Jaque al para¨ªso fiscal
Italia acaba con la impunidad fiscal de la Iglesia cat¨®lica, que tambi¨¦n es la mayor casera en Espa?a Los obispos asisten at¨®nitos (y sobre todo mudos) al debate sobre si deben pagar impuestos en solidaridad con los desastres de la crisis
Los obispos asisten at¨®nitos (pero sobre todo mudos) al debate sobre su para¨ªso fiscal, en medio de una crisis que est¨¢ obligando a apretarse el cintur¨®n a todo el mundo. ?Perder¨¢n los eclesi¨¢sticos sus privilegios ante la Hacienda p¨²blica? ?Deber¨¢ pagar impuestos la Iglesia, como todo hijo de vecino? La decisi¨®n del Gobierno italiano, presidido por el tecn¨®crata cat¨®lico Mario Monti, de exigir a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica de su pa¨ªs el pago del impuesto de bienes inmuebles ha saltado las alarmas en Espa?a, donde los obispos gozan de inmunidad casi total ante el fisco.
Ya plante¨® el tema hace un a?o el exalcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallard¨®n, ahora ministro de Justicia, reclamando para sus arcas municipales, acosadas por deudas y d¨¦ficit, una compensaci¨®n del Estado por los tributos que no satisface al Ayuntamiento la confesi¨®n cat¨®lica, entre otras instituciones. Seg¨²n Ruiz-Gallard¨®n, el Ayuntamiento de Madrid ingresar¨ªa 94 millones anuales m¨¢s cada a?o. Ser¨ªan en toda Espa?a entre 2.000 y 2.500 millones, seg¨²n los expertos.
¡°?IBI todos o ninguno!¡±, clama una decena de organizaciones reunidas en Gij¨®n, entre ellas Europa Laica, Juventudes Socialistas e Izquierda Unida. Van a hacerse notar en Asturias durante la pr¨®xima campa?a electoral e inician su camino con una carta al presidente del Gobierno. Dicen: ¡°Los acuerdos entre el Estado espa?ol y la Santa Sede establecen una exenci¨®n total y permanente de la contribuci¨®n de los inmuebles de la Iglesia cat¨®lica, aunque esta instituci¨®n privada sea el mayor propietario de esos bienes. Esto supone que el Estado deja de ingresar m¨¢s de 3.000 millones cada a?o. En la actual situaci¨®n de crisis econ¨®mica y social consideramos una total falta de respeto, e incluso una burla, que se aumente a los ciudadanos el impuesto de la contribuci¨®n urbana, y que el mayor propietario no pague. Exigir a unos los tributos y eximir a otros de su pago, m¨¢xime cuando estos otros son poseedores de la mayor cantidad de bienes, es establecer privilegios y discriminaciones intolerables. Elevamos la m¨¢s en¨¦rgica protesta¡±.
Esta iniciativa nace en Gij¨®n, pero se incubaba desde que hace un a?o se cerr¨® sin consecuencias el debate facilitado en Madrid por Ruiz-Gallard¨®n. La disputa est¨¢ en la plaza p¨²blica y se extender¨¢ a medida que aumente la presi¨®n fiscal y arrecie la crisis en el bolsillo del ciudadano.
Los obispos tienen la ilusi¨®n de que sus fieles pagan un impuesto religioso
La Iglesia cat¨®lica est¨¢ exenta del IBI ¡ªy de otros muchos impuestos¡ª en virtud de los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede firmados en Roma el 3 de enero de 1979. ?Deben pagar los obispos el IBI, como los dem¨¢s propietarios? Voces eclesi¨¢sticas tachan de ¡°anticlericalismo casposo¡± y de ¡°laicismo agresivo¡± la idea de extender el modelo italiano a Espa?a. El portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, guard¨® silencio hace una semana cuando se le pregunt¨® sobre el tema. Se limit¨® a remitir la pregunta, con displicencia, al responsable econ¨®mico de su organizaci¨®n y presidente de la Cope, Fernando Gim¨¦nez Barriocanal. Este tom¨® la palabra para irse por la tangente. Dijo: ¡°El r¨¦gimen fiscal que tienen las instituciones de la Iglesia cat¨®lica, en su 99% no deriva de los acuerdos Iglesia-Estado, como la gente piensa. Deriva de la Ley de Mecenazgo 49-2002. En materia de IBI, por ejemplo, tenemos exactamente el mismo r¨¦gimen que cualquier fundaci¨®n y cualquier partido pol¨ªtico. No hay un r¨¦gimen de privilegio en ning¨²n caso. Debe quedar claro¡±.
