Menos coche y m¨¢s pedales. As¨ª impacta en tu salud el transporte que eliges para ir a trabajar
Un estudio del historial m¨¦dico de 82.000 trabajadores muestra c¨®mo afecta en el bienestar f¨ªsico y mental el modo de viaje hasta el centro de trabajo
El despertador suena siempre a la misma hora cinco d¨ªas a la semana. Te levantas, desayunas, te duchas y te vistes en un ritual que se repite todo el a?o, casi toda la vida, con ligeras variaciones. Es lo que tiene la rutina. Sales de casa como un aut¨®mata. Y aqu¨ª es donde se presentan varias opciones, diferentes rutas que definir¨¢n tu salud f¨ªsica y mental a largo plazo. Lo importante no es tanto donde vas, sino c¨®mo llegas hasta ese lugar.
Un reciente estudio de la Universidad de Glasgow se fij¨® en este preciso momento en la rutina de 82.297 usuarios escoceses durante 18 a?os y los dividi¨® en distintos grupos, seg¨²n sus h¨¢bitos: ciclistas, peatones, conductores y usuarios del transporte p¨²blico. Despu¨¦s analiz¨® las tasas de muerte, hospitalizaci¨®n y medicaci¨®n prescrita en este tiempo. Los resultados fueron bastante claros. Los peatones y ciclistas, especialmente estos ¨²ltimos, demostraron un menor riesgo de mortalidad y hospitalizaci¨®n, de sufrir enfermedades cardiovasculares o c¨¢ncer, incluso de que se les recetaran medicamentos para problemas de salud mental. Aquellos que optaron por el transporte p¨²blico y el coche para ir a sus centros de trabajo tuvieron peores datos en todos estos apartados. ¡°Ha habido estudios previos que han analizado esta relaci¨®n¡±, reconoce en un intercambio de mensajes Bruce Whyte, Director del Programa de Salud P¨²blica de la Universidad de Glasgow y uno de los autores del estudio. ¡°Pero pocos se han hecho con esta gran muestra y con un seguimiento de sus registros m¨¦dicos durante tanto tiempo¡±, asegura.
Hacer deporte con regularidad reduce la prevalencia de eventos cardiovasculares, mantiene a raya el sobrepeso y todas las enfermedades asociadas. Tiene efectos positivos en la salud f¨ªsica y mental. Sin embargo, casi la mitad de los europeos, el 45% seg¨²n el Eurobar¨®metro de 2022, aseguran no practicarlo jam¨¢s. Cuando se les pregunta por qu¨¦, la raz¨®n m¨¢s repetida (un 41%) es la falta de tiempo. Es complicado meterse en el gimnasio a sudar en una bici est¨¢tica despu¨¦s de ocho horas de trabajo. Pero si esa bici se convierte en un medio de transporte, la adherencia y permanencia se disparan. Acudir al trabajo de forma activa supone integrar la actividad f¨ªsica en la rutina sin necesidad de invertir un tiempo adicional. Adem¨¢s, este tipo de desplazamientos imponen cierta constancia: puedes saltarte el gimnasio por pereza, pero no puedes hacer lo mismo con el trabajo o tendr¨¢s un problema.
Whyte sospecha que el usuario de transporte p¨²blico podr¨ªa tener mejores resultados que aquel que hace el recorrido en coche, b¨¢sicamente porque este suele incluir peque?os paseos, pero su estudio no diferenci¨® entre ambos y los englob¨® en un gen¨¦rico ¡°no activos¡±. Respecto a los ciclistas, solo hubo un apartado en el que no mejoraron los datos de salud del resto de grupos: las hospitalizaciones por accidentes de tr¨¢fico. ¡°Es un hecho relativamente raro, pero demuestra la necesidad de construir carriles bici m¨¢s seguros¡±, explica el autor. Porque Whyte sostiene que esos n¨²meros est¨¢n condicionados, sobre todo, por las pol¨ªticas p¨²blicas. ¡°Hay muchos estudios que lo corroboran¡±, se?ala. ¡°Si inviertes exclusivamente en carreteras, fomentas el uso del coche; si, por el contrario, inviertes en transporte p¨²blico, carriles bici y buenas infraestructuras para peatones, conseguir¨¢s que mucha m¨¢s gente viaje de forma activa y sostenible¡±.
