Weyes Blood, cantante: ¡°Algo que me resulta raro de entender de los Z es que no tienen ning¨²n tipo de inter¨¦s en el sexo¡±
Mezcla de Joni Mitchell, Lana del Rey y una dama prerrafaelita, la personalidad art¨ªstica de Weyes Blood parece cosa de brujas. Hablamos con la cantautora californiana, cuyo carisma traspasa absolutamente todo lo que hace
La m¨²sica de Weyes Blood (Santa M¨®nica, 35 a?os) podr¨ªa calificarse como rom¨¢ntica, porque sin duda hay en ella sonidos que evocan los referentes de lo rom¨¢ntico en el sentido m¨¢s filos¨®fico y trascendental del t¨¦rmino: tan pronto un la¨²d misterioso y parnasiano se choca con un sintetizador, como el aullido de una guitarra el¨¦ctrica se mezcla con un ¨®rgano decadente y quejumbroso. Y, sin embargo, la californiana Natalie Mering (su nombre art¨ªstico es un homenaje a una novela de Flannery O¡¯Connor, Wise Blood) no es una rom¨¢ntica en el sentido convencional: ¡°Por supuesto que sufro por amor y es un tema que me preocupa. Pero no soy una escritora moderna que diga de forma literal: ¡®Ay, no me contestaste al WhatsApp¡¯. Y a la vez, mi ¨²ltima canci¨®n, con conceptos mucho m¨¢s abstractos, en realidad va sobre que te dejen en visto¡±, explica la cantante con el mismo gesto hier¨¢tico, misterioso y bell¨ªsimo que es parte de su identidad personal.
En el estudio fotogr¨¢fico de Tetu¨¢n donde se desarrolla la sesi¨®n de fotos, con su pose de sacerdotisa psicod¨¦lica, parece capaz hasta de controlar c¨®mo la luz afecta sobre las ondas de los vestidos que ella misma ha escogido. Por la noche, en el concierto que ofrecer¨¢ en una conocida sala madrile?a para presentar su quinto disco, And in the Darkness, Hearts Aglow (2022), su control del estado de ¨¢nimo de la audiencia ser¨¢ igualmente impresionante.
Natalie Mering es una de esas cantautoras que disfruta en el estudio experimentando con el sonido (sus gustos musicales son inauditamente ecl¨¦cticos: le encantan la m¨²sica medieval, la cl¨¢sica renacentista, Demis Roussos, Aphrodite¡¯s Child, Joni Mitchell, Neil Young y Enya), pero al mismo tiempo es un animal del directo. Es especialmente feliz en Europa, donde su alma antigua (as¨ª la define ella) entra en conexi¨®n con legados del pasado remoto: ¡°Por ejemplo, he sido feliz en Portugal. Vale, quiz¨¢ los trenes tengan unos retrasos brutales y la burocracia sea una locura, pero la gente come alimentos de alt¨ªsima calidad y se toma todo con otra filosof¨ªa. Me encanta venir a lugares donde ha habido grandes imperios que se derrumbaron porque creo que el imperio americano est¨¢ ahora mismo en ese proceso de descomposici¨®n, as¨ª que estar en lugares como Grecia, Italia o Espa?a, que fueron incuestionables hace cientos de a?os y siguen existiendo, resulta un cierto alivio¡±, asegura echando mano de un sentido del humor algo l¨²gubre que tambi¨¦n aplica cuando explica por qu¨¦ una milenial como ella nunca se ha sentido parte de su generaci¨®n, sino m¨¢s bien de varias a la vez: ¡°Hay formas en las que me siento pr¨®xima a los boomers. Mis padres eran m¨²sicos y mi madre fue la t¨ªpica chica de Laurel Canyon, pero al mismo tiempo son muy cristianos y nos hicieron crecer viendo El mago de Oz. Luego mi hermano era el t¨ªpico de la generaci¨®n X, lo cual fue incre¨ªblemente formativo para m¨ª porque soy capaz de escuchar a Nirvana y encontrar refugio en ese ruido, me chifla el noise. A la vez, de la cultura milenial naci¨® esa especie de nostalgia del pop y sus pastiches en la que me puedo reconocer. Por ¨²ltimo est¨¢n los Z, que est¨¢n totalmente defraudados por el mundo que no les ofrece futuro, con sus sentimientos profundamente heridos porque tienen que vivir con sus padres. Y esa decepci¨®n con el presente y el futuro les lleva a adorar lo que quiz¨¢ para otras generaciones fue el mainstream: les gustan las bandas solo por criterios est¨¦ticos, por ejemplo Mazzy Star, y encuentran que cosas tan inanes como Bob Esponja son lo m¨¢ximo. Y eso, la verdad, tambi¨¦n lo puedo comprender¡±.
?Le cuesta comprender el lenguaje y la jerga con la que se comunican los que son 25 a?os m¨¢s j¨®venes que ella? ¡°En absoluto. Muchas de las palabras que usan proceden de la escena queer, cosa que s¨ª me desconcierta porque algo que me resulta raro de entender de los Z es que no tienen ning¨²n tipo de inter¨¦s en el sexo. Es buen¨ªsimo que las nuevas generaciones no quieran follar por follar, pero me extra?a que no est¨¦n m¨¢s cachondos...¡±. Incluso esta afirmaci¨®n viene acompa?a de una muy discreta risa. ¡°Creo que tal vez tiene que ver con que, a diferencia de las generaciones previas, tienen una cantidad de contenidos sexuales, porno y todo eso enorme en cuanto quieran, en los m¨®viles. Ha perdido el misterio para ellos¡±.
Natalie Mering es misteriosa, una rara avis hasta para lo ideol¨®gico. Aunque como ella misma ha contado sus padres fueran cat¨®licos fervorosos, se considera socialista y agn¨®stica. Y feminista, claro: ¡°La verdad es que es cierto que en mi industria es muy f¨¢cil que si hay mayor¨ªa de hombres en un estudio acaben explic¨¢ndote las cosas y adoptando una actitud paternalista. Por eso yo muy r¨¢pidamente me pongo en mi sitio. En realidad, no creo que sea culpa de los hombres: el patriarcado es un sistema con ra¨ªces hist¨®ricas que a los ¨²nicos que ha servido es a los hombres blancos. Y ahora mismo ni siquiera a ellos¡±.
Weyes Blood tiene ya varias canciones para su nuevo disco, aunque no tiene la prisa con la que compuso el anterior: ¡°En la pandemia pens¨¦ que de verdad nunca m¨¢s podr¨ªa hacer m¨²sica. Y al final ya ves, aqu¨ª estamos de nuevo¡±.
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