Los h¨¦roes tambi¨¦n lloran
Reconocidos pol¨ªticos y deportistas derraman hoy sin pudor sus l¨¢grimas ante el mundo, igual que Superman y Spock lo hacen en la ficci¨®n. ?Es el s¨ªntoma de un cambio irreversible en la masculinidad?
Sucedi¨® tras el estreno de la ¨²ltima entrega de Star Trek. Quienes no esperaban m¨¢s que batallas intergal¨¢cticas quedaron sorprendidos por otro tipo de espect¨¢culo. El director J.?J. Abrams ya hab¨ªa advertido que su principal misi¨®n ser¨ªa hacernos llorar. Pero resultaba impensable observar hasta a cuatro personajes masculinos derramando sus l¨¢grimas en pantalla, incluidos el villano Benedict Cumberbatch y el mism¨ªsimo Spock. Si, en su d¨ªa, los bromances de Judd Apatow consiguieron hacer un retrato m¨¢s realista de la amistad entre hombres heterosexuales, insinuando que a veces se acerca incluso al amor, lo de Abrams puede que equivalga a un giro copernicano en la representaci¨®n de la heterosexualidad masculina en el cine.
?Ejemplo significativo o simple excepci¨®n? Tal vez m¨¢s lo primero que lo segundo. Desde hace unos meses, los machos cinematogr¨¢ficos adquieren caracter¨ªsticas impropias, incluso en g¨¦neros tan refractarios al cambio como la acci¨®n y la ciencia ficci¨®n. Desde hace unos a?os, Hollywood se esfuerza en dejar atr¨¢s su conservadurismo cong¨¦nito para reflejar un modelo de hombre menos reprimido en el plano sentimental. Hasta el punto de romper a llorar si la ocasi¨®n lo requiere. La televisi¨®n tampoco es ajena al cambio. Los personajes masculinos de Perdidos y True Blood encarnan a la perfecci¨®n a este nuevo hombre agrietado y desorientado, duro por fuera pero tierno por dentro. Incluso Don Draper, el protagonista de Mad Men, ha protagonizado esta evoluci¨®n de g¨¦lido a ocasionalmente sensible. En la ¨²ltima temporada, el estoico publicista divorciado se emociona al descubrir el amor que siente por sus hijos, en una evoluci¨®n que acompa?a la que debi¨® acontecer en el universo masculino de la d¨¦cada de los a?os 60, en la que transcurre la serie.
El mism¨ªsimo Superman tambi¨¦n expon¨ªa este verano unas l¨¢grimas breves al final de El hombre de acero, tras exterminar al malvado Zor para salvar el planeta. Que incluso el m¨¢s c¨¦lebre de los superh¨¦roes no dudara en mostrar su vulnerabilidad revela que algo se est¨¢ moviendo. ?Las escenas de hombres ultramasculinos llorando p¨²blicamente son la se?al de un cambio rotundo. Nadie hubiera imaginado algo as¨ª hace solo 10 a?os?, confirma Crystal Smith, autora del libro The Achilles Effect y del blog hom¨®nimo, donde analiza la identidad de g¨¦nero que transmite la cultura pop. ?Que los hombres sean demasiado emocionales sigue incomodando y la virilidad tradicional todav¨ªa es mayoritaria. El cine de acci¨®n a¨²n refleja los estereotipos masculinos de agresi¨®n y dominaci¨®n?, matiza. Un ejemplo reciente: en Iron Man 3, un ni?o le confiesa a Tony Stark que est¨¢ triste porque su padre lo abandon¨®. ?l le responde que no sea ?una nenaza?.?
?ric Abidal recib¨ªa entre sollozos la noticia de que su contrato con el Barcelona terminaba este mismo a?o.
Cordon Press
Como reza el libro de Smith, el llanto entre machos tampoco es un asunto nuevo. El Aquiles del t¨ªtulo lloraba frecuentemente en?La Il¨ªada. Juran que George Washington rompi¨® en l¨¢grimas cuando jur¨® el cargo de presidente de EE?UU en 1789, como lo hizo el periodista Walter Cronkite al anunciar la muerte de JFK por televisi¨®n. Pero eran ocasiones socialmente aceptadas y que pr¨¢cticamente lo requer¨ªan, igual que sucede con las grandes victorias y derrotas en el deporte, en las que el llanto ya equivale a un ritual. A la hora de decir adi¨®s a sus clubes, casi se obliga a los futbolistas a que dejen caer alguna l¨¢grima, como han demostrado este verano ?ric Abidal o Asier Illarramendi.
