Naomi Campbell tiene s¨ªntomas de trastorno obsesivo compulsivo (y eso explica su conducta en los aviones)
Tras mostrar en un v¨ªdeo c¨®mo desinfecta su asiento, la modelo publica en Instagram que necesita mascarilla y guantes para volar a salvo de los g¨¦rmenes. Lo que para muchos es una simple extravagancia obedece en realidad a un TOC.
Mientras todo hijo de vecino env¨ªa los ¨²ltimos WhatsApp o cotillea el men¨² a bordo antes de que el avi¨®n despegue, Naomi Campbell lleva a cabo unas ?peque?as rutinas? que de peque?as tienen poco a juzgar por el tiempo que le conllevan. La modelo y actriz colgaba hace unos d¨ªas en su canal de Youtube un v¨ªdeo en el que aparece limpiando obsesivamente el asiento del avi¨®n y todo lo que lo rodea. Una pieza que se hizo viral y que ahora ha vuelto a poner de actualidad tras publicar en Instagram sus imprescindibles para volar sin coger la gripe. Antes de sentarse, la modelo se enfunda unos guantes de pl¨¢stico y desinfecta hasta el m¨¢s minio objeto con tal fruici¨®n que a su lado Don Limpio parecer¨ªa un aprendiz. Despu¨¦s cubre su asiento con una manta y se pone una mascarilla para protegerse de cualquier germen pertinaz. Aunque Campbell se lo tomecon iron¨ªa y como si fuera lo m¨¢s normal del mundo, su comportamiento puede calificarse como trastorno obsesivo compulsivo. Un problema que muchos famosos han confesado sufrir pero que, por supuesto, no solo afecta a las celebridades.
La top model m¨¢s famosa de los 90 ya hab¨ªa confesado su obsesi¨®n por el orden cuando declar¨® que nunca destrozar¨ªa una habitaci¨®n de hotel, siguiendo esa fea costumbre que caracteriza a algunas estrellas del rock, porque es incapaz de dormir en un lugar desordenado. Campbell esgrime con orgullo sus man¨ªas obviando que muy normales no son y que presentan un componente patol¨®gico. La tenista Serena Williams, por ejemplo, tambi¨¦n presume sin ambages de este trastorno que asegura la hace m¨¢s perfeccionista, pese a que sufre lo indecible cuando no lleva las u?as perfectamente arregladas. Enorgullecerse de este tipo de desequilibrios no ayuda a los humanos corrientes y molientes que padecen esta patolog¨ªa.
El espejo de los famosos
Hay un trecho y bastante largo entre visibilizar una problem¨¢tica y jactarse de ella como una excentricidad que te confiere un aire especial. Lo primero es lo que ha hecho, por ejemplo, la actriz Amanda Seyfried que, desoyendo a sus asesores, public¨® en su cuenta de Instagram (con 4,2 millones de seguidores) que padece TOC, con la intenci¨®n de desestigmatizar este trastorno. Tambi¨¦n Daniel Radcliffe confes¨® que durante su infancia este problema le llev¨® a repetir todas las frases que escuchaba en voz baja y a tener que esperar cinco minutos para apagar una luz. El int¨¦rprete de Harry Potter pretende que su experiencia sirva para que los que est¨¢n en el trance que vivi¨® acudan a la consulta de un especialista sin rubor y lo superen, como ¨¦l hizo. David Bekham, cuando lleg¨® al Real Madrid ocult¨® su trastorno para que sus compa?eros no le hicieran lo mismo que los del Manchester United: ir a su habitaci¨®n de hotel con cualquier excusa para cambiar las cosas de sitio sabiendo que as¨ª perd¨ªa los nervios. Pero acab¨® confesando y contando que solo puede tener un n¨²mero par de refrescos en la nevera. Justin Timberlake se lamenta de lo complicado que es vivir con su afecci¨®n, que le lleva a comprobar que todos los objetos est¨¦n dispuestos sim¨¦tricamente. Estos famosos, que han salido del armario del TOC, han puesto el acento sobre un trastorno que provoca gran sufrimiento.
