La India que cambi¨® Vicente Ferrer
2,5 millones de vidas se han beneficiado de la obra del cooperante espa?ol en el sur del subcontinente
Una despedida tan sentida a Vicente Ferrer en India puede entenderse solo sabiendo todo lo que el humanista hizo por el distrito de Anantapur, donde dedic¨® m¨¢s de 40 a?os de su vida. Un trabajo que se antoja para muchas vidas: tres hospitales generales, uno de VIH, un centro de control natal, 14 cl¨ªnicas rurales, 1.696 escuelas, unas 30.000 viviendas y unos 2,7 millones de ¨¢rboles plantados, entre los proyectos m¨¢s representativos. En total 2,5 millones de vidas han sido cambiadas de alguna forma.
Una de ellas es la de Chitama. "A los dos a?os tuve tuberculosis y mis padres, campesinos, no hubieran podido atenderme, as¨ª que la Fundaci¨®n [Vicente Ferrer] les ayud¨®. Despu¨¦s me ayudaron a estudiar hasta terminar mi carrera como enfermera", cuenta. Ahora trabaja en el hospital de Bathalapalli, donde dice sentirse orgullosa de poder hacer algo por los dem¨¢s.
Este nosocomio es el m¨¢s grande de la fundaci¨®n. Ah¨ª se atienden hasta 800 pacientes diarios. Para los apadrinados y los m¨¢s pobres es completamente gratuito. Pero quien puede, debe pagar un porcentaje de su medicina. "As¨ª lo aprecian mejor", cuenta Shiva, una de las traductoras del telugu al castellano.
Esperando su turno a ser atendido est¨¢ Balusan, de 4 a?os, que ha sufrido de paperas y fiebre en la ¨²ltima semana, cuenta su madre. "Lo traje aqu¨ª porque no podr¨ªa pagar otro hospital. Y adem¨¢s porque aunque est¨¢ lejos de casa, vale la pena venir aqu¨ª porque la atenci¨®n es muy buena", cuenta Lakshmi, una artesana que hace cestas de paja. Como la mayor¨ªa de las familias que reciben la ayuda, son descastados.
En el inmenso complejo de Bathalapalli, donde hace unos d¨ªas tambi¨¦n fue enterrado Vicente Ferrer, est¨¢ el centro de VIH. "Es el ¨²nico en la regi¨®n que da asistencia m¨¦dica, tratamiento para frenar la progresi¨®n de la infecci¨®n. Los otros centros trabajan s¨®lo para atenci¨®n en la muerte", explica Ang¨¦lica Mart¨ªnez, m¨¦dico de familia con formaci¨®n en sida. Adem¨¢s de atender a pacientes en el d¨ªa a d¨ªa, ayuda a la formaci¨®n de otros doctores, cuenta Mart¨ªnez, que ha dejado su trabajo en el hospital Cl¨ªnico de Barcelona por inter¨¦s en la cooperaci¨®n internacional.
A unos 20 kil¨®metros de ah¨ª est¨¢ el centro de control natal, donde se hacen ligaduras de trompas o laparoscopia a las mujeres que han tenido ya dos o tres hijos. Ah¨ª Navesree, de 22 a?os, se ha sometido a la operaci¨®n. "Tenemos muchos problemas econ¨®micos y los ni?os necesitan mucho tiempo y mucho dinero, as¨ª que prefiero cuidar mejor a las dos hijas que ya tengo", dice.
Adem¨¢s de las ayudas tangibles, la Fundaci¨®n Vicente Ferrer ha cambiado a lo largo de estos a?os tab¨²es y prejuicios. Por ejemplo, ahora m¨¢s ni?as son llevadas a la escuela cuando antes eran sobre todo los hijos varones, y tambi¨¦n se ha entendido que los discapacitados pueden aprender y llegarse a valer por s¨ª mismos e incluso ayudar a las tareas del campo como cultivar u orde?ar las vacas o b¨²falas. Tambi¨¦n se ha avanzado en la discriminaci¨®n contra la mujer ayud¨¢ndoles a independizarse con alguna labor o con microcr¨¦ditos.
El director del programa de viviendas, Sagar Murthy, dice que es "un privilegio y una oportunidad trabajar para la fundaci¨®n y ayudar a la gente". Como brahm¨ªn -la casta m¨¢s alta-, cuenta que tambi¨¦n aprendi¨® a dejar atr¨¢s sus prejuicios: antes no hubiese imaginado convivir con los intocables o aceptar que ten¨ªan los mismos derechos. Ahora trabaja para ellos. "Lo mejor es que Vicente ha hecho que el proceso sea natural, no de lucha o de sublevaci¨®n, sino de desarrollo de las castas m¨¢s bajas para que haya menos desigualdad", asegura. En el programa en el que ¨¦l trabaja, de viviendas, se han repartido unas 30.000 casas, de dos habitaciones, pero sin ba?o. "Aqu¨ª la gente no est¨¢ acostumbrada", se?ala.
Una de esas casas fue para Usha y Vadde, una pareja de reci¨¦n casados, los dos tan afectados por la polio que les es dif¨ªcil caminar. "Tener una casa y trabajar (ella costurera, ¨¦l alba?il) nos ha dado un lugar dentro de la sociedad: antes no nos llamaban por nuestro nombre, ahora nos respetan", cuenta con una sonrisa Vadde.
Todas estas ayudas se han logrado gracias a fondos reunidos en Espa?a, sobre todo por los 120.000 padrinos que dan 18 euros mensuales. Los padrinos reciben una fotograf¨ªa y una carta de un ni?o, al que pueden visitar en India. Sin embargo, ese dinero no va espec¨ªficamente ese ni?o, sino a toda su comunidad, a trav¨¦s de los proyectos de la fundaci¨®n. "Si apadrinas a un ni?o apadrinas a toda su comunidad", reza su publicidad. Recientemente se ha implementado el programa de "mujer a mujer" en virtud del cual se ayuda a que las mujeres tengan cr¨¦ditos o un socio colaborador, que da lo que puede. La gran mayor¨ªa de los fondos (88,57%) vienen de los espa?oles de a pie. Anna Ferrer asegura que la mejor f¨®rmula es "mucha gente dando poco". As¨ª, en 2007 lograron reunir 39.795.188,60 euros.
La peculiaridad con respecto a otras ONG es que trabajan de forma m¨¢s integrada, con proyectos de sanidad, educaci¨®n, vivienda, discapacidad, mujer y ecolog¨ªa. La idea es crear un entorno equilibrado, en donde las personas puedan vivir de una manera plena y por eso se debe trabajar en diferentes ¨¢reas a la vez, cuenta la portavoz en India, Blanca Roma?¨¢. "No tiene sentido dar solo educaci¨®n a un ni?o si luego no hay modo de que llegue a la escuela, o su mam¨¢ no tiene poder de decisi¨®n dentro de la familia. As¨ª que una cosa lleva a la otra", explica.
De visita en Anantapur est¨¢ Joan Antoni Camats, un padrino de dos ni?os indios que ha vuelto cada a?o desde 2005. "La alegr¨ªa con la que me reciben me da mucha energ¨ªa para volver. Me llena enormemente saber que les puedo ayudar en algo", asegura. Como ¨¦l, todos los entrevistados coinciden en que la Fundaci¨®n Vicente Ferrer tambi¨¦n ha creado un fuerte lazo entre India y Espa?a.
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