El informe PISA como arma contra el sistema educativo
En unos d¨ªas los medios de comunicaci¨®n difundir¨¢n el avance del Informe PISA 2009, de evaluaci¨®n internacional del rendimiento de los alumnos de 15 a?os de 65 pa¨ªses, entre los cuales est¨¢ Espa?a. Este nuevo informe PISA 2009 recoger¨¢, adem¨¢s, datos representativos de 14 comunidades aut¨®nomas (todas excepto Extremadura, Castilla-La Mancha y Valencia) y de las dos ciudades aut¨®nomas de Ceuta y Melilla.
En esta ocasi¨®n PISA 2009 evaluar¨¢ especialmente la comprensi¨®n lectora de los alumnos, y, secundariamente, su competencia matem¨¢tica y cient¨ªfica. Tambi¨¦n aportar¨¢ datos sobre la motivaci¨®n de los alumnos y sobre su propia percepci¨®n del proceso de aprendizaje en el que se encuentran inmersos.
Seguramente la difusi¨®n del Informe PISA 2009 suscitar¨¢ un sinf¨ªn de interpretaciones y algunos debates. Se realzar¨¢ que no aparecemos tan arriba en el listado como deber¨ªamos estar o que no hemos progresado adecuadamente respecto a pasadas ediciones de PISA. Cada cual arrimar¨¢ el ascua a su sardina y buscar¨¢ las causas del supuesto fracaso en su cat¨¢logo favorito de problemas, entre los que, a buen seguro, estar¨¢n la ausencia de pacto escolar, el peso de la ense?anza en las lenguas propias de las CCAA, la escasa valoraci¨®n del esfuerzo, la falta de reconocimiento social del profesorado, la indisciplina en el aula, el exceso de inclusividad...
Es importante salir al paso de estas previsibles reacciones, para no reducir la informaci¨®n proporcionada por PISA 2009 en una nueva oportunidad para vapulear al sistema educativo. Y, de paso, a tales o cuales pol¨ªticos o pol¨ªticas.
En efecto, es conveniente observar que la mayor parte de los problemas que se suelen relacionar, interesadamente, con los resultados de PISA se distribuyen de manera m¨¢s o menos regular por las distintas comunidades aut¨®nomas. Las diferencias entre los sistemas educativos auton¨®micos son, en la pr¨¢ctica del aula, muy peque?as. Por ejemplo, en lo que se refiere al curr¨ªculo de matem¨¢ticas, a la metodolog¨ªa para impartirlo, a la formaci¨®n del profesorado en esta materia, etc.
Sin embargo, algunos resultados (por ejemplo, en competencia cient¨ªfica) del ¨²ltimo Informe PISA -y, seguramente, tambi¨¦n del PISA 2009? son muy diferentes seg¨²n de qu¨¦ Comunidad Aut¨®noma se trate. En algunaS comunidades -como La Rioja, Castilla y Le¨®n, Arag¨®n, Asturias, Galicia o Cantabria, gobernadas por partidos de muy distinto signo pol¨ªtico- son mejores que los obtenidos por el Reino Unido, Francia o Alemania. En otras -como Catalu?a o Pais Vasco? los resultados son un poco peores que los de estos pa¨ªses de referencia cient¨ªfica. Y, por ¨²ltimo, resulta que la media espa?ola se queda m¨¢s de treinta puntos por debajo de Castilla y Le¨®n, aunque, eso s¨ª, pareja a la de Estados Unidos y por encima de Italia o Rusia.
Ante este panorama variopinto no parece f¨¢cil llegar a conclusiones uniformes y gen¨¦ricas sobre los males de nuestro sistema educativo y sobre las soluciones. Como ha se?alado muchas veces el profesor Julio Caraba?a "los estudios PISA son buenos en lo descriptivo, deficientes en lo explicativo y b¨¢sicamente irrelevantes como gu¨ªas para la acci¨®n... las evaluaciones PISA tienen una utilidad eminentemente preventiva".
PISA 2009 pondr¨¢ de manifiesto, de nuevo, que algunos de nuestros alumnos tienen tal o cual carencia o excelencia en tal o cual par¨¢metro. Ser¨¢ un aviso de que algo va bien o va mal, v¨¢lido en determinadas Comunidades y no en otras. Nada m¨¢s, nada menos. Deberemos, entonces, estudiar cuidadosamente de qu¨¦ par¨¢metro se trata -interpretarlo correctamente es esencial, porque el marco te¨®rico de PISA no es, exactamente pr¨®ximo a nuestra tradici¨®n cultural- decidir si es importante hacer algo al respecto... y, sobre todo, qu¨¦ hacer. No es evidente y depender¨¢ mucho de cada contexto. En todo caso, justo lo contrario de tirarnos mutuamente los trastos a la cabeza, con ocasi¨®n de PISA.
Una ¨²ltima reflexi¨®n. El que la sociedad conceda a las evaluaciones, por su impacto medi¨¢tico, una importancia desmedida puede significar, a la larga, un cambio sutil, pero importante, en los objetivos de la escuela. Como ha se?alado ya hace una decena de a?os M. W. Apple al analizar el creciente papel de la econom¨ªa de mercado en el sistema educativo, uno de los peligros que acechan cada tres a?os, con la llegada de los informes PISA, es poner el acento en la evaluaci¨®n antes que en la educaci¨®n. En medir el rendimiento del estudiante m¨¢s que en atender las necesidades del mismo. En lo que el estudiante pueda hacer para prestigiar la escuela, m¨¢s que en lo que la escuela pueda hacer para mejorar al estudiante.
Y no es eso.
Tom¨¢s Recio es catedr¨¢tico de la Universidad de Cantabria y miembro de la Comisi¨®n Klein del Comit¨¦ Internacional de Instrucci¨®n Matem¨¢tica
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