La ofensiva antiaborto recorre Occidente
M¨¢s organizados y m¨¢s profesionales, los autodenominados ¡®provida¡¯ reactivan esta batalla ideol¨®gica en Europa y EE UU
La marea conservadora avanza. Contra el aborto, la educaci¨®n sexual, la contracepci¨®n, el matrimonio homosexual... Los grupos que se oponen abiertamente a estos derechos ganan terreno en Europa y Estados Unidos. Muy organizados y bien financiados, buscan contrarrestar los avances en salud sexual y reproductiva que se han logrado durante d¨¦cadas. Su discurso, gracias a sistemas pol¨ªticos cada vez m¨¢s a la derecha, resurge y ocupa un espacio creciente en la agenda pol¨ªtica. Y aprovechan ese soporte, se muestran sin complejos, con iniciativas para introducir en las leyes ideas como que la vida empieza con la concepci¨®n o que las escuelas deben ense?ar la importancia de la abstinencia sexual. Poco a poco, sus apoyos crecen. Sobre todo en la lucha contra el aborto, su caballo de batalla, el aglutinador de posturas al que empiezan a unirse tambi¨¦n ciudadanos y pol¨ªticos menos conservadores.
Esto es lo que est¨¢ ocurriendo en EE UU, donde la oposici¨®n al aborto se nutre en los ¨²ltimos tiempos de un n¨²mero creciente de dem¨®cratas e independientes. La laboriosa presi¨®n de los autodenominados grupos provida, en el Capitolio y fuera de ¨¦l, ha logrado una inversi¨®n notable de las tornas en las opiniones sobre el aborto con respecto a los a?os noventa. En 1995, un 56% de los estadounidenses se manifestaba a favor de la legalizaci¨®n de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo. Eran mayor¨ªa, por tanto. Hoy, esas cifras han cambiado posiciones y el apoyo a esta prestaci¨®n est¨¢ en un m¨ªnimo hist¨®rico: solo un 41% dice estar a favor del aborto y un 50% asegura estar en contra, seg¨²n un sondeo anual de Gallup.
Estos grupos agudizan su cr¨ªtica a la contracepci¨®n y la educaci¨®n sexual
En Europa no hay una encuesta similar, pero las iniciativas para restringir la interrupci¨®n del embarazo se suceden, aunque con poco ¨¦xito. ¡°Ning¨²n Gobierno ha tocado sus normas para endurecerlas, a¨²n, pero las propuestas son cada vez m¨¢s dr¨¢sticas¡±, analiza Irene Donadio, de la Federaci¨®n Internacional de Planificaci¨®n Familiar (IPPF) European Network. En Espa?a, el Gobierno de Mariano Rajoy ha confirmado que modificar¨¢ la ley ¡ªque actualmente permite a la mujer abortar sin dar explicaciones hasta la semana 14 de gestaci¨®n¡ª para limitar la prestaci¨®n. Es el que ha llegado m¨¢s lejos en sus intenciones. Pero no est¨¢ solo.
El a?o pasado, en Hungr¨ªa, el Gobierno del ultraderechista Viktor Orban modific¨® la Constituci¨®n para introducir en un art¨ªculo que la vida debe protegerse ¡°desde su concepci¨®n¡±. Aunque el pa¨ªs ¡ªdonde el aborto es libre hasta la semana 18¡ª no prev¨¦ a¨²n ninguna reforma. Tambi¨¦n Suiza, donde se vot¨® una propuesta ciudadana para eliminar el aborto de la financiaci¨®n p¨²blica; o Rusia, que pretend¨ªa obligar a las mujeres a escuchar el latido del feto, han paseado por ese camino.
Pero el ejemplo m¨¢s reciente del avance de grupos conservadores en Europa es la iniciativa ciudadana encabezada por el Grupo Popular Europeo ¡ªcon Jaime Mayor Oreja a la cabeza¡ª para eliminar de los programas de cooperaci¨®n internacional la financiaci¨®n a cualquier programa que haga referencia al aborto. Incluso al concepto de aborto seguro. Tambi¨¦n a organizaciones que tengan cualquier programa relacionado con esto; lo que podr¨ªa dejar sin financiaci¨®n, por ejemplo, a asociaciones centradas en la planificaci¨®n familiar.
