"Necesitamos algo para que la gente muera"
La industria tabacalera de Reino Unido manej¨® a finales de los setenta la idea de vender que fumar era bueno porque el c¨¢ncer reduc¨ªa el n¨²mero de personas mayores dependientes
"El tabaco tiene la funci¨®n social de limitar el n¨²mero de personas mayores dependientes que la econom¨ªa debe mantener". Esta consideraci¨®n est¨¢ contenida en un documento para manejar las relaciones p¨²blicas que la industria tabacalera brit¨¢nica encarg¨® a finales de 1978. El propio autor reconoce que "obviamente" este argumento "no se puede usar p¨²blicamente", pero lo desarrolla: "Con un aumento general de la esperanza de vida, necesitamos algo para que la gente muera. En sustituci¨®n de los efectos de la guerra, la pobreza y el hambre, el c¨¢ncer, considerado como la enfermedad de los pa¨ªses ricos, desarrollados, tiene un papel que jugar". Esta idea, considerada un "factor psicol¨®gico para continuar el gusto de la gente por fumar como algo placentero, aunque sea un h¨¢bito peligroso, no debe ser infravalorado".
En el texto se reconoce el da?o que le puede hacer a la industria la asociaci¨®n del fumar con el c¨¢ncer de pulm¨®n. "Este reto m¨¦dico ha actuado como una bomba nuclear de efecto duradero" para el sector, admite el informe. Pero a¨²n as¨ª, sugiere varias posibilidades para contrarrestar su efecto. Intentar negarlo es "escoger plantear la batalla donde la oposici¨®n [al tabaco] es m¨¢s fuerte", as¨ª que habr¨¢ que esperar: "Con alg¨²n tremendo avance en lo que sabemos de las causas del c¨¢ncer o el descubrimiento de un potente inhibidor oncol¨®gico, se puede transformar la controversia sobre tabaco y salud", sugiere. Por eso, "la industria necesita estar preparada ante un repentino avance m¨¦dico".
La otra posibilidad que suger¨ªa el informe era que la presi¨®n sobre el tabaco cediera ante la importancia que estaba tomando en aquella ¨¦poca el estudio del c¨¢ncer de mama. En cambio, advert¨ªa sobre otro posible frente m¨¦dico: "El papel del h¨¢bito [de fumar] como un importante factor de riesgo cardiaco".
Entonces -recordemos, 1978-, para la industria todav¨ªa quedaba una batalla m¨¦dica que dar: la de los fumadores pasivos, en el "l¨ªmite de lo cre¨ªble". "Se ha intentado definir como un riesgo sanitario general en lugar de un peligro limitado a ciertos grupos restringidos de poblaci¨®n".
Tambi¨¦n sugieren un posible peligro. Que la demonizaci¨®n del tabaco vaya acompa?ada de una relajaci¨®n ante la marihuana, o una asociaci¨®n entre ambas sustancias. Aunque el tabaco sea una "droga de relajaci¨®n" que puede ser "una bendici¨®n para la humanidad en un mundo estresado", su asociaci¨®n con la marihuana ser¨ªa perjudicial.
Si la defensa sanitaria del tabaco ya se daba por perdida en 1978, quedaba la batalla social. "El humo del tabaco tiene una importante capacidad de molestar, y la incapacidad de los fumadores para tener en cuenta la comodidad de los dem¨¢s es una de las razones importante que ahora se usan para condenar el h¨¢bito", indica.
Para combatir esta mala imagen, el documento sugiere varias l¨ªneas. "Todav¨ªa hay margen para intentar conseguir que el fumar se considere uno de los h¨¢bitos que no son cuestionables per se", indica. Una de las actuaciones es promover un c¨®digo de conducta entre los fumadores que, si se siguen, "asegurar¨¢ que no sean acusados por los no fumadores de que asumen arrogantemente el derecho a contaminar el aire a su alrededor". "Su tono tiene que ser franco y positivo", y uno de sus objetivos debe ser "restaurar la imagen del fumador como una persona extravertida y sociable, y no el ser el neur¨®tico, apestoso y marginal que pintan los antifumadores".
La otra es la creaci¨®n -"con la bendici¨®n de la industria"- de asociaciones de fumadores. El propio texto reconoce que hacer esto es dif¨ªcil si se quiere que parezca una organizaci¨®n independiente, pero a?ade una posible l¨ªnea de actuaci¨®n: "La protecci¨®n de la libertad para elegir de todo individuo adulto en cualquier campo (aunque especialmente para fumar)" y "la defensa de los fumadores contra una injusta discriminaci¨®n o restricci¨®n en su disfrute del tabaco". Este es uno de los motivos por los que grupos cient¨ªficos como el CNPT acusan a las asociaciones profumadores de trabajar en beneficio de la industria.
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