Arag¨®n se suma a Andaluc¨ªa y aprueba una ley de muerte digna
La norma sale adelante con el ¨²nico rechazo del Partido Popular.- Reconoce el derecho del paciente terminal a rechazar un tratamiento y no regula la objeci¨®n de conciencia de los profesionales sanitarios
El ¨²ltimo pleno de la legislatura de las Cortes de Arag¨®n sirvi¨® ayer para aprobar la ley de muerte digna con un amplio consenso y el ¨²nico rechazo del PP, que la considera una "trampa" hacia la eutanasia. Arag¨®n es la segunda comunidad tras Andaluc¨ªa que regula esta cuesti¨®n. Ambas autonom¨ªas se han adelantado al Gobierno central, que elabora un proyecto de ley sobre muerte digna cuya tramitaci¨®n parlamentaria est¨¢ previsto que se inicie en los pr¨®ximos meses.
La norma, una iniciativa legislativa de IU, recibi¨® el respaldo de PSOE, CHA, PAR e IU. Desarrolla el Estatuto de Autonom¨ªa, reformado en 2007, y regula el ejercicio de los derechos de la persona durante el proceso de su muerte y los deberes del personal sanitario, as¨ª como las garant¨ªas que las instituciones sanitarias estar¨¢n obligadas a proporcionar.
La ley reconoce, en el ¨¢mbito aragon¨¦s, el derecho al consentimiento informado, es decir, que cada ciudadano que afronte el proceso de su muerte en un centro sanitario, sea p¨²blico o privado, tiene derecho a ser informado sobre su pron¨®stico, as¨ª como de los tratamientos e intervenciones que se le puedan aplicar y, en funci¨®n de su voluntad, podr¨¢ autorizarlos o rechazarlos.
Los profesionales sanitarios estar¨¢n obligados a informar a los enfermos y deber¨¢n respetar su voluntad, independientemente de que, ¨¦ticamente, la voluntad del paciente o de su representante (si el afectado no es due?o de s¨ª mismo), coincida o no con la del profesional. No se regula el derecho a la objeci¨®n de conciencia.
La ley actualiza la normativa sobre el registro de ¨²ltimas voluntades, de car¨¢cter auton¨®mico y p¨²blico. Lo custodia el Gobierno de Arag¨®n y los profesionales sanitarios podr¨¢n acceder al mismo desde cualquier centro sanitario p¨²blico o privado de la comunidad como herramienta para garantizar el respeto a la voluntad del paciente. La norma protege, asimismo, las ¨²ltimas voluntades de los menores emancipados, que en el caso de Arag¨®n, por mor del Derecho Civil Foral, pueden serlo a partir de los 14 a?os.
La nueva ley dispone la creaci¨®n de comit¨¦s de ¨¦tica en cada uno de los ocho sectores sanitarios en que se divide Arag¨®n. Tales comit¨¦s valorar¨¢n los casos m¨¢s complicados. Tambi¨¦n se crea un Comit¨¦ de Bio¨¦tica para analizar los casos desde un punto de vista ¨¦tico y en funci¨®n de los avances m¨¦dicos.
Los pacientes tienen derecho a recibir tratamiento para el dolor, incluyendo la sedaci¨®n paliativa y cuidados paliativos integrales, estos ¨²ltimos incluso en el domicilio de su elecci¨®n. Los enfermos terminales podr¨¢n utilizar habitaciones individuales. Los profesionales sanitarios evitar¨¢n la "obstinaci¨®n terap¨¦utica", tambi¨¦n conocida como encarnizamiento terap¨¦utico.
Una "trampa" hacia la eutanasia
El diputado Adolfo Barrena (IU), impulsor de esta iniciativa legislativa, se?al¨® ayer que "la muerte digna forma parte de la vida digna" y, respecto a la objeci¨®n de conciencia, apunt¨® que est¨¢ reconocida en la Constituci¨®n y que quienes quieran formar parte de los servicios p¨²blicos deber¨ªan ejercitarla antes.
Ricardo Canals (PP) manifest¨® que el verdadero objetivo de IU era dar "dos pasos" adelante hacia la eutanasia y que la ley es una "trampa" hacia esa pr¨¢ctica ilegal en Espa?a, porque hay art¨ªculos que crear¨¢n conflicto. Critic¨® que la norma salga adelante sin aludir a la objeci¨®n de conciencia, porque habr¨ªa dado seguridad a los profesionales y, sobre todo, a los pacientes. La actuaci¨®n de m¨¦dicos y enfermeras queda en "tela de juicio", surgir¨¢n conflictos ¨¦ticos y muchas de sus acciones acabar¨¢n en los tribunles, advirti¨® Canals.
Javier Alonso, del PSOE, destac¨® que esta ley no es nada beligerante y supone un avance en el derecho de las personas a morir con dignidad y evitar sufrimientos innecesarios, con garant¨ªas para los pacientes, las familias y los profesionales de la sanidad.
Una norma estatal
En marzo de 2010, el Parlamento andaluz aprob¨® la que se convirti¨® en la primera ley de Espa?a que ordenaba los derechos de los pacientes terminales y las obligaciones de los profesionales que les atienden, y que es similar a la aprobada ayer por Arag¨®n. En noviembre pasado, el vicepresidente Alfredo P¨¦rez Rubalcaba anunci¨® que el Gobierno regular¨¢ por ley el derecho a la muerte digna de los enfermos terminales, y dijo que estaba previsto que el texto estuviera listo para marzo de 2011.
La nueva ley, que se denominar¨¢ de Cuidados Paliativos y Muerte Digna, permitir¨¢ a cualquier ciudadano "tener el derecho a morir dignamente, que es tanto como decir morir sin dolor cuando la ciencia m¨¦dica permite que as¨ª sea", seg¨²n declar¨® Rubalcaba. El vicepresidente precis¨® que se trata de garantizar los derechos de los familiares, los enfermos y los m¨¦dicos. "Cuando alguien est¨¢ terminal, no tiene soluci¨®n y lo que le espera por delante es un calvario; hoy la medicina tiene herramientas para que el paciente acabe su vida sin dolor y dignamente", recalc¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.