secreci¨®n de insulina¡±. En las personas con diabetes tipo 2 y aquellas con obesidad, estos efectos ¡°est¨¢n deteriorados, no funcionan del todo bien¡±. Por eso siguen comiendo aunque f¨ªsicamente est¨¦n llenos.
Los an¨¢logos de los GLP1 son medicamentos que imitan los efectos de este p¨¦ptido. Pero tienen una particularidad: duran mucho m¨¢s. ¡°El GLP1 que sintetizamos todos tiene una vida media muy corta. Esta informaci¨®n de que has comido, la que te hace parar, tiene sentido en un momento concreto. Pero luego tienes que seguir aliment¨¢ndote y, por tanto, no puedes estar saciado todo el tiempo¡±. El GLP1 natural dura unos pocos minutos, pero sus an¨¢logos pueden prolongar sus efectos hasta siete d¨ªas, dando una sensaci¨®n de saciedad duradera. Por eso el Ozempic se pincha una vez a la semana.
La verg¨¹enza y el dilema moral
Una de las particularidades que ha hecho que la conversaci¨®n sobre este tipo de f¨¢rmacos sea un poco confusa es que sus usuarios m¨¢s destacados son famosos que aparentemente no los necesitan y que mayoritariamente reniegan de su uso. El ejemplo m¨¢s paradigm¨¢tico es el de las Kardashian. El clan familiar que hab¨ªa definido el ideal est¨¦tico femenino los ¨²ltimos a?os, reivindicando las curvas de forma casi militante, empez¨® a desinflarse ante nuestros ojos. Medio Hollywood (la mitad que no estaba ya en los huesos) fue detr¨¢s. Pero casi nadie lo reconoci¨®. Pronto qued¨® claro que uno de los efectos secundarios de los agonistas del GLP1 era la verg¨¹enza. Todo el mundo hablaba de Ozempic, pero nadie confesaba estar us¨¢ndolo. Era un rumor, no una realidad.
Oliver dice no avergonzarse de estar pinch¨¢ndose este f¨¢rmaco, pero pide no dar su apellido en este art¨ªculo y reconoce que solo ha contado su secreto de adelgazamiento a algunos amigos. ¡°La persona con obesidad est¨¢ siendo juzgada cada d¨ªa. Es una enfermedad que no permite la privacidad¡±, denuncia Lecube, que adem¨¢s de endocrino, es vicepresidente de la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Obesidad. ¡°Eso puede hacer que algunos tengan reparos a decir que usan f¨¢rmacos, porque se extiende la idea de que eso significa que no tienen fuerza de voluntad¡±, a?ade.
Aunque algunos usuarios tienen motivos para esconderlo. La escasez de estos f¨¢rmacos ha puesto de manifiesto una tensi¨®n social entre la b¨²squeda de ayudas para controlar una enfermedad, la diabetes, que est¨¢ tomando tintes de pandemia y su uso en casos de obesidad, puerta de entrada a esta y otras muchas enfermedades. El mercado negro y algunos profesionales poco ¨¦ticos han extendido la demanda de estos medicamentos a¨²n m¨¢s, haciendo que personas que quieren adelgazar unos kilos compitan por unas pocas dosis con diab¨¦ticos y obesos con problemas de salud.
El caso de Oliver est¨¢ a medio camino entre ambos. No es diab¨¦tico. No es obeso. Pero casi. Ten¨ªa un IMC de 28 al iniciar su tratamiento, no llegaba al necesario de 30 y no ten¨ªa problemas de salud asociados. Se encontraba en una zona gris. ?l dice no percibir un dilema moral en esto. ¡°Que se busquen la vida, como me la busco yo¡±, dice, al ser preguntado por los pacientes que s¨ª entrar¨ªan dentro de los rangos de peso para obtener la receta.
Luis, que tiene 25 a?os y tambi¨¦n prefiere no dar su apellido, era obeso cuando empez¨® a pincharse Ozempic, con el que ha bajado 20 kilos. Y el comportamiento de Oliver le saca de quicio: ¡°Eso no puede ser, no se puede tomar esto tan a la ligera¡±, sentencia en conversaci¨®n telef¨®nica. Cayetano tampoco quiere dar su apellido. Y critica a quien usa este medicamento sin ser obeso. ¡°No se est¨¢ transmitiendo bien los peligros asociados, no se puede utilizar a discreci¨®n¡±, lamenta. Jos¨¦ N¨²?ez, diab¨¦tico de 51 a?os, juzga con la misma dureza a todos ellos. ¡°Me da mucha rabia, no me parece l¨ªcito que los diab¨¦ticos nos quedemos sin medicamento porque algunas personas hayan decidido tratarse con esto para su obesidad¡±, denuncia.
