Ignacio S¨¢ez, neurocient¨ªfico: ¡°Nuestra capacidad de prever el futuro y revisar el pasado nos predispone a la enfermedad mental¡±
El investigador trabaja en enfermos con epilepsia para comprender las bases de la depresi¨®n y aspira a tratarla con cirug¨ªa
El cerebro es un ¨®rgano de complejidad extrema y dif¨ªcil acceso, dos rasgos que dificultan entenderlo y tratarlo cuando se aver¨ªa. Cuenta Ignacio S¨¢ez (Logro?o, 43 a?os) que hay dos formas fundamentales para acceder a lo que nos oculta el cr¨¢neo. ¡°Por un lado, t¨¦cnicas no invasivas en humanos, como un encefalograma de superficie, que nos permite recoger informaci¨®n con pocas complicaciones, pero que tiene muchas limitaciones por la baja resoluci¨®n de las medidas y el conocimiento que se obtiene. Por otro, los modelos animales, que permiten hacer mediciones muy precisas, pero en los que existen diferencias evolutivas que limitan la aplicaci¨®n al cerebro humano¡±, explica.
En su laboratorio de la Escuela Icahn de Medicina del Hospital Monte Sina¨ª, en Nueva York, S¨¢ez hace algo diferente. ¡°Mi laboratorio apuesta por una t¨¦cnica que nos permite combinar lo mejor de los dos mundos. Trabajamos con pacientes que tienen implantados electrodos quir¨²rgicamente porque han venido para tratarse de epilepsia u otra enfermedad, lo que nos permiten utilizar de forma ¨¦tica una t¨¦cnica invasiva muy potente para intentar responder a preguntas sobre la mente humana que de otra manera ser¨ªa imposible plantear¡±, contin¨²a. Con esta t¨¦cnica, S¨¢ez quiere entender y tratar la depresi¨®n, un proyecto por el que acaba de recibir uno de los prestigiosos premios One Mind Rising Star.
El trabajo de este investigador, criado en Espa?a, pero que ha desarrollado toda su carrera investigadora en EE UU, combina el conocimiento sobre la naturaleza de los humanos y sus decisiones con la b¨²squeda de alivio para enfermedades que no lo tienen. ¡°Saber c¨®mo funciona la cognici¨®n o la toma de decisiones, medir esos procesos y caracterizarlos, nos da una manera de caracterizar la enfermedad: las personas con depresi¨®n no act¨²an ni sienten igual que alguien sano. Eso nos permite identificar fallos en la activaci¨®n de ciertas zonas del cerebro y tratar de normalizar esa actividad¡±, afirma. Para el futuro, cree que los cient¨ªficos no se detendr¨¢n cuando logren curar las enfermedades del cerebro. ¡°Si se llega a tratar el alzh¨¦imer, por qu¨¦ no se va a aspirar a crear una memoria perfecta o si se logra tratar una adicci¨®n, por qu¨¦ no se va a hacer algo para lograr una voluntad de hierro¡±, especula. En un mundo donde personas que se hicieron millonarios con la tecnolog¨ªa est¨¢n dispuestas a invertir cantidades ingentes en ir m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites humanos, en el espacio exterior o retrasando el envejecimiento, la neurociencia es un campo ideal para modelar el futuro.
Pregunta. Dice que se habla de la complejidad del cerebro, pero se suele olvidar la complejidad de las enfermedades del cerebro. Se tiende a dar explicaciones simples a esas dolencias, como la teor¨ªa que dec¨ªa que la depresi¨®n era un problema de falta de serotonina.
Respuesta. La simplicidad de la explicaci¨®n tiene cierta belleza. La serotonina baja y eso provoca la depresi¨®n. Muchas veces eso est¨¢ basado en observaciones que no son descabelladas, porque los inhibidores que damos hacen subir los niveles de serotonina y hay personas que mejoran. Pero cuando profundizas ves que nunca es tan sencillo. Por ejemplo, no todos los pacientes con depresi¨®n responden a esos tratamientos ni presentan los mismos s¨ªntomas, lo que sugiere que hay m¨¢s complejidad. Creo que esta forma de pensar, simplificando, est¨¢ determinada por el modo en que tratamos estas enfermedades, que fundamentalmente es farmacol¨®gico. Damos un f¨¢rmaco y eso tiene un efecto sist¨¦mico, que har¨¢ que suba o baje la concentraci¨®n de cierta mol¨¦cula en el cerebro como la dopamina o la serotonina. Es una manipulaci¨®n muy global. Pero sabemos que el impacto no es igual en todas las zonas del cerebro, por ejemplo, hay variedad en la cantidad y tipos de receptores de la serotonina. Es f¨¢cil que estas explicaciones sencillas y bellas capturen la imaginaci¨®n de la gente, no solo del p¨²blico, sino de la comunidad cient¨ªfica, y son un buen punto de partida. Pero luego toca profundizar y refinar nuestra comprensi¨®n para desarrollar tratamientos m¨¢s efectivos.