?Una nueva sensibilidad masculina? ?El mito del hombre herc¨²leo, de coraje infalible y emociones nulas empieza a desaparecer, lo cual aplaudo. Los ejemplos mencionados no hacen m¨¢s que reflejar un cambio en el paradigma?, explica el noruego Eivind Skjellum, reconocido coach para aquellos que desean conectar con su lado emocional. Adem¨¢s, Skjellum edita el blog Masculinity Movies, donde analiza c¨®mo el cine refleja la transformaci¨®n del modelo de masculinidad, del roble robusto ¨Ccomo lo defini¨® la teor¨ªa de g¨¦nero en los 70¨C al saco de l¨¢grimas. ?Lo que necesita nuestra cultura es una s¨ªntesis de esas dos fuerzas, en la que los varones puedan ser agresivos y valientes, pero tambi¨¦n sensibles y emocionales. El ¨²ltimo cine persigue esa mezcla. Incluso el Batman de nuestra era y el nuevo James Bond son hombres con un registro ampliado de matices emotivos?, opina Skjellum.
Otro ejemplo de emotividad desbordante fue el de Dustin Hoffman, llorando en una entrevista que invadi¨® las redes a principios del verano, en la que recordaba su epifan¨ªa durante el rodaje de Tootsie, cuando descubri¨® que ¨¦l mismo era c¨®mplice del machismo que domina el mundo. En los ¨²ltimos tiempos, se ha visto llorar incluso a l¨ªderes pol¨ªticos. Durante el funeral de Margaret Thatcher, le pas¨® al ministro brit¨¢nico George Osborne, quien rompi¨® en l¨¢grimas sin motivo aparente: cuando la Dama de Hierro accedi¨® al poder ¨¦l ten¨ªa ocho a?os y, adem¨¢s, nunca se conocieron. ?Me emocion¨¦?, se excus¨® Osborne, tras ser ridiculizado por la prensa de su pa¨ªs.
En la ceremonia de los Oscar el pasado febrero, Daniel Day-Lewis recibi¨® llorando la estatuilla a Mejor Actor.
Getty
Lo mismo le sucede desde hace a?os a John Boehner, el l¨ªder republicano en el Senado estadounidense conocido por tener un lagrimal descontrolado y protagonizar innumerables montajes en YouTube, muchas veces con el fondo sonoro de?Cry Me a River?de Justin Timberlake y otros hits lacrim¨®genos. ?La pol¨ªtica es, tristemente, uno de los campos donde se encuentra m¨¢s resistencia a la expresi¨®n de los sentimientos masculinos. Pero tambi¨¦n sucede en el deporte. Cuando el jugador ?lex Rodr¨ªguez dijo que iba a ver a un psicoterapeuta, la prensa deportiva se rio de ¨¦l?, afirma Tom Keith, profesor de Teor¨ªa de G¨¦nero y autor del documental?The Bro Code: How Contemporary Culture Creates Sexist Men?[?C¨®mo la cultura contempor¨¢nea crea a hombres sexistas?]. ?Esto no significa que el cambio no se est¨¦ produciendo, pero ser¨¢ un proceso lento, como lo son todos los grandes cambios sociales relacionados con el g¨¦nero, la raza y la orientaci¨®n sexual. Cabe esperar reacciones contrarias que ralentizar¨¢n e incluso invertir¨¢n el impulso que vemos hoy?, pronostica Keith.
No le falta raz¨®n. Y es que no a todo el mundo le gusta tanto llanto. Ya han surgido voces contrarias a esta ultraemotividad, como la del escritor y columnista brit¨¢nico Nicholas Lezard, para quien las l¨¢grimas de Spock supusieron la gota que colm¨® el vaso. ?Los hombres parecen haber abandonado la noci¨®n de que los chicos no lloran?, escribi¨® en?The Guardian.??La mutabilidad emocional est¨¢ a la orden del d¨ªa. Se nos alienta, y con raz¨®n, a no reprimir las emociones en exceso. Pero no restemos importancia al valor de las l¨¢grimas. Asegur¨¦monos, cuando est¨¦n desatadas, de que algo realmente malo est¨¢ sucediendo?.
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