Es como una escalera en la que culpabilidad fluye en cascada: todos los usuarios justifican su tratamiento mientras culpan al que est¨¢ en el pelda?o inmediatamente inferior, al que pesa unos kilos menos. El problema es que, m¨¢s que una escalera donde se pueda poner un l¨ªmite claro, esto es una suave pendiente, una escala de grises. La justificaci¨®n es m¨¢s que evidente en el caso de N¨²?ez. ?l estuvo tres meses sin Ozempic, que en su caso le sirve para controlar la glucemia en sangre. Es comprensible en el caso de Luis y Cayetano. La obesidad es una enfermedad cr¨®nica con problemas evidentes para la salud. Pero, ?y el de Oliver? ?Es amoral que use Ozempic? ?Deber¨ªa haber engordado los seis kilos que le faltaban para ser considerado obeso y poder acceder al f¨¢rmaco? ?D¨®nde se pone el l¨ªmite?
Ozempic para todos
Es la escasez lo que encona este debate, y fomenta el enfrentamiento entre usuarios, pues la falta de suministros les somete a una extenuante peregrinaci¨®n mensual por las farmacias de la ciudad. ¡°Esta semana termino lo que tengo¡±, explica con cierta ansiedad Oliver, ¡°y s¨¦ que hoy o ma?ana me va a tocar ir como a 20 farmacias hasta que lo encuentre¡±. Cayetano hace lo mismo, con la dificultad a?adida de que cuando entra, asegura, pregunta al farmac¨¦utico si hay alg¨²n diab¨¦tico en la zona que est¨¦ buscando su dosis, y solo en caso negativo la compra.
¡°La sociedad tiene que diferenciar lo que es el deseo de tener un cuerpo m¨¢s normativo del tratamiento de una enfermedad¡±, denuncia el doctor Lecube. ?l sostiene que, en el futuro, cuando pueda haber inyecciones para todos, no habr¨¢ ninguna objeci¨®n para que quien quiera eche mano de ese medicamento, incluso con finalidad est¨¦tica. ¡°Si no hubiera ninguna contraindicaci¨®n, y no la hay, no veo por qu¨¦ no¡±, concede. De hecho, estos medicamentos podr¨¢n ser recetados antes de que se llegue a situaciones de diabetes y problemas graves asociados con la obesidad, atajando el problema antes de que se d¨¦. Pero a¨²n no estamos en ese punto, se?ala. Aunque las farmac¨¦uticas est¨¢n trabajando a marchas forzadas para llegar pronto.
Francisco Pajuelo es el director m¨¦dico en Espa?a de Novo Nordisk, la farmac¨¦utica que produce Ozempic. Preguntado por cu¨¢ndo podr¨¢ haber cierta regularidad en el suministro, anticipa que ¡°esta situaci¨®n de escasez se seguir¨¢ dando durante todo 2023¡å. Sobre la versi¨®n pensada espec¨ªficamente para adelgazar, llamada Wegovy, no avanza una fecha aproximada de lanzamiento en Espa?a. La otra gran farmac¨¦utica con medicamentos en desarrollo en este campo es Lilly, cuyo producto estrella, Mounjaro (basado en el principio de tirzepatida y solo disponible en EE UU para tratar la diabetes) podr¨ªa ser m¨¢s potente incluso que Ozempic y Wegovy (basados en la semaglutida) seg¨²n indican distintos estudios. M¨ªriam Rubio de Santos, directora m¨¦dica del ?rea de Diabetes y Obesidad de Lilly en Espa?a, explica que su tratamiento para la diabetes tipo 2 ¡°se encuentra en fase administrativa de revisi¨®n de los t¨¦rminos de financiaci¨®n y reembolso en Espa?a¡±. Sobre su uso para el tratamiento de la obesidad, apunta que ¡°las autoridades sanitarias europeas est¨¢n evaluando el programa de desarrollo espec¨ªfico, Surmont¡±.
Crist¨®bal Morales es endocrino del hospital Virgen de la Macarena de Sevilla y ha participado en m¨¢s de 140 ensayos sobre an¨¢logos del GLP1. Acaba de volver a Espa?a de un congreso en Estados Unidos donde se han presentado las novedades en esta familia de f¨¢rmacos. ¡°Hasta ahora est¨¢bamos con la primera generaci¨®n de agonistas del GLP1¡å, explica en un intercambio de audios refiri¨¦ndose a la semaglutida. ¡°Ahora llega la segunda ola, que representa la tirzepatida, y que ya son una aut¨¦ntica pasada. Y ya la tercera generaci¨®n, los triagonistas, son espectaculares con la p¨¦rdida de peso¡±, se?ala. Morales va a empezar la segunda fase de los ensayos cl¨ªnicos a finales de agosto con esta tercera versi¨®n. La mol¨¦cula se llama retatrutide y en sus dosis m¨¢s altas puede conseguir una reducci¨®n del 24% del peso. ¡°Nunca hab¨ªamos visto algo tan potente. Estamos hablando que va a ocupar un espacio que antes ocupaba la cirug¨ªa bari¨¢trica¡±, subraya.