Sobre man¨ªas y obsesiones
En estos tiempos en que nos erigimos psic¨®logos de sobremesa y diagnosticamos depresiones y bipolaridades con ligereza, cualquiera que tenga la casa como los chorros del oro o sea un fan incondicional de Marie Kondo parece un buen candidato para optar el t¨ªtulo de TOC. Pero no es as¨ª y este tipo de trivializaciones ¨²nicamente le hacen un flaco favor a los que padecen este trastorno, que son m¨¢s del 2,5% de la poblaci¨®n de nuestro pa¨ªs. ?Que una persona tenga cierta necesidad de control o de revistar algunas cosas, no significa que tenga TOC, como el que est¨¢ triste no tiene por qu¨¦ tener depresi¨®n?, advierte Andr¨¦s Quinteros, director del centro Cepsim.
Man¨ªas, en mayor o menor medida, las tenemos todos e, incluso, como se?ala el psic¨®logo Santiago Cid, especialista en ansiedad, pueden ser ¨²tiles si nos conducen a un perfeccionismo positivo. Pero eso no tiene nada que ver con una obsesi¨®n. ?Cuando uno tiene alg¨²n tipo de man¨ªa no se siente extra?o ni se asusta por realizarla o por tenerla, sin embargo cuando se tienen obsesiones s¨ª se ven como raras y existe una preocupaci¨®n por tenerlas?, comenta.
Una de las caracter¨ªsticas de muchos afectados de TOC es que son conscientes de que ese pensamiento es irracional, pero a¨²n as¨ª no son capaces de desactivarlo. ?Un pensamiento delirante, por ejemplo, lleva al que lo tiene a creer que es verdad. En cambio, un pensamiento compulsivo, es algo que no se puede controlar, por mucho que la persona comprenda que no es cierto. Y esto conduce al segundo comportamiento que define a un TOC: un ritual tambi¨¦n obsesivo. Son conductas que pretenden evitar el peligro que experimentan con ese pensamiento: por ejemplo, si no lo limpio todo, me infectar¨¦?, detallaQuinteros.
El sufrimiento de los TOC
Saber que lo que te ocurre no es normal y a¨²n as¨ª no poder controlarlo produce un tremendo sufrimiento. No en vano, la OMS la considera como una de las 20 enfermedades psiqui¨¢tricas m¨¢s discapacitantes. ?Dependiendo de la severidad de sus s¨ªntomas algunos pueden hacer vida normal aunque pas¨¢ndolo mal, mientras que a otros les lleva a perder mucho tiempo y oportunidades de vida, aislamiento social, niveles elevados de ansiedad y patolog¨ªas asociadas. Algunos incluso, para evitar sufrir, abandonan paulatinamente todas sus actividades y pueden terminar pr¨¢cticamente recluidos en casa?, revela la psic¨®loga Nieves ?lvarez, directora de Centro de psicolog¨ªa, especializado en TOC.
Adem¨¢s, esta conducta tambi¨¦n puede conllevar problemas con los allegados. Tal y como se?ala ?lvarez, estos sufren viendo el tiempo que dedican a acciones que consideran absurdas. ?Cuando no las aceptan, los afectados suelen enfadarse y culparles de su malestar?. El entorno m¨¢s cercano juega un papel b¨¢sico. ?Muchas veces es dif¨ªcil que entiendan lo que le est¨¢ ocurriendo a la persona que padece TOC. Se pueden molestar, porque les parece absurdo y en otras ocasiones incluso puede provocarles risa. Esto genera mucha angustia en el paciente, porque se siente incomprendido y puede llegar a pensar que se est¨¢ volviendo loco, lo que aumenta a¨²n m¨¢s su ansiedad?, explica Quinteros. Por ello, este especialista se?ala la importancia de la psicoeducaci¨®n, de explicarle tanto al paciente como a sus allegados lo que est¨¢ ocurriendo, como se hace tambi¨¦n con otros problemas mentales. ?El asesoramiento familiar tambi¨¦n es una pieza clave para que el tratamiento funcione, es importante que las personas que conviven con una persona que padece TOC se impliquen y colaboren en el programa de intervenci¨®n?, explica la psic¨®loga cl¨ªnica Est¨ªbaliz Ruiloba.