Para Neil Datta, secretario del Foro Parlamentario Europeo de Poblaci¨®n y Desarrollo (EPF), esta iniciativa es el mejor ejemplo del avance del movimiento. Tras ella est¨¢n parlamentarios y organizaciones antiabortistas de toda Europa: Italia, Polonia, Hungr¨ªa, Austria o Lituania. L¨ªderes pol¨ªticos e instituciones con posturas muy pr¨®ximas al Vaticano.
Hungr¨ªa modific¨® su Constituci¨®n para proteger la vida desde la concepci¨®n
Pero ?qui¨¦nes son esos grupos? ?C¨®mo se mueven? Los autodenominados provida (o antielecci¨®n, en funci¨®n de qui¨¦n se refiera a ellos) no son unitarios. Comparten lucha e ideales, fundamentalmente la defensa de la ¡°familia natural¡±, pero pueden distinguirse en tres grandes familias. La primera, presente en toda Europa y la m¨¢s visible en Espa?a, es la alineada con las posturas del Vaticano. Con organizaciones como Derecho a Vivir, Hazteoir o Foro Espa?ol de la Familia. Asociaciones que beben de las ense?anzas de organizaciones estadounidenses, mucho mayores, m¨¢s experimentadas y, sobre todo, mucho mejor financiadas.
La segunda familia la integra una alianza formada entre cat¨®licos tradicionalistas angl¨®fonos (de Reino Unido e Irlanda) con evang¨¦licos holandeses, suizos y de los pa¨ªses de Europa del Este, y a la que se suman incluso algunos cristianos ortodoxos. Una corriente responsable de recientes iniciativas contra el aborto en Ruman¨ªa y la educaci¨®n sexual en Bulgaria, y cuyo brazo pol¨ªtico ser¨ªa el European Christian Political Movement.
La tercera familia es la m¨¢s radical. La encarnan entidades como Fraternidad de San P¨ªo X, que agrupa a los seguidores de Marcel Lefebvre, que rechazan el Concilio Vaticano II por modernista. O la nebulosa organizaci¨®n fundamentalista Tradici¨®n, Familia y Propiedad, considerada una secta en algunos Estados, y a quien muchos ven como el resquicio moderno de los movimientos fascistas europeos de los a?os treinta.
Una vieja bandera conservadora trata de reclutar a independientes
En EE UU, pa¨ªs de mayor¨ªa protestante, los grupos antiaborto est¨¢n m¨¢s en l¨ªnea con la segunda de esas familias. Y est¨¢n ganando la batalla. Por segunda vez en la historia reciente, sus simpatizantes son mayor¨ªa en el electorado. En ese pa¨ªs, la interrupci¨®n del embarazo ha sido legal desde 1973, cuando el Tribunal Supremo estableci¨® que la Carta Magna ¡°protege de la actividad del Estado en contra de la privacidad, incluido el derecho garantizado de la mujer a finalizar su embarazo¡±. Una encuesta de Gallup de ese a?o demostraba que en su sentencia el Supremo no hab¨ªa seguido el sentir mayoritario de la ciudadan¨ªa. Solo un 46% de los encuestados aseguraba estar a favor de ¡°una ley que le permita a la mujer acudir al m¨¦dico para finalizar el embarazo durante sus primeros tres meses¡±. Un 45% se opon¨ªa. Casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s, esa divisi¨®n se mantiene casi intacta.
Ahora se ve c¨®mo la fortaleza de estos grupos no solo se nutre de un s¨®lido apoyo, l¨®gico, de las bases republicanas y conservadoras. Tambi¨¦n de independientes y dem¨®cratas. En la ¨²ltima encuesta de Gallup, los dem¨®cratas partidarios del derecho al aborto han pasado del 68% al 58% en un a?o. Los que se identifican como "provida" han crecido del 27% al 34%.
¡°La cifra de estadounidenses provida crece, sobre todo por la generalizaci¨®n de las ecograf¨ªas y el descubrimiento de que un beb¨¦ es, ya desde su paso por el vientre, un ser humano formado¡±, asegura Kristen Day, directora ejecutiva del grupo Dem¨®cratas a Favor de la Vida. ¡°Antes de la formaci¨®n de nuestro grupo, los dem¨®cratas tem¨ªan expresar sus ideas a favor de la vida por la firme posici¨®n del partido a favor del aborto. Desde nuestra fundaci¨®n hemos visto c¨®mo m¨¢s dem¨®cratas han asumido que ser provida es leg¨ªtimo y acorde con sus ideales de ayudar a los desfavorecidos¡±.