Estos medicamentos son la punta de lanza de lo que est¨¢ por llegar. Los analistas hablan de una ¡°fiebre del oro de la obesidad¡± y consideran que el mercado de GLP1 podr¨ªa alcanzar los 150.000 millones de d¨®lares en 2031 (una cifra similar a lo que mueven los medicamentos para el c¨¢ncer). Mientras ellas ganan dinero, los sistemas de salud se lo podr¨¢n ir ahorrando. El gasto sanitario relacionado con la diabetes supera los 13.430 millones de euros en Espa?a seg¨²n los c¨¢lculos de la Federaci¨®n Internacional de Diabetes. La obesidad, por su parte, afecta a millones de personas y es la puerta de entrada a m¨¢s de 200 enfermedades y problemas cardiovasculares. Tratarlos se come el 9,7% del total del gasto sanitario en Espa?a, seg¨²n la OCDE.
El efecto rebote y el factor ambiental
Luis asegura haber cambiado su relaci¨®n con la comida en el ¨²ltimo a?o. ¡°La utilizaba como una droga, como una forma de aliviarme cuando me iba mal. Y si la gente me llamaba gordo, en lugar de parar, com¨ªa m¨¢s¡±, cuenta con angustia. Gracias al medicamento y a la ayuda psicol¨®gica, est¨¢ empezando a cambiar. Pero explica que lo importante es la dieta, el deporte y el esfuerzo. Sigue tomando Ozempic. Cayetano hace un an¨¢lisis similar: ¡°Por mucho que no tengas hambre, si lo que comes son torreznos y fabada esto no va a funcionar, tienes que ponerte a dieta¡±. Sigue tomando Ozempic. ¡°Yo no lo tomo por estar a dieta, sino por ser diab¨¦tico, que es para lo que sirve en origen¡± [y para lo que est¨¢ indicado en Espa?a], rebate N¨²?ez. Ha perdido 40 kilos en los ¨²ltimos 10 a?os, solo los ¨²ltimos cinco gracias a este medicamento. Sigue tomando Ozempic y no sabe si alguna vez podr¨¢ dejarlo. Algunos endocrinos entienden este tratamiento como algo cr¨®nico en ciertos casos.
Cuando adelgaz¨® 10 kilos, Oliver dej¨® de comprar Ozempic con idea de ahorrarse el dinero y mantener el peso. No lo consigui¨®. ¡°En dos meses engord¨¦ como tres kilos y medio, as¨ª que me lo volv¨ª a pinchar¡±, explica. Ahora est¨¢ reduciendo paulatinamente la dosis, y quiere dejar completamente el medicamento en un mes. Conf¨ªa en no volver a engordar.
La nutricionista Azahara Nieto se?ala este momento como cr¨ªtico, donde se descubre que este tipo de f¨¢rmacos funcionan como ¡°un parche¡± si no se acompa?an de un cambio en el estilo de vida. Son una soluci¨®n temporal: falta de hambre para hoy y atrac¨®n de pan para ma?ana. ¡°Si t¨² le das ese tipo de medicaci¨®n a alguien que no tiene unos buenos h¨¢bitos de vida, la p¨¦rdida de peso es pasiva porque lo produce de por s¨ª ya el medicamento. Entonces, luego eso, ?c¨®mo lo va a mantener?¡±, se pregunta.
Nieto asegura que no pasa un d¨ªa sin que alguien le pregunte en su consulta por este medicamento, pero a todos les repite que en la p¨¦rdida de peso no hay atajos. ¡°Estos medicamentos no son un milagro, son una herramienta¡±, zanja. Funcionan como un trastorno alimenticio inyectable, por lo que jugar con ellos le parece irresponsable. Nieto evita compararlos con otros f¨¢rmacos como los que ayudan a dejar de fumar, porque en el control de la p¨¦rdida de peso no es una intervenci¨®n puntual, sino un cambio que se deber¨ªa mantener. Por eso, algunos m¨¦dicos aseguran que el tratamiento con an¨¢logos del GLP1 deber¨ªa ser cr¨®nico. No se sabe exactamente qu¨¦ efectos secundarios podr¨ªa tener esta exposici¨®n prolongada, pero todos los estudios parecen sugerir la misma idea: toda una vida con Ozempic parece mucho menos peligrosa que toda una vida con obesidad m¨®rbida.
