Sin innovaci¨®n ni estrategia
Mientras Francia apuesta por la educaci¨®n Espa?a recorta y sigue muy por detr¨¢s en ense?anza e I+D
Desalienta comprobar la obstinaci¨®n espa?ola en hipotecar el futuro del pa¨ªs. Cuando hemos sabido que el presidente franc¨¦s Fran?ois Hollande ha puesto en marcha una de sus promesas electorales estrella, la contrataci¨®n de 60.000 nuevos profesores para el sistema educativo galo y refuerzos para la primaria, entre otras medidas, es inevitable sentir una punzada de envidia. Los poderes p¨²blicos franceses est¨¢n preocupados con los datos relativamente grises de sus alumnos y su creciente p¨¦rdida de habilidades. Y ello a pesar de que los resultados en las pruebas internacionales, como la de PISA, demuestra que los estudiantes franceses siguen situ¨¢ndose por encima de la media de los pa¨ªses de la OCDE. Es una prueba m¨¢s de que en otras latitudes los pol¨ªticos saben d¨®nde tienen que poner las luces largas.
Huelga decir que los alumnos espa?oles logran peores resultados que los franceses en todas esas pruebas. Es un problema que no se ataja en poco tiempo. Como todos los especialistas se cansan en alertar, la inversi¨®n en educaci¨®n, como la inversi¨®n en I+D, es de efectos retardados, y necesita una apuesta sostenida en el tiempo. Pero los frutos no tardan tanto en florecer como parece y estos se recogen en forma de m¨¢s innovaci¨®n y m¨¢s riqueza. Se me ocurre que no puede ser casualidad que Finlandia lidere las listas de alumnos m¨¢s preparados y que haya sido durante tantos a?os ¡ªsiendo un pa¨ªs tan peque?o¡ª l¨ªder en tel¨¦fonos m¨®viles gracias a su gran marca, Nokia. Y tampoco puede ser casualidad que el liderazgo mundial en este terreno lo ostente hoy la surcoreana Samsung, por encima incluso del gigante estadounidense Apple, y que, a su vez, los alumnos de nueve a?os de ese pa¨ªs (seg¨²n el informe PIRLS y TIMSS de 2011) ocupen el segundo lugar en conocimientos matem¨¢ticos y el primero en ciencias.
Por cierto que en este terreno de los m¨®viles, uno de los sectores tecnol¨®gicos m¨¢s din¨¢micos del momento, Espa?a no tiene ninguna aportaci¨®n que hacer, pero s¨ª es uno de los mejores clientes del mundo. Un estudio de Telef¨®nica ha demostrado recientemente que este pa¨ªs es el que m¨¢s smartphones utiliza de la UE con seis millones de ciudadanos permanentemente conectados. Es una suerte poder tener acceso a estos dispositivos que abren el mundo al usuario, pero en t¨¦rminos econ¨®micos esta es una transferencia millonaria y permanente de divisas hacia las firmas que los fabrican, que no est¨¢n radicadas en Espa?a y que, adem¨¢s, utilizan (algunas de ellas) unos mecanismos legales que les permiten evitar el pago al fisco espa?ol en la medida que razonablemente debieran.
Somos buenos clientes de ¡®smartphones¡¯, pero Espa?a no figura entre los primeros en las listas de innovaci¨®n
En toda Europa, seg¨²n la Comisi¨®n Europea, faltan cient¨ªficos. En Espa?a, de manera particular, se echa de menos m¨¢s alumnos en formaci¨®n profesional y m¨¢s estudiantes interesados en las competencias cient¨ªficas y tecnol¨®gicas. En ello s¨ª que reside el futuro de un pa¨ªs desarrollado. Pero los pol¨ªticos actuales, y muy especialmente los que dise?an las l¨ªneas b¨¢sicas en la Uni¨®n Europea, parecen haberse tapado los ojos ante esta tozuda realidad y a la crisis de la deuda han a?adido unas exigencias de austeridad de las que ellos mismos empiezan a desconfiar, dados los resultados. En este sentido, ha sido llamativo el enfrentamiento entre Mariano Rajoy y Angela Merkel. El primero, que no ha dudado en acometer recortes en el sistema educativo y la I+D, ha llamado a Berl¨ªn para que ponga en marcha las pol¨ªticas expansivas que nos sacar¨ªan del pozo. La segunda ha contestado educada, pero inflexible, que Alemania ya est¨¢ haciendo sus deberes y que Espa?a puede y debe aumentar sus inversiones en Latinoam¨¦rica, por ejemplo, ya que su respuesta ha tenido lugar en Santiago de Chile.
Rajoy parece estar convencido de que la culpa de lo que nos ocurre siempre es de los dem¨¢s y, por tanto, las recetas de la recuperaci¨®n tambi¨¦n deben llegar de fuera. Pero de vez en cuando no estar¨ªa mal que ¨¦l intentase aplicar esas mismas f¨®rmulas; o alguna de ellas. Al otro lado de los Pirineos, donde preocupa la reducci¨®n de la fabricaci¨®n de autom¨®viles, el paro y el peor resultado de los alumnos (tras a?os de pol¨ªticas neoliberales), se apuesta decididamente por la mejora de la educaci¨®n. Aqu¨ª se impone un cortoplacismo que recorta nuestro horizonte sin ninguna apuesta estrat¨¦gica conocida.
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