Obsesiones para todos los gustos
El TOC por la higiene es quiz¨¢ el que m¨¢s conoce y el que todos recordamos de la pel¨ªcula Mejor¡ imposible (James L. Brooks, 1998) en la que el protagonista ten¨ªa que desprecintar una pastilla de jab¨®n cada vez que se lavaba las manos. Tambi¨¦n el hecho de volver a casa diez veces para comprobar que no se ha dejado, por ejemplo, el gas abierto es tambi¨¦n bastante conocida. Pero hay muchas man¨ªas m¨¢s. Santiago Cid, explica que hay pacientes que pueden tener obsesiones existenciales que les llevan a plantearse si est¨¢n vivos o no, que pueden dudar absolutamente de todo, incluso de lo m¨¢s cotidiano o plantearse continuamente si quieren o no a su pareja.
Otro caso t¨ªpico de las consultas, se?ala Quinteros, es de las personas que, sin presentar ninguna conducta agresiva, sienten un temor incontrolable y paralizante a matar a alguien. ?El paciente no comprende por qu¨¦ tiene este tipo de pensamientos, no se siente identificado con ellos y adem¨¢s, se horroriza por el hecho de que hayan pasado por su mente. Se cuestiona como persona y esto le genera un gran sufrimiento. Por eso es importante que sepa que son pensamientos habituales en este tipo de trastorno y que no tienen nada que ver con su persona?, aconseja Ruiloba.
La ciencia a¨²n no ha dilucidado de d¨®nde vienen esos pensamientos persistentes que afectan a unos cuantos. Se cree que es un trastorno multifactorial, en el que confluyen diferentes hechos. Seg¨²n la experiencia del psic¨®logo Dami¨¢n Ru¨ªz, como director del IPITIA, un centro especializado en TOC y ansiedad, la mayor¨ªa de los afectados, son personas que ?han sufrido en alg¨²n momento de su infancia o adolescencia experiencias traum¨¢ticas puntuales o situaciones de estr¨¦s prolongado que han inhibido su parte instintiva y su espontaneidad, llev¨¢ndoles a ¡®pensar la vida¡¯ en lugar de ¡®vivirla?.
?Se puede curar?
La psicolog¨ªa cuenta con un amplio abanico de t¨¦cnicas para ayudar a los TOC y, en algunos casos en los que la ansiedad es muy severa, tambi¨¦n se recurre a la psiquiatr¨ªa y a los f¨¢rmacos, aunque por s¨ª solos son ineficaces. En lo que todos los especialistas coinciden es en que cuanto antes se acuda a la consulta, m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ solucionar el trastorno. ?Deshacer un problema que se ha padecido durante meses es m¨¢s f¨¢cil de conseguir que si ha durado a?os, porque entonces est¨¢ m¨¢s arraigado y se han reforzado los circuitos?, advierte Cid.
A grandes rasgos los tratamientos suelen tener dos vertientes: controlar los s¨ªntomas y tratar el problema que los origin¨®. Para lo primero, Quinteros explica que en una primera fase se le puede recomendar a un paciente hipocondr¨ªaco que se duche con la luz apagada, para que as¨ª no busque s¨ªntomas en su cuerpo que pueda relacionar con una fatal enfermedad. Otras t¨¦cnicas abogan por enfrentarse a la temida situaci¨®n. ?Mediante la exposici¨®n tratamos de habituar a la persona al est¨ªmulo que teme para que compruebe que a pesar de lo que siente, no est¨¢ en peligro y puede enfrentarse a esa situaci¨®n?, ilustra ?lvarez. Despu¨¦s de rebajar la tensi¨®n que produce la obsesi¨®n, es m¨¢s f¨¢cil abordar lo que la desencaden¨® y para ello tambi¨¦n existen distintas t¨¦cnicas. ?Desde nuestro centro trabajamos con un enfoque basado en la superaci¨®n o disminuci¨®n radical del trastorno obsesivo. No ense?amos a vivir con el TOC sino a recuperar el instinto perdido y a salir del miedo y/o la culpa que son las bases ancladas en la psique del paciente?, relata Ru¨ªz.
Se ha de tener en cuenta que estas terapias son efectivas a medio o largo plazo y sus resultados variar¨¢n dependiendo del paciente: en algunos casos se consigue superar el trastorno y en otros se experimenta una gran mejor¨ªa. Porque, diga lo que diga Naomi Campbell, para disfrutar de un vuelo es mejor poder relajarse que desinfectar hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del asiento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.