Siete a?os presa en Chiapas por no saber decir en espa?ol "yo no mat¨¦ a mi hijo"
Adela Ram¨ªrez nunca tuvo un int¨¦rprete en el juicio aunque solo hablaba lengua ind¨ªgena El gobernador la libera tras reconocer que su detenci¨®n fue injusta
Adela Ram¨ªrez sali¨® de noche de la cantina del T¨ªo Quique, en un pueblo ind¨ªgena del norte de Chiapas (M¨¦xico), en la que trabajaba como cocinera o acompa?ando a los hombres a beber, seg¨²n le pidiera su jefe. Aquella noche era 12 de noviembre de 2004 y bajo una faja de colores chillones, propia de las ind¨ªgenas choles, se escond¨ªa un embarazo de ocho meses del que iba a ser su segundo hijo.
En el camino a su casa, Adela, que entonces ten¨ªa 22 a?os, perdi¨® su propia historia. Analfabeta, pobre e ind¨ªgena acab¨® encarcelada. Un expediente judicial incompleto muestra c¨®mo a lo largo de los siete a?os y medio que pas¨® presa la Justicia puso en su boca diferentes versiones de lo que aconteci¨® aquel d¨ªa en el que sali¨® de la cantina y termin¨® condenada por matar a su hijo. Hace unas semanas, el pasado 27 de febrero, el gobernador de Chiapas, Juan Sabines, decidi¨® concederle la libertad, junto a otras dos reclusas, al considerar que su detenci¨®n hab¨ªa sido injusta y sell¨® el final de su historia con una fotograf¨ªa, hecha p¨²blica por el Gobierno, en la que se ve a Sabines con cara sonriente y a Adela agarrada a su carta de libertad.
El juez que la sentenci¨® a 15 a?os de prisi¨®n consider¨® probado que mat¨® a su hijo porque no quer¨ªa tenerlo. Aunque en el expediente judicial consta que Adela no sab¨ªa leer, escribir o hablar espa?ol, durante la vista nunca se le asign¨® un traductor. Ella fue poniendo su huella dactilar en toda cuanta versi¨®n se le ofrec¨ªa, sin entender apenas una palabra. Tuvieron que pasar varios a?os antes de que aprendiera espa?ol dentro de la c¨¢rcel para que su historia dejara de ser la de los dem¨¢s y as¨ª poder completar el relato de aquel d¨ªa de noviembre, que durante a?os qued¨® colgado en el momento en el que dej¨® la cantina.
Esa noche Adela asegura que se cay¨® por las escaleras de su casa. Con el golpe se le adelant¨® el parto y el ni?o no sobrevivi¨®. Ella, tal y como explica su abogada, dice que se desmay¨® y que no se despert¨® hasta llegar al hospital, por lo que no sabe si el beb¨¦ lleg¨® a respirar. La sentencia sostiene que s¨ª lo hizo y acusa a Adela de dejarlo morir. ¡°Una camarera, sola y pobre¡±, resume Martha Figueroa, abogada de mujeres, el resultado del caso.
La noticia de la liberaci¨®n inesperada por parte del gobernador le lleg¨® a Figueroa en Ciudad de M¨¦xico, donde asist¨ªa a un congreso. ¡°Vendr¨¢n m¨¢s liberaciones. Las mujeres nunca hemos sido oportunas hasta ahora, que est¨¢n las elecciones cerca¡±, dice.
Figueroa habla sin tapujos del ¡°p¨¦simo¡± funcionamiento de la justicia y de la indefensi¨®n de las mujeres. ¡°No digamos las ind¨ªgenas¡±, dice. En M¨¦xico, el 95% de las sentencias son condenatorias, seg¨²n datos de la asociaci¨®n Renace, que trabaja en la defensa de personas sin recursos. La abogada corrobora que en la mayor¨ªa de los casos hay irregularidades en el procedimiento, que en el caso de Adela, sostiene, se unieron a ¡°un sesgo discriminatorio injustificable¡±.
Adela aprendi¨® a hablar espa?ol en la c¨¢rcel para poder defenderse y contar su historia
El gobernador reconoci¨® en un comunicado tras la liberaci¨®n que "existen otros casos" de mujeres ind¨ªgenas injustamente encarceladas. "Gracias a las reformas legales realizadas en Chiapas en los ¨²ltimos cinco a?os podr¨¢n alcanzar su libertad", asegur¨®.
Mientras el gobernador se pone a ello, el trabajo sigue para Figueroa, de 57 a?os y con m¨¢s de 30 dedicada a la defensa de las mujeres que sufren marginaci¨®n. Este mes ha logrado que salgan de la c¨¢rcel Magdalena Velasco y Rosa ?lvaro. Las dos mujeres, tambi¨¦n ind¨ªgenas y analfabetas, acababan de cumplir un a?o en la prisi¨®n de San Crist¨®bal sin sentencia. Las detuvieron por, supuestamente, matar o intentar matar a sus hijos reci¨¦n nacidos, aunque ellas los niegan. El trabajo de la abogada para exigir pruebas y un traductor cualificado ha logrado frenar una condena segura. Como Adela, se enfrentaban a una acusaci¨®n de homicidio en grado de parentesco, con una pena de hasta 50 a?os.
El delito agravado por relaci¨®n familiar fue una reivindicaci¨®n hist¨®rica de los grupos feministas que lograron que se cambiara el c¨®digo penal para que en caso de que un hombre matara a una mujer, la relaci¨®n familiar no fuese un atenuante ¡ªcomo hasta entonces¡ª, sino un agravante. ¡°Se ha vuelto en nuestra contra. Casi nunca se usa para hombres, pero s¨ª para acusar de homicidio a mujeres que sufren abortos o malos partos¡±, lamenta Figueroa.
As¨ª fue en el caso de Adela, hasta que ella aprendi¨® a hablar espa?ol y pudo contar qu¨¦ pas¨® aquel d¨ªa que acab¨® entre rejas. O, como dir¨ªa la abogada, hasta que llegaron las elecciones y apareci¨® el gobernador para hablar de derechos humanos y hacerse una foto.
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