Lo que se le hab¨ªa preguntado al obispo portavoz es si la Iglesia cat¨®lica no se ha planteado ¡°hacer un gesto, como pagar el IBI, en solidaridad con las dificultades del pueblo de Dios por la crisis¡±. Pese a lo dicho por el hombre de los dineros cat¨®licos, la realidad es que no es la vigente Ley de Mecenazgo, sino el concordato de 1979 (con el nombre de Acuerdo entre el Estado espa?ol y la Santa Sede sobre Asuntos Econ¨®micos), quien regula el r¨¦gimen fiscal de esta Iglesia, por el que la Conferencia Episcopal recibe cada mes del Ministerio de Hacienda dinero para pagar los salarios de obispos y sacerdotes.
As¨ª lo prescribe cada ejercicio fiscal la Ley de Presupuestos Generales del Estado en una de sus disposiciones adicionales. Este a?o ser¨¢n 248,3 millones. Adem¨¢s de esa asignaci¨®n tributaria mediante el IRPF, la Administraci¨®n p¨²blica paga, mediante el concordato de 1979, los salarios de decenas de miles de profesores de catolicismo y de cientos de capellanes castrenses, hospitalarios y penitenciarios. Tambi¨¦n subvenciona la ense?anza religiosa concertada con casi 4.000 millones, la conservaci¨®n del ingente patrimonio arquitect¨®nico eclesi¨¢stico y otras muchas actividades de la jerarqu¨ªa cat¨®lica. La cantidad total se acerca a los 10.000 millones de euros, seg¨²n Europa Laica. Unos 1.000 millones se deben al para¨ªso fiscal.
Nace en Gij¨®n una plataforma c¨ªvica con el lema ¡°IBI todos o ninguno¡±
Un ejemplo reciente de confusi¨®n es la restauraci¨®n de la catedral de Tarazona. Ha costado 20 millones de euros, pero la Iglesia cat¨®lica puso apenas 480.000 euros. El resto lo ha pagado la Administraci¨®n del Estado, con este reparto: Gobierno de Arag¨®n, 9,6 millones; Gobierno central, 6,9 millones; Gobierno central y Caja Inmaculada (partida conjunta), 2,3 millones, y Fundaci¨®n Tarazona Monumental, 400.00 euros. Entrar a la hermosa catedral costar¨¢ cuatro euros (billete normal). Ir¨¢n a parar a las arcas eclesi¨¢sticas sin impuesto alguno.
El historiador Stanley G. Paine ha hecho el recuento de las propiedades de la Iglesia romana en Espa?a, desde luego el mayor casero del reino despu¨¦s de la Administraci¨®n del Estado (o a la par). Este es el resumen: 100.000 propiedades, de las que 5.000 son edificios religiosos. ¡°En torno al 80% del patrimonio art¨ªstico de Espa?a es propiedad de la Iglesia, que tambi¨¦n dispone de 300 museos y 103 catedrales¡±, dice.
Sobre el dinero, el tambi¨¦n historiador William J. Callahan afirma que la Iglesia cat¨®lica dispone ahora de menos dinero que en el siglo pasado. Cierto. Durante el r¨¦gimen franquista, la Iglesia recib¨ªa para su funcionamiento entre el 1,25% y el 2% de los Presupuestos del Estado. Era, pese a todo, menos que el que le entreg¨® la dictadura de Miguel Primo de Rivera, en los a?os veinte.
¡°En 1970, la cantidad total que la Iglesia recib¨ªa, directa o indirectamente, sumaba la impresionante cifra de 2,6 billones de pesetas [15.626,3 millones de euros, casi 6.000 millones m¨¢s que ahora]¡°, sostiene Callahan. Son, arriba o abajo, las cantidades calculadas por Joan Castell¨¤-Gassol.
Ahora se sabe, sin embargo, que el general Francisco Franco estuvo a punto de cerrar el grifo a los obispos. Liderada por el cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n, la Iglesia oficial, impulsada desde Roma, buscaba un alejamiento del r¨¦gimen dictatorial, del que hab¨ªa sido durante d¨¦cadas el mayor apoyo. Eran los tiempos del Concilio Vaticano II.
