EE UU | S¨®lo dos meses de baja pagada
El pa¨ªs norteamericano tiene una de las pol¨ªticas de conciliaci¨®n menos generosas del mundo desarrollado
El embarazo y el parto de Christina Wurschy fueron de cine, como relata ella misma, feliz, con su beb¨¦ en brazos en su casa de Washington. Rowan tiene hoy 18 semanas (cuatro meses y quince d¨ªas) y sonr¨ªe todo el rato. El peque?o naci¨® por una ces¨¢rea que no estaba en los planes -cada vez m¨¢s mujeres estadounidenses deciden programar sus partos-, pero que fue necesaria por razones m¨¦dicas.
Dentro de la clasificaci¨®n anual elaborada por la ONG Save The Children, la primera potencia mundial recibe una clasificaci¨®n relativamente mala: el n¨²mero 28 dentro de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados. ?La explicaci¨®n? EE UU tiene unos ¨ªndices de mortalidad materna (una por cada 4.800) e infantil (8 muertos antes de los cinco a?os por cada 1.000 nacidos vivos) relativamente altos para un pa¨ªs desarrollado, y posee una de las peores pol¨ªticas de bajas maternales.
Las empresas estadounidenses ofrecen a sus trabajadoras dos meses remunerados para permanecer con sus reci¨¦n nacidos tras el parto. Si desean disfrutar de un mes m¨¢s -lo que elevar¨ªa a tres el n¨²mero m¨¢ximo de disfrute- pueden hacerlo, siempre y cuando sea tiempo de sus vacaciones o d¨ªas establecidos por enfermedad.
A su vez, las autoridades estadounidenses en la materia recomiendan que los beb¨¦s tengan al menos seis meses de lactancia materna desde el momento de su nacimiento. Pero... ?c¨®mo? En EE UU es muy dif¨ªcil casar lactancia con jornada laboral a menos que las madres se sometan cada noche a la tarea de exprimirse la leche y dejarla guardada, para que sus beb¨¦s la puedan tomar mientras ellas est¨¢n en la oficina.
Wurschy es una madre trabajadora que hubiera alargado su baja si la legislaci¨®n estadounidense fuera distinta, aunque ella est¨¢ muy agradecida por el trato recibido por su empresa. Con un t¨ªtulo universitario en Ciencias, Wurschy trabaja -y trabajaba antes de ser madre- recaudando fondos para una organizaci¨®n. Los ingresos de Wurschy y su marido se elevan a los 110.000 d¨®lares anuales (unos 92.000 euros).
El de Rowan fue un embarazo deseado. Poco antes hab¨ªa perdido una gestaci¨®n cuando contaba ocho semanas. Wurschy dio a luz en un hospital, asistida por un m¨¦dico y varias enfermeras. Cuando ella est¨¢ trabajando, su marido se queda con el beb¨¦, ya que tiene un horario laboral nocturno. Dos d¨ªas a la semana, el matrimonio lleva a Rowan a una guarder¨ªa por la que pagan 75 d¨®lares cada jornada.
* El informe de Save the Children de 2010 clasifica a 160 pa¨ªses a trav¨¦s de indicadores de la salud, la educaci¨®n o las condiciones econ¨®micas de madres y ni?os. Los pa¨ªses est¨¢n divididos en tres grupos, en cada uno de los cuales se miden par¨¢metros distintos: I: m¨¢s desarrollados; II: menos desarrollados; y III: los de menor desarrollo.
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