La protesta callejera rodea R¨ªo+20
Todos asumen en el Riocentro que la cumbre pasar¨¢ a la historia como una de las m¨¢s decepcionantes de las ¨²ltimas d¨¦cadas
La Cumbre de la Tierra para el Desarrollo Sostenible Rio+20 pierde pulso a medidas que pasan las horas. Todos asumen en el Riocentro (la sede donde se desarrollan las discusiones) que no habr¨¢ sorpresas de ¨²ltimo minuto y que este c¨®nclave pasar¨¢ a la historia como uno de los m¨¢s decepcionantes de las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Resulta dif¨ªcil entender c¨®mo puede comenzar una cumbre de este calado (con m¨¢s de cien l¨ªderes mundiales) con unas conclusiones ya decididas. Y menos a¨²n que se desarrolle durante tres d¨ªas de mon¨®logos y discursos, prescindiendo de discusiones o negociaciones que aporten algo nuevo o que cuestionen la validez del texto que se pretende aprobar.
Mientras tanto, en las calles de R¨ªo de Janeiro los manifestantes no dan tregua. En ning¨²n caso se trata de reivindicaciones violentas, aunque s¨ª masivas y por tanto representativas de un amplio espectro de la sociedad civil. El primer d¨ªa de la cumbre marcharon por el centro de la capital tur¨ªstica de Brasil decenas de miles de personas movilizadas por la Cumbre de los Pueblos, una especie de contracumbre que se desarrolla durante estos d¨ªas en el precioso parque de Flamengo, ba?ado por la bah¨ªa de Guanabara.
Contra el capitalismo
La manifestaci¨®n, como tantas otras que se desarrollan, arremeti¨® contra el ¡°capitalismo verde¡±, es decir, el capitalismo disfrazado de ecologismo. Bajo esta bandera marchan por los diferentes barrios de R¨ªo organizaciones ambientales, indigenistas, feministas, sindicales, pol¨ªticas o estudiantiles. Y el capitalismo voraz est¨¢ en el punto de mira de todas ellas.
Ayer lleg¨® hasta la puerta de la Cumbre Rio+20 un grupo de 400 indios de diferentes etnias, principalmente amaz¨®nicas, para reivindicar su derecho a vivir en paz en las tierras de sus ancestros, tantas veces violadas en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Quiz¨¢s fue la movilizaci¨®n m¨¢s pintoresca de todas las que se han presenciado en los ¨²ltimos d¨ªas, aunque los indios estuvieran rodeados por un cord¨®n policial que no permit¨ªa el acercamiento de espont¨¢neos y curiosos.
Los manifestantes portaban arcos y flechas pero, contrariamente a lo que se pueda pensar, lo que se proteg¨ªa era la vida de los propios ind¨ªgenas, muy vulnerables a las enfermedades de la sociedad urbana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.