Franco amenaz¨® en 1973 con dejar de financiar a la Iglesia, su principal sost¨¦n
Fue Gregorio L¨®pez Bravo, el ministro de Asuntos Exteriores, quien se lo advirti¨® a Taranc¨®n. Franco no quiere, pero recibe muchas presiones para que acabe sobre todo con la financiaci¨®n, le dijo. Eran tiempos de anticlericalismos de derechas, con la Falange en primera l¨ªnea de fuego.
L¨®pez Bravo a?adi¨®: ¡°El vaso est¨¢ lleno, basta una gota m¨¢s para rebosar¡±. Pero la dictadura aguant¨®, no sin abrir una c¨¢rcel solo para curas en Zamora y sin hacer el recuento a los prelados del dinero recibido del r¨¦gimen que ahora parec¨ªan detestar.
La cifra la desgran¨® Franco ante las Cortes con motivo de su 80? cumplea?os. ¡°Hab¨ªa que recordar a los obispos lo que deb¨ªan al r¨¦gimen. En dinero contante y sonante, hab¨ªan recibido 300.000 millones de pesetas. El discurso fue pronunciado el 7 de diciembre de 1972 y aireado convenientemente por la prensa, que sin duda hab¨ªa sido estimulada por el Gobierno. Los peri¨®dicos, como es f¨¢cil suponer, exageraron convenientemente la nota hablando de la ingratitud de la Iglesia¡±.
Lo escribe el historiador Luis Su¨¢rez en Franco y la Iglesia. A?ade que el Ministerio de la Vivienda prepar¨® con urgencia otro recuento. ¡°Se trataba de un balance de las cantidades invertidas en edificios y escuelas religiosas, y para reparar catedrales y otros monumentos. Se part¨ªa de 1942. Hasta 1973 superaba los 4.000 millones de pesetas¡±.
En 1979 los prelados se comprometieron a buscar f¨®rmulas de autofinanciaci¨®n
Stanley J. Payne no se atreve a dar cifras actuales, pero afirma que ¡°la pol¨ªtica socialista (se refiere a los Gobiernos de Felipe Gonz¨¢lez, entre 1982 a 1986) se mantuvo pragm¨¢tica, dispuesta a subsidiar a la Iglesia en asuntos que beneficiar¨ªan objetivamente a la sociedad espa?ola, como la educaci¨®n, mientas se resist¨ªa a incrementar las subvenciones por actividades religiosas en s¨ª¡±. A?ade que Alfonso Guerra, que negoci¨® con los obispos esos asuntos, se jact¨® de que ¡°el Gobierno socialista ha sido el que m¨¢s dinero ha dado a la Iglesia a trav¨¦s de los conciertos en educaci¨®n¡±.
¡°El Estado se compromete a colaborar con la Iglesia cat¨®lica en la consecuci¨®n de su adecuado sostenimiento econ¨®mico¡±, reza el art¨ªculo dos del concordato de 1979, firmado en Roma por el cardenal Villot y el ministro Marcelino Oreja, miembro relevante de la Asociaci¨®n de Propagandistas Cat¨®licos (ACdP). Los ingresos del episcopado por ese concepto ¡°no estar¨¢n sujetos a los impuestos sobre la renta o sobre el gasto o consumo, seg¨²n proceda¡±, a?ade el acuerdo. Proclamaba, adem¨¢s, ¡°la exenci¨®n total y permanente¡± del resto de los impuestos sobre todas las actividades eclesi¨¢sticas cat¨®licas. Y conclu¨ªa con esta cl¨¢usula: ¡°La Iglesia cat¨®lica declara su prop¨®sito de lograr por s¨ª misma los recursos suficientes para sus necesidades¡±.
No ha cumplido. Peor. En 2007, la Iglesia de Roma negoci¨® con el Gobierno de Zapatero, mediante un simple ¡°canje de notas¡±, el incremento, con ¡°car¨¢cter estable¡±, de un 34% de la asignaci¨®n que los obispos reciben de Hacienda cada a?o, cancelando su compromiso de autofinanciarse. El catedr¨¢tico Dionisio Llamazares, ex director general de Asuntos Religiosos, dice que ¡°suena a burla que la Iglesia, adalid de la ¨¦tica, diga ahora sin sonrojarse que el compromiso de alcanzar la autofinanciaci¨®n es unilateral y no exigible por el Estado¡±.