Jimmy Carter tuvo que aplicar contra sus principios el fallo del Supremo
Los dem¨®cratas antiabortistas han encontrado a un l¨ªder en el expresidente Jimmy Carter. Recientemente, en una entrevista con la comentarista conservadora Laura Ingraham, Carter dijo: ¡°Nunca he cre¨ªdo que Jesucristo hubiera permitido el aborto, y ese era uno de los principales problemas a los que me enfrent¨¦ cuando era presidente, porque tuve que garantizar el cumplimiento de Roe v. Wade (la sentencia del Supremo del aborto), y aun as¨ª hice lo que pude para minimizar la necesidad de que se produjeran abortos. Facilit¨¦ las adopciones... Pero excepto en las instancias en que una vida est¨¢ en peligro o de violaci¨®n o incesto, no autorizar¨ªa en ning¨²n caso los abortos¡±.
Pero el avance de estos grupos es palpable en todo el mundo. Sobre todo, dice Marta O'Kelly, directora de la organizaci¨®n por los derechos sexuales y reproductivos RedActivas, en los ¨²ltimos 10 a?os. ¡°Han conseguido reforzarse y articularse mejor. Est¨¢n acaparando cada vez m¨¢s recursos y promoviendo estrategias de defensa de sus planteamientos a todos los niveles, nacional, regional y en la ONU, donde intentan lograr retrocesos en los derechos adquiridos¡±, opina.
?Por qu¨¦ ese avance ahora? Datta sostiene que esa lucha no es nueva. ¡°Siempre han estado en contra de la planificaci¨®n familiar o la educaci¨®n sexual, pero ahora perciben una oportunidad para hacer avanzar su agenda. Los grupos antielecci¨®n son una reacci¨®n a la evoluci¨®n de la sociedad. Tras cada gran progreso que concierne a los derechos humanos, los derechos de la mujer y la laicidad, se movilizan para conseguir una marcha atr¨¢s¡±, abunda.
Gita Sen, profesora adjunta de Poblaci¨®n y Salud Internacional de la Universidad de Harvard y experta en salud sexual y reproductiva, cree adem¨¢s que esta corriente utiliza el aborto, un tema de debate con muchas connotaciones no solo pol¨ªticas, sino tambi¨¦n religiosas y espirituales, para ir ganando posiciones y abordar esas otras cuestiones. ¡°Como la que busca frenar el uso de la contracepci¨®n o la que se opone a la educaci¨®n sexual¡±, dice. Batalla, en la que est¨¢n tambi¨¦n cada vez m¨¢s activos.
Y sorprende, porque el uso de la p¨ªldora o el preservativo est¨¢n asentados en todos los pa¨ªses occidentales, donde junto a otros m¨¦todos de planificaci¨®n familiar han supuesto un avance en la incorporaci¨®n de la mujer al empleo y en su participaci¨®n activa en la sociedad. Con la educaci¨®n sexual no ocurre lo mismo. Sobre todo en los pa¨ªses de tradiciones cat¨®licas, como Espa?a, donde la Iglesia y estos grupos opositores han jugado un papel fundamental para frenar el desarrollo de programas de formaci¨®n en las escuelas e institutos.
"Tratan de erosionar todas las opciones de libertad que tienen los ciudadanos, incluida la reproductiva¡±, dice una experta
¡°Los grupos antielecci¨®n intentan promover sus puntos de vista y estigmatizar los derechos sexuales y reproductivos difundiendo informaci¨®n err¨®nea¡±, analiza Irene Hern¨¢ndez, de la IPPF. ¡°Por ejemplo, que los condones no reducen estad¨ªsticamente el riesgo del VIH o que la educaci¨®n sexual promueve la promiscuidad y la irresponsabilidad. Tratan de erosionar todas las opciones de libertad que tienen los ciudadanos, incluida la reproductiva¡±, a?ade.
Esos ataques, dice Hern¨¢ndez, han llegado a obstaculizar pol¨ªticas p¨²blicas. Como la limitaci¨®n de la anticoncepci¨®n de emergencia en algunos pa¨ªses de Am¨¦rica, como Honduras. Una restricci¨®n que tambi¨¦n estudia Espa?a. Gillian Kane, asesora de Ipas, entidad que trabaja por los derechos sexuales de la mujer, cree, de hecho, que Espa?a juega un papel clave en el liderazgo del movimiento en Europa. Sobre todo con la llegada al poder del PP.