Ana tiene 58 a?os, obesidad y odia el Ozempic. Lo usa por ¡°imposici¨®n¡± m¨¦dica por su dificultad para perder peso asociada a otros problemas de salud: ¡°?No soy diab¨¦tica, pero voy camino de ello!¡±. Empez¨® con el tratamiento hace seis a?os, con Saxenda (liraglutida), de inyecci¨®n diaria. Gracias a ¨¦l perdi¨® 10 kilos, ¡°y las ganas de vivir¡±, dice con sorna. ¡°Los efectos secundarios no se hicieron esperar: n¨¢useas, acidez de est¨®mago y estre?imiento extremo¡±, asegura en un intercambio de mensajes. ¡°Adelgac¨¦, s¨ª, pero fue un verdadero suplicio. A medida que aumentaba la dosis, me sent¨ªa peor, ?c¨®mo no voy a adelgazar as¨ª?¡±. ¡°Nunca he tenido problemas en admitir que utilizaba esta medicaci¨®n para adelgazar, aunque al principio me miraban raro cuando se enteraban del dineral que me costaba cada inyecci¨®n. Pero era eso o pagar a un nutricionista, no hab¨ªa gran diferencia¡±. Cuando dej¨® de pincharse, el efecto rebote fue inmediato: engord¨® todo lo que hab¨ªa perdido, dice. Volvi¨® al tratamiento, ahora con Ozempic, hace un a?o, otra vez por prescripci¨®n m¨¦dica. Como le quita el hambre, ha decidido ayudarse con el ayuno intermitente. Asegura que la medicaci¨®n no es un milagro. Como con las dietas, hay que renunciar a planes sociales y a comida apetecible: aunque no quieras comer, tu entorno sigue haciendo planes alrededor de la mesa.
Herman Pontzer no es experto en Ozempic. Este antrop¨®logo evolutivo de la Universidad Duke (Carolina del Norte, EE UU) y es categ¨®rico a la hora de hablar de estos tratamientos: ¡°Ning¨²n f¨¢rmaco puede cambiar el entorno alimentario que nos hemos creado. Tenemos que abordar este gran problema social como comunidad¡±, responde por correo electr¨®nico. Ponzer lleva a?os estudiando c¨®mo los humanos quemamos calor¨ªas, c¨®mo nuestros entornos han evolucionado m¨¢s r¨¢pido que nuestros cuerpos, haci¨¦ndonos engordar. Escribi¨® un libro sobre ello, Quema: Los descubrimientos revolucionarios sobre el metabolismo, el peso y la salud. Y cree que la epidemia de obesidad es la combinaci¨®n de dos factores. ¡°Son los genes y el entorno trabajando juntos¡±, explica.
¡°Los nuevos entornos que nos hemos construido en el mundo industrializado incluyen alimentos que nos empujan a comer en exceso. Pero hoy en d¨ªa, los genes que controlan la regulaci¨®n del hambre y la saciedad reaccionan muy fuertemente al entorno alimentario moderno. Esos viejos genes, sumados a nuestros nuevos entornos, nos empujan a comer en exceso¡±. Los alimentos ultraprocesados funcionan como aut¨¦nticas drogas de dise?o, capaces de liberar ingentes cantidades de dopamina en unos cuerpos dise?ados para reaccionar de esta forma ante los az¨²cares y la grasa, m¨¢s escasos en los alimentos naturales.
En los a?os ochenta, a medida que la industria alimentaria apostaba por los alimentos ultraprocesados y la comida r¨¢pida, las tasas de obesidad se dispararon. Primero sucedi¨® en los pa¨ªses de altos ingresos y luego en la mayor parte del resto del mundo. La obesidad se convirti¨® en una pandemia. En la actualidad se ha triplicado desde las tasas registradas en los a?os setenta y m¨¢s de 650 millones de personas, seg¨²n los datos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, la padecen.
Parece dif¨ªcil pensar que la poblaci¨®n mundial perdi¨® la fuerza de voluntad de repente y de forma conjunta a principios de los ochenta. Sin embargo, en vez de percibirse la obesidad como un desaf¨ªo social, predomina el sesgo de que es una elecci¨®n individual. A las personas obesas se les dice que es suficiente con que hagan ejercicio y coman mejor. O que se pinchen Ozempic, hagan ejercicio y coman mejor. Se obvian los factores ambientales, que quedan eliminados de la conversaci¨®n. Hay toda una industria que ha crecido a base de hacernos engordar, y ahora hay otra industria, la farmac¨¦utica, dispuesta a crecer a base de hacernos adelgazar. ¡±Estos medicamentos pueden suponer un paso ¨²til e importante en la lucha contra la obesidad¡±, resume Ponzer, ¡°pero deber¨ªamos probar primero con cambios en la dieta y el estilo de vida. Y con cambios macro. Tenemos que abordar ese gran problema social como comunidad¡±.
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