P. ?En qu¨¦ se diferencia su enfoque?
R. Mi enfoque es en cierto modo opuesto. Lo que yo hago es anat¨®micamente preciso, se basa en una cirug¨ªa en la que implantamos electrodos de manera muy precisa en distintas ¨¢reas del cerebro, lo que nos permite medir y modular su actividad de manera independiente. A d¨ªa de hoy es m¨¢s dif¨ªcil de administrar que los f¨¢rmacos, m¨¢s caro y da m¨¢s miedo, pero se puede convertir en un enfoque nuevo que permita tratar a pacientes para los que ahora no tenemos soluci¨®n. La depresi¨®n es heterog¨¦nea en su presentaci¨®n y no todos los pacientes responden a los f¨¢rmacos que elevan los niveles de serotonina. Sabemos que existen muchas variaciones de la depresi¨®n, que sospechamos no tendr¨¢n las mismas zonas del cerebro afectadas. Para intentar tratar a la gente de manera precisa quiz¨¢ no deber¨ªamos emplear un tratamiento farmacol¨®gico que inunda todo el cerebro por igual sino algo m¨¢s preciso. Nuestro enfoque abre las puertas a una caracterizaci¨®n m¨¢s personalizada para luego tratar paciente por paciente.
Tradicionalmente, los m¨¦todos que usamos en neurociencia humana, como son no invasivos y tienen baja resoluci¨®n, no sirven para hacer observaciones paciente por paciente. Se toman treinta pacientes, se meten en un esc¨¢ner y con esas im¨¢genes se hace una media de zonas afectadas por la depresi¨®n. Eso tiene valor de media pero no captura las particularidades de dos pacientes. Con las cirug¨ªas invasivas, s¨ª podemos caracterizar paciente por paciente. Ah¨ª, puedes identificar comportamientos que est¨¦n da?ados en la enfermedad.
Otra diferencia de nuestro enfoque es que evaluamos la actividad cerebral en un contexto relevante a la enfermedad. Una de las caracter¨ªsticas de la depresi¨®n es la rumiaci¨®n: una persona sana comete un error y puede lamentarlo, pero aprende o lo olvida y sigue adelante. Ciertos tipos de pacientes depresivos se atascan en eso, y revisitan su error constantemente sin ser capaces de superarlo. En nuestros experimentos, forzamos a nuestros pacientes a tomar decisiones que en ocasiones son equivocadas, lo que genera esta sensaci¨®n de arrepentimiento, para medir la representaci¨®n neuronal de esa se?al, que hipotetizamos ser¨¢ m¨¢s grande en pacientes deprimidos. Eso puede cambiar de paciente a paciente, la magnitud o la localizaci¨®n, y podr¨ªamos ver que en un paciente hay una zona del cerebro hiperactiva que hay que bajar o al rev¨¦s. Esto es lo que buscar¨ªamos con estas intervenciones.
P. Ustedes tienen acceso a personas con epilepsia o p¨¢rkinson. ?Es posible que estas personas tengan un tipo de depresi¨®n diferente de otra persona que la sufre porque ha perdido el trabajo o por otros motivos?
R. Es una de las limitaciones. En los pacientes con epilepsias la raz¨®n por la que se hace la cirug¨ªa es que la epilepsia es en ocasiones focal, hay una zona del cerebro donde se generan esos ataques epil¨¦pticos y si la localizas y la extirpas, existe una buena probabilidad de curar la epilepsia. El beneficio de esa cirug¨ªa es potencialmente inmenso para esa persona para el tratamiento de su epilepsia, pero, adem¨¢s, el 30% o 40% est¨¢n deprimidos. Esto es importante, porque presenta una oportunidad para estudiar la depresi¨®n con estos m¨¦todo invasivos aprovechando que van a ser operados por una raz¨®n que est¨¢ cl¨ªnicamente indicada. ?Cu¨¢l es la relaci¨®n entre la epilepsia y la depresi¨®n? ?Hay una relaci¨®n biol¨®gica o es que los pacientes est¨¢n mal porque son epil¨¦pticos y no pueden conducir o mantener un trabajo? Eso va a ser dif¨ªcil de separar. Existen ensayos cl¨ªnicos en los que se usan t¨¦cnicas parecidas para tratar pacientes no epil¨¦pticos con depresi¨®n muy severa que pueden arrojar algo de luz sobre esta pregunta, pero est¨¢n todav¨ªa en fase experimental.
P. ?C¨®mo se aplicar¨ªa este tipo de tratamientos de la depresi¨®n para m¨¢s gente?
R. En neurocirug¨ªa existe la sensaci¨®n de que tenemos una herramienta que funciona muy bien para dos o tres tipos de enfermedades, por ejemplo el Parkinson. Podemos implantar a un paciente de p¨¢rkinson un electrodo y mejorar sus s¨ªntomas a una situaci¨®n de hace 20 a?os. ?Por qu¨¦ no vamos a utilizar esta herramienta para tratar una depresi¨®n o un alzh¨¦imer? Esa pregunta tiene muchas respuestas, pero una es que probablemente no sabemos suficiente de estas otras enfermedades. Quiz¨¢ no sabemos d¨®nde implantar el electrodo o nos damos cuenta de que en lugar de uno son necesarios tres. Pero estamos aprendiendo para desarrollar terapias m¨¢s generalizables.