Un ejemplo de ese liderazgo, dice, es la celebraci¨®n a finales de mayo en Madrid del Congreso Mundial de Familias, donde se dieron cita asociaciones antielecci¨®n de todo el mundo. Entre ellas, varias estadounidenses, como Howard Center, Focus on the Family o Alliance Defense Fund, una entidad con un presupuesto de 30 millones de d¨®lares (logrados con donaciones privadas) y que cuenta con un equipo de abogados que trabaja presentando recursos en los tribunales de EE UU por el derecho de los padres a decidir la educaci¨®n de sus hijos o contra el matrimonio homosexual.
En Espa?a, sin embargo, las organizaciones son mucho m¨¢s modestas y j¨®venes. Ignacio Arsuaga, presidente de Hazteoir, una de las mayoritarias y tambi¨¦n una de las convocantes del congreso de familias, reconoce que entidades como la suya est¨¢n ahora m¨¢s vivas. ¡°La llegada de Rodr¨ªguez Zapatero al poder en 2004 y la aprobaci¨®n de leyes como la del matrimonio homosexual, Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa o, en 2009, la reforma de la ley del aborto fueron el revulsivo para la movilizaci¨®n¡±, dice. Ahora, con la llegada de Rajoy, ven la oportunidad de influir para cambiarlas. ¡°Cuando Aznar estuvo en el poder no cambi¨® la ley del aborto, no queremos que se repita¡±, dice Arsuaga.
¡°Cuando Aznar estuvo en el poder no cambi¨® la ley del aborto, no queremos que se repita¡±, dicen en HazteOir
Quiz¨¢ ahora la sociedad tampoco apoye ese cambio. Porque aunque Espa?a es uno de los pa¨ªses en los que las manifestaciones de estos grupos son las m¨¢s numerosas de Europa, el apoyo a que la ley permita el aborto es mayoritario. Lo apoya un 75% de la poblaci¨®n, seg¨²n la ¨²ltima encuesta de Metroscopia. Aunque con matices: son favorables el 57% de los votantes del PP, el 86% de UPyD, el 89% del PSOE y el 93% de IU.
El director de Hazteoir expone que es precisamente en esa poblaci¨®n sobre la que tratan de influir. El avance en Europa de grupos como el suyo, analiza, se apoya en dos factores: la influencia del modelo estadounidense; y la profesionalizaci¨®n de un movimiento formado por asociaciones que trabajan m¨¢s como una empresa que como un grupo de voluntarios guiados por unos mismos ideales. Hazteoir (5.200 socios) ha pasado de tener un presupuesto de 850.000 euros en 2010 a m¨¢s de 1,4 millones en 2011. ¡°Con donaciones privadas¡±, matiza Arsuaga.
Ahora organizaciones como el European Center for Law and Justice (sucursal de una entidad estadounidense que busca influir en Europa), comienzan tambi¨¦n a judicializar su causa con recursos en los tribunales estatales y en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, donde han logrado una sentencia que no obliga a los pa¨ªses a reconocer el matrimonio homosexual.
¡°Hay que defender los derechos fundamentales y en lo que creemos en los tribunales¡±, dice Arsuaga. Y en esa palabra ¡®derechos¡¯ est¨¢ para Gillian Kane la clave del cambio de discurso y el avance del movimiento. ¡°Se est¨¢n apropiando del lenguaje de derechos humanos para apoyar sus argumentos en contra de los derechos sexuales. Argumentan que va contra su derecho a la libertad de expresi¨®n o a la religi¨®n que se les obligue a respetar los derechos de los gais o el acceso a derechos reproductivos¡±, sostiene.
Ulrika Karlsson, portavoz en el Parlamento sueco de temas de salud sexual y reproductiva y miembro del grupo de los Moderados (conservadores liberales) constata ese avance. Aunque para ella, proveniente de un pa¨ªs l¨ªder en la implantaci¨®n de estos derechos, ser conservador nada tiene que ver con estar en contra del aborto o la contracepci¨®n. En Suecia, aunque su influencia es minoritaria, han tratado de boicotear la educaci¨®n sexual, obligatoria en las escuelas, tratando de asociar la edad de inicio de esas clases con la del deb¨² sexual. ¡°Hemos escuchado preguntas como si est¨¢ bien comenzar a tener sexo a los cinco a?os¡±, dice Karlsson. ¡°Pero el n¨²cleo de la educaci¨®n sexual es el conocimiento sobre la sexualidad, enfermedades, anatom¨ªa, anticonceptivos¡¡±, dice.