Cada vez vamos m¨¢s en coche
El propio estudio se?ala en un an¨¢lisis asociado que en Escocia los niveles de desplazamientos a pie hasta el trabajo se han reducido significativamente en los ¨²ltimos 50 a?os, mientras que aquellos que se producen en coche han aumentado de forma exponencial. ¡°Obviamente, este no es un caso aislado¡±, se?ala el autor. Hay excepciones como Copenhague o ?msterdam, pero en la mayor¨ªa de grandes ciudades occidentales est¨¢ aumentando el uso del coche en nuestro d¨ªa a d¨ªa.
En Espa?a el n¨²mero de coches por habitante ha aumentado un 10% en los ¨²ltimos diez a?os. Y no se quedan en el garaje. Cuando se acerca la hora punta, m¨¢s de la mitad de los usuarios (el 61,3%) se meten en su coche y se lanzan al atasco seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica. Un 17,1% de personas lo evitan yendo al trabajo a pie, el 12,5% optan por utilizar el transporte p¨²blico. La bicicleta se mantiene como un medio de transporte residual que usa menos del 10% de los transe¨²ntes.
Seg¨²n los datos del INE hay un primer factor determinante para elegir el coche y es la distancia entre el domicilio y el puesto de trabajo. Pero tambi¨¦n hay un componente de clase: cuanto m¨¢s dinero tenga el trabajador, m¨¢s posibilidades hay de que coja el coche. En un lugar como ?msterdam, donde el uso de la bicicleta est¨¢ m¨¢s extendido, un reciente estudio se?alaba que la relaci¨®n entre ingresos y coche no est¨¢ clara. Depende del modelo de ciudad. Como dec¨ªa Enrique Pe?alosa, exalcalde de Bogot¨¢: ¡°La caracter¨ªstica de una sociedad avanzada no es que los pobres conduzcan, sino que los ricos utilicen el transporte p¨²blico¡±.
Jeff Speck director de la consultora de dise?o urbano Speck Dempsey y autor del libro Walkable City, lleva a?os explicando a alcaldes de ciudades estadounidenses las ventajas del modelo urbano europeo para estos menesteres. Muchas veces, cuenta en un intercambio de emails, pone como ejemplo Madrid y Barcelona como ciudades que empezaron con la mejor estructura inicial. Con los mejores huesos. ¡°Soy consciente de que pueden tener sus problemas y desaf¨ªos, pero para un urbanista estadounidense son un sue?o¡±, afirma. Speck contrapone este modelo urbano, con alta concentraci¨®n de poblaci¨®n y edificios en altura, con el modelo suburbano que predomina en Estados Unidos (y en las periferias de ciudades europeas): barrios de grandes avenidas, viviendas unifamiliares y urbanizaciones, mucho menos densos.
¡°La vida urbana apuesta por un espacio compartido, transporte compartido, servicios compartidos y aceptaci¨®n de la diversidad¡±, explica. ¡°Por el contrario, la vida suburbana pasa por privatizar lo que en la ciudad es de todos: por ejemplo, el parque y la piscina p¨²blica son reemplazados por el gran patio y la piscina privada¡±. En este esquema, el coche (que sustituye el transporte p¨²blico por el privado) juega un rol central. Por eso, reconoce, en los ¨²ltimos a?os, su uso se ha empezado a ver como una cuesti¨®n identitaria y pol¨ªtica. ¡°Se requiere cierta fe en el pr¨®jimo para vivir una vida m¨¢s urbana, y la creciente divisi¨®n pol¨ªtica puede hacer que eso sea m¨¢s dif¨ªcil de vender¡±, resume. ¡°Pero una cosa es segura: quedarse atrapado en un atasco no es libertad¡±.
