Seis meses sin Ruth y Jos¨¦
Las investigaciones sobre la desaparici¨®n de los dos peque?os contin¨²an sin avances
¡°Entre las 13.30 y las 17.30 horas de1 8 de octubre de 2011, el imputado Jos¨¦ Bret¨®n G¨®mez, mayor de edad penal, teniendo a su cuidado a sus dos hijos de 2 y 7 a?os de edad, Jos¨¦ y Ruth Bret¨®n Ortiz, por acuerdo con la madre encargada de la custodia de hecho de ambos hijos durante la tramitaci¨®n de las negociaciones para la separaci¨®n matrimonial, decidi¨® ocultar a los mismos, bien caus¨¢ndoles previamente la muerte, bien llev¨¢ndoselos a un sitio oculto fuera de la disposici¨®n de la madre. Desde ese momento hasta el d¨ªa de la fecha no se ha tenido conocimiento alguno del paradero de los dos menores y si los mismos siguen con vida¡±.
El lenguaje judicial es fr¨ªo, seco y as¨¦ptico; capaz de resumir en solo unas l¨ªneas telegr¨¢ficas un verdadero infierno. Un terror que se prolonga ag¨®nicamente desde hace ya seis meses, sin que, como se?ala el auto judicial de prisi¨®n contra Bret¨®n, del 17 de febrero, del que se ha extra¨ªdo el anterior entrecomillado, se sepa los m¨¢s importante: ?qu¨¦ les ocurri¨® y d¨®nde est¨¢n los hermanos Ruth y Jos¨¦?
Ruth Ortiz, la madre de los ni?os, la polic¨ªa y el juez est¨¢n convencidos de que todas las respuestas las guarda dentro de su cabeza el padre de los desaparecidos, Jos¨¦ Bret¨®n. Ortiz tiene la sospecha de que todo se debe a una venganza del progenitor por su intenci¨®n de divorciarse de ¨¦l (la demanda se acaba de interponer). Las pesquisas del juez y los agentes parten de la misma hip¨®tesis, ahondando en el car¨¢cter fr¨ªo, calculador, obsesivo y manipulador de Jos¨¦, como destacan los peritos psiqui¨¢tricos que le han examinado.
En prisi¨®n desde el 21 de octubre, Jos¨¦ sigue siendo el ¨²nico sospechoso en este caso de secuestro de menores y simulaci¨®n de delitos. Y no ha soltado prenda desde hace casi medio a?o. Su versi¨®n, que el juez de instrucci¨®n Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Lainz encuentra en muchos pasajes ¡°contradictoria¡± e ¡°incierta¡±, apenas ha variado en lo esencial.
El padre dice que la tarde del 8 de octubre, mientras paseaba con sus hijos por el parque Cruz Conde de C¨®rdoba, perdi¨® de vista unos instantes a los peque?os y estos desparecieron. Sigue afirmando que alguien se los llev¨®. Y a pesar de que la polic¨ªa, el juez y la fiscal, tras intensos interrogatorios, han destacado las incongruencias de su relato, en tiempos y lugares; aunque ya sabe que ni siquiera los registros de las c¨¢maras de vigilancia evidencian que los chiquillos llegasen al parque en su coche, Jos¨¦ Bret¨®n no ceja en repetir el mismo relato.
¡°El tiempo, simplemente, no cuadra¡±, dice el juez. ¡°Todo hace pensar que Jos¨¦ Bret¨®n pudiera haber planteado una estrategia dirigida a confundir, o incluso dar pistas falsas, demostrando una frialdad extrema en una forma de actuar que podr¨ªa presuponer una premeditaci¨®n absoluta en su forma de actuar¡±, escribe en su auto el juez.
Nadie ha podido saber todav¨ªa qu¨¦ pas¨® aquella tarde de s¨¢bado en que los ni?os se esfumaron. La finca que la familia Bret¨®n posee en Las Quemadillas, en el extrarradio de C¨®rdoba, ha obsesionado estos meses a los investigadores y al juez puesto que el padre ha indicado que all¨ª pas¨® las horas previas a la desaparici¨®n. Pero los registros no han dado respuesta alguna. Y los ni?os siguen sin aparecer.
La investigaci¨®n sigue. Se han sucedido las reconstrucciones policiales ordenadas por el juez y que, fij¨¢ndose en horas, minutos y segundos, parecen demostrar la falta de coherencia en el relato de Jos¨¦. Las pesquisas siguen a cargo de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) que se desplaza puntualmente desde Madrid. Ellos han dirigido los rastreos en alcantarillas, pozos, colectores, graveras y canteras cercanas a la casa de Las Quemadillas. La propia vivienda ha sido registrada varias veces, sin resultado. La falta de pruebas concluyentes ha llevado a Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez de Puerta, el abogado defensor del padre, a pedir en dos ocasiones la libertad de Bret¨®n.
El juez ha rechazado dicha solicitud, no solo por el ¡°riesgo de fuga¡±, sino porque, como se?ala el auto del magistrado, la puesta en libertad podr¨ªa dar al traste ¡°cualquier intento de encontrarlos, facilitando al encartado [Bret¨®n] la posibilidad de dificultar aun m¨¢s las posibilidades de su hallazgo; o incluso, de verse presionado por el seguro seguimiento policial al que se ver¨ªa sometido, a acabar definitivamente con la vida de sus hijos, de estar vivos¡±. Y se?alando la hip¨®tesis de que alguien m¨¢s estuviese implicado, la libertad de Bret¨®n podr¨ªa hacer que este terminara por ¡°abandonarlos a sus suerte ante el riesgo de no poder contar con el posible apoyo de terceras personas que durante tanto tiempo habr¨ªan tenido confiado el destino de sus dos hijos¡±.
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