El porcentaje de estadounidenses contra el aborto subi¨® del 27 al 34%
Ense?anzas clave para Jon O¡¯Brien, director de Catholics for Choice, que cree que estas iniciativas restrictivas parten de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica o cuentan con su apoyo, aunque no convencen a la poblaci¨®n de base. ¡°Est¨¢n provocando una guerra cultural desastrosa para los cat¨®licos y su acceso a los derechos reproductivos¡±.
Y ejemplo de esa batalla es EE UU, un pa¨ªs que los grupos provida toman como referencia. All¨ª la defensa del aborto no ha seguido un camino similar al de otras causas sociales que tomaron fuelle en los a?os setenta, como el matrimonio gay o el ecologismo. EE UU sigue dividido sobre la interrupci¨®n del embarazo. Un sondeo anual del prestigioso centro de estudios Pew de Washington mantiene que, desde 1995, una ligera mayor¨ªa de estadounidenses favorece que el aborto se mantenga legal para algunos supuestos, mientras menos de un 45% es favorable a ilegalizarlos del todo.
Pero, seg¨²n ese estudio, las generaciones m¨¢s j¨®venes en EE UU est¨¢n menos a favor del aborto que las de sus padres. Hay un ligero descenso progresivo en el apoyo a esta prestaci¨®n, que sit¨²a a los de menos de 30 a?os cerca de los mayores de 65, que solo est¨¢n a favor de la legalizaci¨®n del aborto en un 48%. Si el apoyo al matrimonio gay s¨ª ha aumentado de forma apabullante entre las generaciones m¨¢s recientes, el aborto a¨²n divide notablemente a la sociedad estadounidense. Y, en realidad, a la de todo el mundo.
Contra los derechos sexuales
Hungr¨ªa. En 2011, el Gobierno h¨²ngaro inici¨® una campa?a contra el aborto, financiada en un 80% con dinero proveniente de subvenciones de la UE. Los anuncios, que mostraban a un feto en el vientre de la madre y el mensaje "si tu no est¨¢s preparada para m¨ª, dame en adopci¨®n. ?D¨¦jame vivir!", caus¨® una gran pol¨¦mica. Las instituciones europeas, inc¨®modas por c¨®mo usaron sus fondos, obligaron a Hungr¨ªa a retirarla.
Reino Unido. La conservadora Nadine Dorries ha propuesto que se obligue a las escuelas brit¨¢nicas a "proveer cierta educaci¨®n sexual a las chicas entre 13 y 16 a?os, para informarlas de los beneficios de la abstinencia sexual".
Turqu¨ªa. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha manifestado su intenci¨®n de modificar la ley del aborto, legal en este pa¨ªs hasta la semana 10 de gestaci¨®n. "?Cu¨¢l es la diferencia entre matar a un beb¨¦ en el vientre materno y matarlo despu¨¦s de nacer?", ha dicho. Para ¨¦l, el apoyo al aborto debe verse como "un siniestro plan para debilitar el pa¨ªs".
Rusia. El a?o pasado, dos parlamentarios rusos de diferentes partidos, propusieron un paquete de medidas legislativas con el que pretend¨ªan que se obligase a la mujer que solicitase un aborto a escuchar los latidos del feto y a ver la ecograf¨ªa de su embarazo. Tambi¨¦n pretend¨ªan exigirle el permiso de su pareja para interrumpirlo.
Espa?a. El Gobierno ha anunciado que modificar¨¢ la ley del aborto para endurecerla. Adem¨¢s, el Gobierno estudia restringir el acceso a la anticoncepci¨®n de urgencia y volver a exigir la prescripci¨®n m¨¦dica para obtenerla
La declaraci¨®n de Estambul. La ¨²ltima declaraci¨®n parlamentaria mundial gu¨ªa para los Objetivos del Milenio de la ONU en salud reproductiva alertaba sobre la corriente antielecci¨®n: "Prestaremos especial atenci¨®n a las acciones de algunos grupos en todo el mundo encaminadas a socavar el programa de la CIPD [estos objetivos], especialmente el derecho de las personas a determinar el tama?o de sus familias", dice la declaraci¨®n de Estambul, impulsada por la UNFPA y el Foro Europeo de Poblaci¨®n y Desarrollo.
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