Un corte de mangas
En ¨²ltima instancia, el urbanista se?ala que viajar en coche es simplemente menos agradable. Y tiene su l¨®gica. ¡°Los humanos somos primates sociales y nada nos interesa m¨¢s que otros humanos. Nos gusta ocupar lugares que nos permitan encontrarnos y es mucho mejor hacerlo caminando que conduciendo¡±. Igual en estas afirmaciones hay un sesgo personal que es importante confesar, reconoce con humor Speck: ¡°Conoc¨ª a mi mujer en el and¨¦n, mientras esperaba al tren¡±. Es un buen ejemplo. Su historia de amor ser¨ªa dif¨ªcil de trasladar a un atasco en la ciudad o a una ma?ana en la autopista. Los autom¨®viles son, en esencia, dispositivos antisociales. Nos a¨ªslan detr¨¢s de cristales, nos separan en burbujas de metal y airbags. Una concentraci¨®n de peatones puede ser una manifestaci¨®n o incluso una fiesta, pero una concentraci¨®n de conductores ser¨¢ siempre un atasco. Esto es as¨ª, se?ala Speck, porque todos los conductores compiten por un espacio limitado en el asfalto y representan de alguna forma un riesgo y una amenaza. No son compa?¨ªa, sino competencia. ¡°Por dejarlo claro: ?alguna vez le has hecho un corte de mangas a otra persona mientras caminaba porque no te cediera el paso?¡±
La relaci¨®n entre ira y conducci¨®n no es nueva ni sorprendente. Tras el volante, personas que en otros contextos son educadas y t¨ªmidas se convierten en vociferantes hidras. Pero el comportamiento agresivo puede ir m¨¢s all¨¢ del coche y de la an¨¦cdota. Un an¨¢lisis de 2018, publicado en el Journal of Public Economics, detect¨® ¡°una relaci¨®n entre el tr¨¢fico nocturno extremo en las dos grandes autopistas de Los ?ngeles y la incidencia de la violencia dom¨¦stica en la ciudad¡±. Esta aumentaba en torno a un 9% cuando hab¨ªa atascos. Los autores detectaron ¡°una relaci¨®n robusta¡± entre ambos fen¨®menos, algo que explicaban porque este tipo de violencia (multifactorial y con mayor peso de otros factores como el machismo o el abuso de sustancias) se ve afectada por factores emocionales externos.
La relaci¨®n entre el bienestar f¨ªsico y el transporte activo est¨¢n bien documentadas, pero hay menos estudios que relacionen esta forma de desplazamiento con la salud mental. Uno de los m¨¢s completos fue un estudio longitudinal de 2014 en el que particip¨® Marc Suhrcke, profesor del Grupo de Econom¨ªa de la Salud, en la Facultad de Medicina de Norwich, Inglaterra. ¡°Los desplazamientos activos, como caminar o montar en bicicleta, implican actividad f¨ªsica, que mejora el estado de ¨¢nimo y reduce el estr¨¦s¡±, se?ala el autor en un intercambio de mensajes. ¡°El transporte p¨²blico a menudo supone caminar un poco y ofrece tiempo para relajarse, leer o socializar, lo que contrasta con el estr¨¦s y el aislamiento asociados con la conducci¨®n¡±. La bici el paseo y el autob¨²s son muy diferentes, pero todos comparten elementos como la reducci¨®n del estr¨¦s, el aumento del movimiento y la posibilidad de interacci¨®n social.
Ir al trabajo puede convertirse en un momento de desconexi¨®n, incluso de los problemas del trabajo, se?ala el experto. Cada vez hay m¨¢s estudios que as¨ª lo se?alan. ¡°Desde que public¨¢ramos nuestro estudio cada vez se reconocen m¨¢s los beneficios para la salud mental de los desplazamientos activos. Se ha prestado m¨¢s atenci¨®n al papel del dise?o urbano y a las intervenciones pol¨ªticas que los promueven¡±.
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Tambi¨¦n ha cambiado la percepci¨®n social del coche y la ciudad densa. La cultura popular ha reflejado este cambio de paradigma. Speck, por ejemplo, no cita como referentes a sesudos urbanistas para resumir su idea fuerza. En su lugar destaca el discurso de la cantante Taylor Swift, que se?al¨® en una entrevista los motivos para amar Nueva York frente a una urbe pensada para el coche, como Los ?ngeles.
Pero para entender este cambio de mentalidad, lo mejor es echar la vista atr¨¢s. El economista Chris Leinberger se fij¨® en la televisi¨®n para entender nuestra relaci¨®n con las carreteras. Y se?al¨® como los ni?os de los a?os sesenta crecieron viendo series localizadas en los suburbios, como La tribu de los Brady, mientras que las generaciones siguientes devoraban series como Friends, Seinfeld o Sexo en Nueva York, comedias que glorificaban la vida urbana. ¡°De esta forma¡±, explica Speck, ¡°pudieron aprender sobre la libertad, la conveniencia y el placer de vivir en un lugar donde cada espacio social no est¨¢ separado de los dem¨¢s por un viaje en autom¨®vil¡±. S¨ª en el futuro hicieran un remake, Kitt no ser¨ªa un coche, sino una bicicleta fant¨¢stica.
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