La polinizaci¨®n peligra por el declive de las abejas silvestres
La mala salud de las colmenas no es el problema: los polinizadores salvajes hacen el trabajo y las pasan a¨²n peor
El despoblamiento de las colmenas, una enfermedad que elimina a la mayor parte de una colonia de abejas, lleva una d¨¦cada angustiando a los apicultores de toda Europa y la mitad de Estados Unidos, y no han sido pocas las investigaciones sobre los par¨¢sitos, virus, bacterias y condiciones ambientales que lastiman a estos insectos dom¨¦sticos. Los ¨²ltimos datos, sin embargo, indican que esos trabajos han errado el tiro. No porque est¨¦n mal hechos, sino porque el problema realmente grave est¨¢ en otro sitio: en los insectos polinizadores silvestres, que son los responsables de gestionar de la mayor parte de los cultivos esenciales para la alimentaci¨®n mundial. Y que lo est¨¢n pasando todav¨ªa peor que sus camaradas domesticadas.
Un consorcio internacional coordinado por Lucas Garibaldi, del Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas en San Carlos de Bariloche, Argentina, ha revelado en una investigaci¨®n masiva sobre 41 de las principales plantas de cultivo en los cinco continentes que no son las abejas de colmena, sino los insectos silvestres ¨Cmuchos de ellos tambi¨¦n abejas¡ª los que polinizan esos cultivos con mayor eficacia.
El trabajo de los polinizadores silvestres produce el doble de fruta (o frutos, m¨¢s en general) que el de sus colegas asalariadas. Esta es la mejor forma de medir el rendimiento de estos insectos: el fruto es el resultado directo de la polinizaci¨®n de una flor; y las semillas son el indirecto.
La principal conclusi¨®n del macroestudio es que, pese a que las colmenas de los apicultores pueden ayudar en la tarea de polinizar los cultivos, curarlas de sus enfermedades puede ser un empe?o demasiado costoso. Aunque tuviera un ¨¦xito del 100% --y en la actualidad nos aproximamos m¨¢s al otro extremo de la escala¡ª, la apicultura no podr¨¢ nunca cubrir la baja de los polinizadores de campo abierto, si esta llegara a producirse. Y lo peor es que ya da signos.
¡°La supervivencia humana depende de muchos procesos naturales, o servicios de los ecosistemas, que no suelen contabilizarse en los estudios de mercado¡±, escriben Garibaldi y sus colegas en Science. ¡°La degradaci¨®n global de esos ¡®servicios¡¯ empobrece la capacidad de la agricultura para satisfacer la demanda de una poblaci¨®n humana cada vez m¨¢s numerosa y con m¨¢s recursos¡±. La polinizaci¨®n por los insectos silvestres es un paradigma entre esos servicios ecosist¨¦micos, y uno de los m¨¢s vulnerables, seg¨²n los cient¨ªficos del consorcio. No solo la abundancia, sino tambi¨¦n la diversidad de estos trabajadores ¡®espont¨¢neos¡¯, est¨¢ declinando en todos tipo de campos de cultivo.
Otra investigaci¨®n de Laura Burkle y sus colegas de las universidades de Washington, Montana e Illinois, tambi¨¦n presentado hoy en Science, muestra un buen ejemplo de los procesos implicados en ese empobrecimiento general. Los investigadores han aprovechado los registros hist¨®ricos sobre interacciones planta-polinizador particularmente detallados del estado de Illinois, que se remontan a finales del siglo XIX. Y muestran que el ¡®servicio¡¯ de polinizaci¨®n silvestre no ha hecho m¨¢s que declinar desde entonces, tanto en cantidad como en calidad.
La principal raz¨®n de esta p¨¦rdida, concluyen los autores, es la desaparici¨®n, o erradicaci¨®n, de la mitad de las especies de abejas silvestres que campaban por la zona en el siglo XIX, y tal vez desde hace 10.000 a?os. Otro factor es el cambio clim¨¢tico, que ha desfasado la temporada de floraci¨®n con las fechas de m¨¢xima actividad de las abejas. Pero este es justo uno de los inconvenientes que podr¨ªan evitarse si las especies de abejas fueran m¨¢s diversas. La variedad garantiza que haya al menos una especie para cada temporada. O para cada nuevo imprevisto causado por la inventiva humana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.