Tory Burch: ¡°Lo que dise?o ahora se corresponde m¨¢s con mi visi¨®n personal de c¨®mo es la mujer contempor¨¢nea¡±
La estadounidense comenz¨® dise?ando b¨¢sicos de mujer con un giro hace m¨¢s de 20 a?os. En la segunda d¨¦cada del siglo XXI ha conseguido actualizar una firma que ya forma parte del olimpo de los grandes del estilo ¡®sport chic¡¯ para damas que tienen muy claro lo que buscan en la gran ciudad
En el ¨²ltimo desfile de Tory Burch, el que se celebr¨® el pasado mes de octubre en el edificio de la antigua f¨¢brica de az¨²car Domino, las siluetas de los invitados se proyectaban contra el atardecer de Nueva York: al fondo, en el puente de Brooklyn una hilera perpetua de luces, la que forman los veh¨ªculos que jam¨¢s dejan de circular por las carreteras de la legendaria ciudad que nunca duerme, funcionaban como una guirnalda cosmopolita. En el per¨ªmetro del ¨²ltimo piso, una enorme terraza cubierta con mamparas de cristal que evocan un gigantesco invernadero, desfilan algunos rostros muy conocidos de la moda comercial, pero no mucho: la influencer Alexa Chung, las modelos Paloma Elsesser y Vittoria Ceretti¡ y en el p¨²blico, Ella Emhoff, la hijastra de Kamala Harris, que en aquel momento a¨²n era aspirante a la presidencia de los Estados Unidos; y junto a ella, una actriz tan cool como Michelle Williams, adem¨¢s de una buena muestra de damas neoyorquinas, de esas que saben bien c¨®mo vestirse para que no se comprometan ni su reputaci¨®n de fashion icons ni su comodidad.
El esfuerzo de proyecci¨®n medi¨¢tica es claro y cobra obvio fruto cuando una instituci¨®n de la moda como la cr¨ªtica de The New York Times, Vanessa Friedman, al d¨ªa siguiente da su bendici¨®n a la colecci¨®n de la siguiente forma: ¡°En los ¨²ltimos a?os, Tory Burch ha estado ret¨¢ndose a s¨ª misma y oblig¨¢ndose a salir de la zona de confort que la convirti¨® en una marca c¨¦lebre. Ha abandonado la est¨¦tica ¡®Lee Radziwill de vacaciones¡¯, con los caftanes y las bailarinas que le dieron renombre y ha dado un paso adelante en el dise?o de aut¨¦ntica moda¡±.
Un mes despu¨¦s, al otro lado del tel¨¦fono, a bordo de un coche hacia su destino de Acci¨®n de Gracias, Tory Burch en persona nos explica si se sinti¨® identificada al leer esas palabras de Friedman: ¡°Es extra?o. La respuesta es s¨ª y a la vez no. Por un lado me encanta que la gente sea capaz de ver el cambio important¨ªsimo que se ha producido en la marca, pero dir¨ªa que se remonta a cinco a?os atr¨¢s y tiene que ver con el hecho de que ahora puedo dedicarme al cien por cien al proceso de dise?o, cuando antes ten¨ªa que llevar tambi¨¦n las riendas de la empresa¡±. Lo que le ocurri¨® hace cinco a?os, efectivamente, fue transformador en muchos sentidos. Despu¨¦s de haber sido capaz de fundar en 2004 una firma con su propio nombre (que a la altura de 2013 ya la hab¨ªa hecho, seg¨²n la revista Forbes, milmillonaria), de ser uno de los nombres m¨¢s habituales en las nominaciones de la CFDA y de convertirse en un referente entre las compradoras estadounidenses cubriendo todos los roles clave de su propia empresa, en 2019 se cas¨® con Pierre-Yves Roussel, quien, entre otras cosas, llevaba a sus espaldas la experiencia de haber sido CEO de LVMH.
Ese mismo a?o Roussel tom¨® las riendas administrativas, econ¨®micas y estrat¨¦gicas de la compa?¨ªa de su esposa. Y precisamente gracias a eso ella pudo enfocarse en los aspectos creativos a los que hasta entonces hab¨ªa destinado, seg¨²n sus propias palabras, el 20%. ¡°Entiendo a lo que se refiere Vanessa porque es verdad que lo que dise?o ahora se corresponde m¨¢s con mi visi¨®n personal, y no porque est¨¦ creando personalmente para m¨ª misma, sino porque expresa mejor c¨®mo veo a la mujer contempor¨¢nea¡±, explica Burch. Y esa visi¨®n incluye el esfuerzo de actualizar una firma que, como contaba Friedman, se hizo famosa por ofrecer una versi¨®n relativamente econ¨®mica, aunque lujosa, del sport sofisticado que luc¨ªan mujeres como la hermana de Jackie Kennedy o la propia Jackie, cuando ya era Onassis: ¡°Tenemos una clientela muy fiel, de manera que no pod¨ªa ignorar sus necesidades. Sabemos que les encantan los estampados y que algunas piezas de nuestras colecciones, como las gabardinas, son innegociables. Pero el hecho de que esta clienta sea tan fiel tambi¨¦n nos da el privilegio de que se pongan en nuestras manos si decidimos experimentar, y as¨ª es como hemos llegado a una clientela m¨¢s joven¡±.
Los pilares esenciales que no se han tocado desde los inicios son el acabado lujoso de cada prenda y complemento y a la vez la p¨¢tina sport que caracteriza a la mujer neoyorquina y que quiz¨¢ marca la gran diferencia con otros arquetipos de la moda, como la f¨¦mina parisina. Pero es que adem¨¢s, a todo eso, esta dise?adora intuitiva y pr¨¢ctica ha conseguido a?adir el toque final necesario para triunfar en el siglo XXI, la viralidad. Sus Hoop dress (un vestido con una falda acaba con aros) y Pierced mules (sandalias con un gancho met¨¢lico en el dedo grueso del pie) se han convertido en b¨¢sicos del street style gracias a su peculiaridad. Sus botas y zapat¨®n de sal¨®n con tacones esculturales van por el mismo camino. ¡°No es algo que forme parte de mi estrategia, pero s¨ª creo que deja muy claro que s¨¦ leer a las mujeres de este tiempo¡±, explica Burch. Ella, cuya vena emprendedora no se ha quedado en s¨ª misma y es promotora de un vivero de talentos empresariales femeninos, observa con cierta precauci¨®n el aumento de directores creativos masculinos, algo que tambi¨¦n destacaba la cr¨ªtica de The New York Times en su pieza: ¡°Hay muy buenos dise?adores hombres, pero soy activista de los derechos de las mujeres. Hay que estar alerta siempre¡±.
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