"Hay f¨¢rmacos que se fabrican por razones econ¨®micas"
Si a alguien le duele algo, se mete en el cuerpo una alegr¨ªa en forma de p¨ªldora. El doctor Emilio La Rosa (Lima, Per¨², 1947) responde a este comportamiento parafraseando a Groucho Marx: "En medicina, la moda cambia tambi¨¦n tan frecuentemente como en la alta costura. Los medicamentos milagrosos de hoy ser¨¢n los venenos de ma?ana". Es la ¨²nica concesi¨®n al humor que despliega La Rosa, especialista en salud p¨²blica y vicepresidente del Comit¨¦ Internacional de Bio¨¦tica de la Unesco, que alerta de la obsesi¨®n de los laboratorios farmac¨¦uticos por medicalizar la vida. Su libro La fabricaci¨®n de nuevas patolog¨ªas (editado por el Fondo de Cultura Econ¨®mica, de pr¨®xima publicaci¨®n en Espa?a) teoriza sobre una industria que, seg¨²n La Rosa, quiere ganar dinero inventando nuevos f¨¢rmacos biotecnol¨®gicos que no son m¨¢s eficaces que los ya existentes.
Pregunta. Hoy se tiende a pensar que una pastilla lo soluciona todo.
Respuesta. Evitar el dolor forma parte de la condici¨®n humana, pero ahora se ha incrementado porque hay m¨¢s oferta farmacol¨®gica y m¨¢s conocimiento. Tu nivel de resistencia al dolor disminuye. El dolor que una abuela resist¨ªa no lo aguanta una joven de 18 a?os.
P. ?Existe un marketing del miedo?
R. Los medios de comunicaci¨®n son los tontos ¨²tiles, porque muchos no son expertos y creen que est¨¢n haciendo un bien cuando hablan de alguna enfermedad, pero anteriormente los laboratorios han edificado toda una estrategia que cuesta millones de d¨®lares. La industria farmac¨¦utica es un pulpo con muchos tent¨¢culos.
P. Los nuevos f¨¢rmacos creados por la biotecnolog¨ªa tambi¨¦n plantean problemas.
R. Las nuevas mol¨¦culas tienen un beneficio adicional muy bajo (un 5% m¨¢s, de promedio, cuando deber¨ªan ser de un 20% a un 30% m¨¢s eficaces), pero un precio muy alto en relaci¨®n con los ya existentes. Se fabrican por razones econ¨®micas. Los presupuestos para investigar una nueva mol¨¦cula y crear el medicamento se inflan con las campa?as de comunicaci¨®n, marketing y publicidad. Y esto no es estrictamente m¨¦dico. Muchos dir¨¢n que no crear esos f¨¢rmacos significa no apoyar la investigaci¨®n.
P. ?Y cada vez hay m¨¢s enfermedades?
R. S¨ª. Si comparas el primer informe de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) con el ¨²ltimo, te dar¨¢s cuenta de que se han incrementado de forma incre¨ªble. No estoy en contra de los avances cient¨ªficos, pero s¨ª del aspecto puramente comercial. Por ejemplo, la andropausia es una enfermedad que se est¨¢n intentando inventar, aunque el 96% de los hombres envejecer¨¢n de forma normal y s¨®lo a un 4% les bajar¨¢ la testosterona.
P. ?Y no existe ning¨²n organismo que vele por el inter¨¦s de los ciudadanos?
R. No existe ning¨²n organismo que tipifique si lo que se hace en materia de nuevas enfermedades es verdadero o falso. El proceso es largo: se localizan los s¨ªntomas, se elaboran estudios cl¨ªnicos, se publican art¨ªculos en revistas cient¨ªficas y se crea la enfermedad. Ning¨²n organismo protesta porque se sigue el camino establecido.
P. ?Hay enfermedades que est¨¦n m¨¢s abandonadas por la investigaci¨®n?
R. De sida mueren tres millones de personas al a?o. Es una verdadera plaga. Hasta ahora no ha habido un esfuerzo masivo de la industria. La mayor¨ªa de los infectados est¨¢n en ?frica, y ¨¦ste es un mercado insolvente. Tampoco se crean medicamentos para las enfermedades hu¨¦rfanas, las que sufren menos de 200.000 personas en el mundo, porque no dar¨ªan suficientes beneficios.
P. ?Es cierto que la investigaci¨®n m¨¦dica es financiada por la industria farmac¨¦utica?
R. Ah¨ª estamos ante un conflicto de intereses. En pa¨ªses como Estados Unidos, con gran producci¨®n cient¨ªfica, las universidades privadas investigan y reciben fondos de la industria farmac¨¦utica. No digo que falseen los resultados, pero los pueden orientar o presionar para que no se publiquen. Est¨¢ el caso del antiinflamatorio Vioxx, que bati¨® r¨¦cords de venta porque no conllevaba efectos secundarios digestivos. En 2002, un trabajo mostr¨® que el Vioxx, sin embargo, afectaba al coraz¨®n. En 2004, despu¨¦s de haber ganado 2.000 millones de d¨®lares, se retir¨®. Pero atr¨¢s quedaron las muertes.
P. ?Hay m¨¢s intentos de persuadir a los m¨¦dicos?
R. Las cenas y los viajes para asistir a congresos y simposios son pr¨¢cticas comunes en muchos pa¨ªses, y se ha comprobado que dichas pr¨¢cticas aumentan la prescripci¨®n de medicamentos pertenecientes al laboratorio que financia esas actividades. Adem¨¢s, muchas sociedades cient¨ªficas dependen del patrocinio y de la ayuda financiera de la industria para la publicaci¨®n de sus revistas.
P. ?Cree que es corrupci¨®n?
R. No, el asunto es m¨¢s sutil. El mismo secretario de ¨¦tica del Colegio M¨¦dico de Per¨² me asegur¨® que no cre¨ªa que una invitaci¨®n influyera en los m¨¦dicos. Seg¨²n los psic¨®logos, los regalos crean una predisposici¨®n positiva en la persona que los recibe.
P. La OMS ha negado que existieran intereses econ¨®micos en la gripe A. ?Se magnific¨® la enfermedad?
R. Las predicciones no se han confirmado, el n¨²mero de muertos ha sido bajo y muchas veces los s¨ªntomas han sido banales. El hecho de que se exagerara tiene que ver con las exigencias ciudadanas de que el Gobierno ha de tener una respuesta para todo. Los Gobiernos tienen miedo ante represalias por no haber hecho lo suficiente. Si hay un virus especialmente virulento, la gente no lo va a creer.
P. ?Qu¨¦ pueden hacer los ciudadanos contra estos excesos?
R. Presionar a sus autoridades para crear una comisi¨®n internacional que analice la situaci¨®n y exigir explicaciones.
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