Diezmos y primicias. Huertos y jardines
Quien haya estudiado el catecismo antes de 1966, en la negra Espa?a nacionalcat¨®lica, recordar¨¢ el quinto de los Mandamientos de la Santa Madre Iglesia: Pagar diezmos y primicias a la Iglesia de Dios. Es el mandato del Astete (modernizado por Vilari?o), y en El Nuevo Ripalda para la Nueva Espa?a. Los mandamientos eran cinco: O¨ªr misa entera los domingos y fiestas de guardar; confesar al menos una vez al a?o, o antes si se espera haber peligro de muerte o si se ha de comulgar; comulgar por Pascua Florida; ayunar cuando lo manda la Santa Madre Iglesia, y el citado quinto: pagar los dichosos diezmos.
La formulaci¨®n de este ¨²ltimo mandamiento, explicaba el catequista, era de inspiraci¨®n b¨ªblica. Alud¨ªa a la d¨¦cima parte de las cosechas y el ganado y las primicias y los frutos nuevos y las cr¨ªas primog¨¦nitas que hab¨ªa establecido Mois¨¦s. Hasta tan lejos se remontaba la soberan¨ªa fiscal de la Iglesia de Roma all¨¢ donde mandaba. Espa?a fue uno de sus territorios, durante siglos, y los fieles le deb¨ªan satisfacer, por obligaci¨®n, esos diezmos y primicias, para el levantamiento de las cargas eclesi¨¢sticas y el ejercicio del ministerio pastoral.
Los te¨®logos justificaron el derecho de su Iglesia a recaudar impuestos con apelaciones al car¨¢cter de ¡°sociedad perfecta¡±. En el concordato de 1953 entre Franco y el Vaticano, que se public¨® en el BOE ¡°en el nombre de la Sant¨ªsima Trinidad¡±, no aparecen ya los diezmos. Se sustituyen por una ¡°congrua dotaci¨®n¡± entregada por el Estado para el sostenimiento del clero y el culto cat¨®licos, la ¨²nica religi¨®n en aquella resentida Espa?a.
Alejandro Nieto, catedr¨¢tico em¨¦rito de la Universidad de Valladolid y expresidente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, acaba de publicar un imponente retrato de una Espa?a anterior, la de Mendiz¨¢bal (Mendiz¨¢bal. Apogeo y crisis del progresismo civil. Historia pol¨ªtica de las Cortes Constituyentes de 1836-1837. Editorial Ariel). Es otra historia, llena de luces (grandes luces) y sombras. ?La desamortizaci¨®n! De aquellos polvos vienen estos lodos, porque el miedo a la Iglesia entonces inmensamente rica y poderosa, aplast¨® las buenas intenciones. Escribe el profesor Nieto: ¡°A la muerte de Fernando VII la Iglesia necesitaba un cambio profundo. Sus males ven¨ªan de muy atr¨¢s, y hab¨ªan sido denunciados implacablemente por los ilustrados. El Alto Clero estaba moralmente corrompido y el Bajo se debat¨ªa en la ignorancia y la miseria, mientras que los frailes ahogaban econ¨®micamente a la poblaci¨®n¡±.
La desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal escenific¨® la aconfesionalidad del Estado, pero no supuso abrazar la laicidad. Es la Espa?a de hoy, cuyo Estado tiene en n¨®mina a obispos y curas, como si fuesen funcionarios. No otra cosa es ¡ªse ponga como se ponga la caverna eclesi¨¢stica asilvestrada¡ª pagar cada mes sus salarios con dinero de todos los espa?oles, v¨ªa Presupuestos, porque sus fieles cat¨®licos no pagan impuesto religioso alguno.
De eso trata tambi¨¦n un estupendo informe del catedr¨¢tico Alejandro Torres, de la Universidad P¨²blica de Navarra. Se titula El principio de laicidad del Estado. Beneficios fiscales de las viviendas de los ministros de culto y los huertos y jardines de titularidad eclesi¨¢stica en Espa?a.
El art¨ªculo 31.1 de la Constituci¨®n dice que ¡°todos contribuir¨¢n al sostenimiento de los gastos p¨²blicos de acuerdo con su capacidad econ¨®mica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad¡±. Todos menos las huertas y los jardines de los eclesi¨¢sticos, tratados por el fisco mejor que los empleados p¨²blicos.
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