P. Adem¨¢s de los tratamientos con cirug¨ªas o f¨¢rmacos, ?el conocimiento del cerebro nos est¨¢ ayudando a identificar h¨¢bitos o formas de vida que puedan ser beneficiosos o perjudiciales para la salud mental?
R. A un nivel b¨¢sico no tienes que invocar el cerebro para saber que hay una serie de h¨¢bitos que son beneficiosos. No necesitas saber c¨®mo funciona el cerebro ni qu¨¦ zona est¨¢ implicada para saber que el ejercicio es bueno, porque podemos observar esos beneficios. No es que esas observaciones no tengan valor, al contrario, son el punto de partida de muchas l¨ªneas de investigaci¨®n. Pero generalmente la ciencia va un poco por detr¨¢s. Por ejemplo, sabemos que el ejercicio es bueno, y podemos empezar a estudiar por qu¨¦. Pero las respuestas que se generen ah¨ª no son necesarias para adoptar buenos h¨¢bitos, y en muchos casos no van a cambiar la recomendaci¨®n inicial. Pero en el discurso popular, y en ocasiones hasta en el cient¨ªfico, es atractivo poder decir que cierta zona del cerebro se activa cuando hacemos algo, aunque en muchas ocasiones esto a?ada poco.
P. Hasta ahora, las enfermedades mentales se diagnostican principalmente con un cuestionario. ?Ser¨¢ posible alg¨²n d¨ªa tener m¨¦todos m¨¢s objetivos?
R. El modo en que medimos la enfermedad mental es un problema de dif¨ªcil soluci¨®n. Si le preguntas a una persona c¨®mo est¨¢, dependiendo del momento, te puede decir cosas muy diferentes. Est¨¢ lo que le pasa y luego c¨®mo interpreta lo que le pasa. Los cuestionarios dependen de muchos factores que pueden no estar relacionados con la enfermedad, cosas como si uno tiene una relaci¨®n de confianza con su m¨¦dico o no. Hay una disciplina en crecimiento, la psiquiatr¨ªa computacional, que dice: no me voy a fiar de lo que t¨² dices, sino de lo que t¨² haces. Te voy a poner en una situaci¨®n en la que voy a observar tu comportamiento y voy a ver si te comportas de una manera o de otra. Puede ser m¨¢s ¨²til que hacer un cuestionario. Nosotros la aplicamos en nuestra manera de entender y de estudiar la depresi¨®n, porque nos da medidas que creemos pueden reflejar aspectos importantes de la enfermedad.
P. ?Ve un mundo en el que podamos librarnos de las enfermedades mentales?
R. Hasta cierto punto estamos condenados a tener enfermedades como la depresi¨®n. Una de las cosas que los humanos hacemos mejor que nadie en el mundo animal es el razonamiento contrafactual. Es el ?y si? Eso tiene una ventaja evolutiva significativa porque somos capaces de hacer simulaciones. Usamos la imaginaci¨®n para pensar en el futuro y el pensamiento contrafactual para revisar el pasado. Igual ten¨ªa que haber hecho esto y no lo otro. Eso tiene la ventaja de que te permite aprender de cosas que no has experimentado nunca, estamos todo el tiempo pensando en el ma?ana y el ayer. Eso te permite dise?ar un plan de acci¨®n ¨®ptimo seg¨²n tu modelo del mundo, pero tiene un precio alt¨ªsimo. Si est¨¢s todo el tiempo metido en tu cabeza pensando en el ayer y en el ma?ana vas a sufrir mucho. Cuando eso se excede se llega a la depresi¨®n y la ansiedad, por no vivir en el presente. Nuestra capacidad de prever el futuro y revisar el pasado nos predispone a la enfermedad mental.
P. Hay filosof¨ªas como el budismo que han desarrollado t¨¦cnicas muy sofisticadas para mantenerse en el presente. ?Es ¨²til la meditaci¨®n?
R. S¨ª. Si tienes depresi¨®n o ansiedad, una de las primeras cosas que puede sugerir tu m¨¦dico es que medites. Y yo creo que no es una coincidencia que muchos ejercicios de meditaci¨®n consistan en enfocar la atenci¨®n en el presente, evitando esas simulaciones del pasado y del futuro de las que hablamos. Y otros h¨¢bitos saludables pueden tener un impacto, y un mecanismo, parecido. A m¨ª, por ejemplo, lo que me funciona es el deporte. Lo considero una forma de meditaci¨®n. T¨² jugando a f¨²tbol o a baloncesto no piensas ni en el ayer ni en el ma?ana, est¨¢s pensando d¨®nde est¨¢ la pelota, donde est¨¢n los otros jugadores, etc. Y te fuerza a estar el tiempo que sea en el presente. Ese ejercicio es muy sano por muchas razones, pero entre ellas el estar enfocado en el presente.
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